Hace ya más de cuatro décadas, cuando El Excélsior, era un verdadero diario crítico, todos los años el primer domingo de enero, Abel Quezada dibujaba su cartón con sus predicciones para el año entrante.
Armando Enríquez Vázquez.
El próximo año me gustaría ver que el presidente, su
gabinete y el partido al que pertenece dejen de mentir a los mexicanos, porque
una cosa es la demagogia y otra muy diferente el descaro y el paternalismo al
que hemos llegado. Sólo escuchar el último spot propagandístico del PRI puede
hacer que el más cuerdo de los humanos se desquicie ante la bipolaridad entre
el discurso y las acciones reales del gobierno federal; hablando de libertad de
expresión y tolerancia un gobierno que sacó del aire a Pedro Ferriz de Con,
Carmen Aristegui y cuenta con el más alto número de periodistas asesinados en
este siglo en nuestro país. Se habla de oportunidades laborales cuando
obviamente se siguen ocultando las cifras de desempleo y promoviendo a los
empresarios esclavistas en todas las latitudes de la Nación como quedó
demostrado en más de una ocasión a lo largo del año, al no aplicarse acción
legal alguna en contra personas en Baja California, ni en Guanajuato. Un spot que
habla de paz social, cuando Tamaulipas, Guerrero, Michoacán y el Estado de
México son tierra de nadie donde se asesina a miles de compatriotas anualmente
y desaparecen mujeres jóvenes y niños al por mayor. Un país que en tres años se
ha convertido en uno de los más opacos del mundo y donde se promueve e
incentiva la corrupción a todos los niveles del ejercicio del poder. Un país
donde el partido en el poder defiende sin vergüenza alguna a partidos de la
oposición reconocidos por la sociedad como delincuentes electorales.
Me gustaría ver que el gobierno, sus reformas y amiguismos
promuevan a las empresas honestas nacionales, en lugar de defender a capa y
espada a empresas que les han embarrado las manos y exigen canonjías, como
quedó demostrado en más de una ocasión con los indignantes audios empresa
española OHL, mientras se permite que una de las más importantes empresas de la
construcción en Latinoamérica y orgullo mexicano se hunda porque no entra en
los cochupos de gobiernos federal y estatales, me refiero a ICA, o que se
enorgullezcan de hacer perder dinero a Carlos Slim con una reforma en
telecomunicaciones a todas luces dedicada a Televisa. Eso sin contar la
cantidad de propaganda del gobierno federal donde los voceros de las
instituciones son comentaristas, actores, actrices y hasta López Dóriga
hablando del Chikungunya.
Me gustaría que se redujera la inútil planilla laboral de los
organismos estatales, que sólo engordan el gasto del estado y promueven la
burocracia improductiva de nuestro país, como PEMEX que a pesar de la caída en
los precios del petróleo, las licitaciones y la caída en la producción, sigue
manteniendo a un gran número de trabajadores infructíferos, únicamente por
pertenecer a uno de los sindicatos más corruptos de nuestro país o un INE tan
obeso y tan lleno de consejeros serviles a la partidocracia, que lejos de
actuar a favor de la democracia trabajan y fallan en beneficio del PRI y el
Partido Verde.
Y en ese sentido me gustaría ver la cancelación del registro
a un partido que sólo ha sabido burlarse de los mexicanos al crear uno de los
mejores negocios familiares de nuestra democracia. Qué en México señalar a un
presunto delincuente electoral como Arturo Escobar no termine en el cinismo
priísta de atacar al fiscal, para exculpar al sospechoso.
Me gustaría ver una ciudad de México, porque es la que
habito, con mejores servicios de transporte público; eficientes y bien planeados.
Una ciudad donde la movilidad sea un hecho y no una secretaria, una ciudad con
más áreas verdes y menos construcciones que obligan a talar los árboles existentes.
Quisiera ver un jefe de gobierno que no cede ante la corrupción de las tribus
perredistas y las exigencias priístas por puestos en su gabinete con tal de
ganar una candidatura, sin pensar en los ciudadanos.
Me gustaría ver mucho menos diputados y senadores. Me
gustaría ver y escuchar menos propaganda de los gobiernos, secretarías de
estado, menos promoción falsa del poder legislativo y el poder judicial que con
su propaganda ofenden la inteligencia de los mexicanos, menos propaganda del
INE y más apoyo real a la educación, al deficiente sistema de salud pública, a
la ciencia y la tecnología. Qué se apaguen señales intrascendentes de televisión
como los canales legislativo y judicial que sólo tienen cargo al erario, sin aportar
absolutamente nada al país, ni a la sociedad.
Quisiera ver una mayor promoción a la empresa mexicana,
menos trabas a crecer. Menos demagogia, menos política a la mexicana y más
acciones silenciosas pero que ayuden al desarrollo real de México. Menos
albañiles y más profesionistas.
Quisiera ver secretarios de estado comprometidos con sus
carteras y no simple achichincles de la presidencia como Virgilio Andrade o de
las empresas privadas como Gerardo Ruiz Esparza de la SCT.
Qué la reforma educativa se traduzca en niños y jóvenes
mexicanos que al egresar del sistema público de educación se conviertan en hombres
y mujeres con oportunidades para desarrollarse, ciudadanos exitosos sin
importar a lo que se dediquen, que no sufran la discriminación clasista y
racista del sector empresarial y de los directivos egresados de escuelas
privadas, que como demuestran los exámenes del gobierno federal están igual o
peor en sus niveles de aprovechamiento.
Quisiera que el sistema de salud pública sufra una
reestructuración en beneficio del derecho ambiente que a veces se ve imposibilitado
en obtener atención y medicinas por una burocracia ineficiente.
Quisiera ver una verdadera reforma agraria que se preocupe
por buscar la autosuficiencia alimentaria del país, haciendo la investigación
necesaria para lograr mejores cultivos y cultivables muchas zonas áridas y de
tierras agotadas, una reforma agraria que se preocupe por pagar lo justo a los
campesinos y promueva la eliminación de los intermediarios que se enriquecen y
encarecen los productos de consumo básico en el país.
Hace ya más de cuatro décadas, cuando El Excélsior, era un verdadero diario crítico, todos los años el
primer domingo de enero, Abel Quezada dibujaba su cartón con sus predicciones
para el año, lo hacía como una burla a todos aquellos que desde el esoterismo
pretenden año con año, mes con mes e incluso diario trazar un guía para navegar
y entender la vida. Por lo que entre las predicciones del genial caricaturista
siempre se encontraban; sucederá una
tragedia en el mundo y Una figura pública morirá con esas palabras, lo que
no daba lugar a una predicción errónea. En el caso de este texto, aunque
parezcan pensamientos de un grinch, amargado, negativo, que ese mundo ideal
parezca salido de una serie de ciencia ficción, en un universo paralelo, de
esos en los que los senderos de un jardín se bifurcan se materializan, mucho de
esto sé que se puede lograr con sólo pasar a ser una sociedad activa que exija
que la democracia en nuestro país sea real y no una mascarada de la
partidocracia. Lo que en teoría tampoco tiene nada de imposible.
publicado el 28 de diciembre de 2015 en blureport.com.mx
imagen; dolcacatalunya.com
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