Con la creación de la Ciudad de México, quienes ganan son los partidos políticos, no los ciudadanos a los que la auto llamada izquierda mexicana ha traicionado una vez más.
Armando Enríquez Vázquez
En lo que parece más un golpe de estado que una reforma
constitucional se aprobó la reforma que cambia el nombre al Distrito Federal,
por el que siempre hemos usado de Ciudad de México haciendo de la capital de
México un verdadero monstruo como el del doctor Frankenstein.
A los habitantes de la Ciudad esta reforma tan cacareada ni
nos beneficia, y en teoría, tampoco nos perjudica sino todo lo contrario. Pero
lo cierto es que nos afecta y por muchas razones.
La primera y más importante de todas es porque la fuerza
política que menos nos importa a los capitalinos; el PRI, va a ahora a designar
desde los diferentes poderes de la Nación a los representantes que habrán de
crear la Constitución de nuestra Ciudad. El PRD, que desde tiempos de
Cuauhtémoc Cárdenas como jefe de gobierno impulsó y promovió una reforma política
de la ciudad que le diera autonomía y soberanía, que incluso cínicamente alguna
vez utilizó el slogan La Ciudad de la
esperanza, no sólo ha resultado el gran perdedor al aprobarse la reforma,
yo lo veo como el gran traidor de los capitalinos que durante más de dieciocho
años los hemos mantenido al frente de nuestra Ciudad. Al regalar a un partido
de bandidos y tratantes de blancas, el derecho a decidir sobre el tipo de
Ciudad que será la capital del país, cuando claramente son un partido
minoritario para los más de ocho millones de habitantes de la Ciudad de México.
Los acuerdos que en los oscurito y la opacidad con que se
llevaron estos para lograr la aprobación de la reforma, sólo nos demuestra, una
vez más, que PAN y PRD bailan al son que el PRI les toca. La nueva estructura
política de la capital, donde las delegaciones retienen todas sus desventajas y
se les suman los vicios de los municipios sin que realmente lo vayan a ser,
únicamente augura más corrupción y una mayor burocracia.
Quienes ganan son los partidos políticos, no los ciudadanos
a los que la auto llamada izquierda mexicana ha traicionado una vez más. Los
ciudadanos no tenemos voz ni voto en la decisión de qué tipo de ciudad
queremos. La seguridad, el narcotráfico, la transparencia de la policía
capitalina que se ha visto envuelta en robos y asesinatos en los últimos años,
el tráfico y la corrupción de las secretarías encargadas de movilidad y
construcción, las denuncias a lo largo de años de corrupción en delegaciones
como Iztapalapa o Benito Juárez, no parecen importantes al PRD nacional y mucho
menos del Distrito Federal, al entregar la capital al partido generador de
todas las carencias del sistema democrático de nuestro país; crecer el número
de personas que vivan del presupuesto y que seguramente verán la manera de
medrar y abusar del ciudadano desde su escritorio, no nos beneficia en nada,
sin embargo es una prioridad para una partidocracia que no sabe ya de donde
sacar más dinero a los ciudadanos.
Lo que es peor la fuerza política, nos guste o no, que ganó
mayoría en la Ciudad en las pasadas elecciones fue Morena, pero Morena no
formará parte seguramente del grupo impuesto por senadores, diputados, el jefe
de gobierno y hasta la presidencia de la República, así de cínicos, que crearán
la constitución de la ciudad.
Yo no soy partidario de Morena y tampoco creo que sean
distintos a los otros partidos, pero como primera fuerza de la Capital,
deberían estar representados en esa proporción en el mal llamado constituyente,
que tampoco incluye a las voces de la sociedad, tal vez porque para un partido
como el PRI, que durante dieciocho años se dedicó desde la oscuridad de sus
oficinas en la Ciudad a promover a proxenetas y la trata de personas, todos los
ciudadanos somos, menos que cero a la izquierda. PAN y PRD que tienen bastiones
en la ciudad se quitaron esta vez la careta para mostrar qué en agradecimiento
a nuestra confianza y voto, ellos están dispuestos a seguir ignorándonos y
actuar junto con el PRI.
La verdad es que a los ciudadanos nos preocupa más que
viajar en el Sistema de Transporte Colectivo Metro sea seguro, empezando por el
transito dentro de las muy sucias y llenas de ambulantes estaciones y no si
existen nuevos personajes dentro del inoperante organigrama de Nuestra Ciudad. Pero
como siempre habremos de jodernos tanto en los pasillos y escaleras del metro
como en la forma en que van administrar nuestra Ciudad.
publicado en blureport.com.mx el 21 de diciembre de 2015
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