miércoles, 23 de diciembre de 2015

La reforma política de los políticos y la que realmente necesitamos.



El presidente del PRI, el de Morena, el del PAN y probablemente los de los otros partidos menores, entre ellos el PRD son sólo capaces de bosquejar reformas a modo. Todos desconocen la política contemporánea y mucho más el beneficio de los ciudadanos y de la nación. 

Armando Enríquez Vázquez.

En las últimas semanas, por el temor que Andrés Manuel López Obrador supone a los políticos que han saqueado el país, al menos eso dice y cree el cacique tabasqueño, el Presidente del PRI Manlio Fabio Beltrones pretextando ahorros para la nación, ha puesto sobre la mesa la necesidad de una nueva reforma política en nuestro país. Rápidamente tanto Ricardo Anaya, como Agustín Basave se han declarado a favor de hacer más imperfecta la deficiente democracia mexicana.
Una reforma política propuesta por los políticos y que encierra en el fondo una maquillada a la Constitución que permita al PRI mantener un poder que de otra manera parece difícil que mantenga en el 2018. Que muestra por lo que ha dejado ver Beltrones en su raquítica y mercenaria propuesta que lo que está bien en trapacerías para el Partido Verde, no está permitido para otros adversarios políticos del PRI.
El presidente del PRI, el de Morena, el del PAN y probablemente los de los otros partidos menores, entre ellos el PRD son sólo capaces de bosquejar reformas a modo que olvidan los asuntos realmente importantes en materia de política, como buenos dinosaurios todos desconocen la política contemporánea y mucho más el beneficio de los ciudadanos y de la nación.
De hecho, los importantes asuntos que deben contemplarse en una reforma política, esos que ha puesto sobre la mesa el presidente del PRI, son los más intrascendentes de todos. Los más sectarios y excluyentes.
México está claro requiere de una reforma política que debe contemplar antes que nada una segunda ronda de votación que asegure que el presidente electo realmente represente a la mayoría de los votantes y no a la primera minoría de los mismos como resulta en el caso del actual presidente del país. Peña Nieto, de acuerdo a los datos de la elección de 2012, recibió menos votos que la suma de los votos recibidos por sus dos principales oponentes. Peña Nieto es presidente gracias a la primera minoría y claramente ha gobernado para ella en estos tres años.
Necesitamos la eliminación de todos los diputados y senadores plurinominales y no sólo al número propuesto y que le conviene a Beltrones y su partido. En México estamos cansados de mantener a una serie de vividores que ningún bien hacen a los ciudadanos y si a los intereses mezquinos de la partidocracia, es inaudito que hoy alguien como Carmen Salinas se proclame representante popular cuando nadie absolutamente nadie votó por ella.
Se necesita que los mexicanos volvamos a creer en los árbitros de la contienda electoral, para lo cual es necesario la desaparición de todos los funcionarios del actual INE y de los tribunales electorales de los estados. Se necesita que se reforme la manera en que los consejeros electorales son designados para evitar que existan los Ciro Murayama o las Beatrices Galindo y Adrianas Favela que sin ningún pudor permitieron que una parvada de tucanes malandrines se burlara de la constitución del poder legislativo y sobre todo de los mexicanos, sirviendo a los transparentes intereses de la voracidad priísta y su ansia por tener la mayoría en la cámara de diputados. El ataque de los bots del PRI en twitter durante el fin de semana en contra de Santiago Nieto demuestra que para el tricolor las posiciones partidistas son correctas únicamente cuando el personaje en la discusión haya tenido antecedentes priístas. Como si eso hiciera menos bribón a Arturo Escobar del Partido Verde, a ese grado cero de la inteligencia política hemos llegado, y esos personajes son los que se atreven a hablar de reforma política.
Se necesita bajar de manera drástica el financiamiento de partidos políticos, fiscalizar los gastos de campaña, reducir los montos de dinero permitidos en las campañas políticas, eliminar a la creciente burocracia del INE y bajar su presupuesto de manera drástica. No se necesitan tantos spots en radio y televisión que no dicen ni aportan nada, como tampoco se puede perder dinero en un país con las carencias que tiene el nuestro en renovar cada vez que se le antoja al INE la credencial para votar, máxime cuando se trata de la única identificación oficial con la cuentan millones de mexicanos.
Es hora de que el PRI apoye la reforma electoral de la Ciudad de México y sea responsable de sus dichos y promesas con los capitalinos, lo mismo que el PAN y principalmente el PRD, que ha traicionado a los habitantes de la ciudad a tiro por viaje.
México necesita una reforma política que fortalezca la llamada democracia, no que la someta al capricho de los partidos políticos que tanto daño siguen haciendo al país. México requiere una reforma política en la que participemos y propongamos los ciudadanos y no los políticos que resguarden los intereses de su oligarquía.
México necesita una reforma política que permita que el presidente de la nación sea impugnado, separado de su cargo y juzgado en caso de ser culpable de delitos en contra del país como hemos visto que sucedió en Guatemala y esta en proceso de suceder en Brasil. Sobre todo, porque después de presidentes como Carlos Salinas, Luis Echeverría, José López Portillo y el actual, no podemos seguir cruzados de brazos viendo como una camarilla de hampones disfrazados políticos vacían las arcas del país y lo sumen en la pobreza e ignorancia comprometiendo el futuro del país.
Cuando estos politiquillos serviles que ocupan las curules y escaños del Congreso de la Unión intenten reformar la Constitución para ponerse a modo instituciones y procesos electorales, debemos estar ahí pendientes y revisando las atrocidades que quieran proponer y obligarlos a servir al país. Debemos frenar esa mezquina obsesión por creer que saben y conocen los problemas de los ciudadanos y del país. Al interior del PRI existe ya un movimiento que prepara candidaturas independientes con la intención de fragmentar el voto y ganar posiciones.
Los ciudadanos, que somos la principal fuente de riqueza de todos los bribones rojos, azules, amarillos, verdes, morenos y demás colores debemos estar hoy más pendientes que nunca frente a la sarta de marrullerías que desde el Congreso de la Unión se disponen a cometer los legisladores con tal de mantener su poder, sus prerrogativas, su estatus de ciudadanos especiales utilizando un fuero que es absurdo e insultante para el resto de los mexicanos.
No debemos consentir que en la llamada a crear una nueva reforma política los políticos ignoren como acostumbran hacerlo a la ciudadanía. Los resultados negativos al proyecto-negocio del GDF para el llamado Corredor Cultural Chapultepec; el silencio de enojo y frustración de Simón Levy y del actual y moreno delegado de Cuauhtémoc; Ricardo Monreal, sólo nos indica de que tamaño era el negocio, son el ejemplo claro de porque los políticos mexicanos no quieren, ni están dispuestos a escuchar y actuar en beneficio de la ciudadanía.
Ahora que el PRI necesita nuevos aliados, el PT ha recuperado su registro. ¿No es extraño? Y así nos quieren vender la idea de que les interesa una reforma política en nuestro favor. ¿En serio….?

publicado en blureport.com.mx el 8 de diciembre de 2015

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