martes, 16 de febrero de 2016

Kate la reina de los raitings.



Más allá de si Kate del Castillo, es o no culpable de todos los delitos que le quiere endilgar el gobierno y de su responsabilidad en el lavado de dinero de El Chapo, lo cierto es que resulta una excelente cortina de humo.


Armando Enríquez Vázquez

En una de las mejores series de televisión que ha producido HBO sobre narcotráfico, poder y corrupción, situada en la ciudad de Baltimore, The Wire, uno de los detectives le dice a otro, sigue el rastro de la droga y llegaras a los líderes de los narcotraficantes, pero si sigues el rastro del dinero no sabes en donde puedes terminar. Desde el pasado 8 de enero cuando Enrique Peña Nieto celebró en su cuenta de twitter la recaptura de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo, el gobierno federal y las instituciones de este se han empeñado en vendernos un guion digno de la televisora a la que representa la procuradora general de la República.
Más allá de si Kate del Castillo, es o no culpable de todos los delitos que le quiere endilgar el gobierno y de su responsabilidad en el lavado de dinero de El Chapo, lo cierto es que resulta una excelente cortina de humo. A casi un mes de la detención de uno de los narcotraficantes más importantes en la historia del crimen organizado a nivel mundial, nada, absolutamente nada, sabemos acerca de la forma en que el imperio del cartel de Sinaloa se mueve, ni quien a nivel empresarial o político se encuentra en confabulación con El Chapo.
La telenovela que más de un medio de los llamados tradicionales escribe y resalta en sus titulares, también ha servido para desviar la mirada de la terrible realidad económica en la que vivimos, o de los planes de la SEP por permitir que la mediocridad educativa de nuestro país avance al intentar eliminar la prueba PLANEA a primaria y secundaria.
La historia de Kate nos regresa a la desgracia de la Reina del Pacífico, a las novelas de televisa y las portadas del TV Notas, justo el país donde Enrique Peña Nieto y sus funcionarios quieren que vivamos, indiferentes a la cruda realidad de un dólar que se devalúa. De más de veintiséis mil mexicanos desaparecidos en tres años y de la ingobernabilidad que se vive en distintos estados del territorio de la nación.
No se trata de exculpar a nadie de los delitos que haya cometido, se trata de poner las cosas en su exacta dimensión. Kate del Castillo es una mexicana destacada, que hoy en día tiene que responder ante la ley por las supuestas acciones delictivas que cometió. Como lo debe hacer El Chapo, pero lo mismo esperaríamos que respondieran ante la ley otros presuntos involucrados en actos delictivos, como todos aquellos que regresaron de Nicaragua en unas camionetas de Televisa llenas de estupefacientes, a esos que la procuradora, hermana del vicepresidente ejecutivo de dicha empresa, les concede el privilegio de la duda.
También es cierto que a los mexicanos nos han hecho sospechar de todo aquello que los medios resaltan o dejan de hacerlo, según convenga a las autoridades y funcionarios. Pero ninguno de los medios tradicionales nos demuestra lo contrario. Es insultante a la inteligencia de los mexicanos que el Universal.com no encuentre mejor nota que todo lo relacionado con la actriz, cuando la portada de su diario matutino se dedicó a los millones de los seguros de vida de los legisladores.
La mayoría de columnistas y politólogos radiofónicos no parecen interesados en preguntarse ¿por qué el interés en la disputa por el mando único? Asunto que nos debería preocupar a todos, puesto que si lo que hemos visto en este último año y medio son las alianzas de policías estatales con el crimen organizado en diferentes estados de la República, alentar el mando único es alentar la institucionalización del crimen, del rapto, del asesinato.
Kate del Castillo merece titulares, no así el espaldarazo del PRI a la dinastía Murat en Oaxaca, mandando muy lejos a sus leales empresarios, como Gerardo Gutiérrez Candiani, perro fiel del sistema, que aspiraba a la gubernatura de Oaxaca, pero que no es de la familia política. Los empresarios, si no son extranjeros, no tienen cabida en los planes de Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones al parecer.
Kate del Castillo fundó una empresa tequilera, supuestamente con fondos del crimen organizado, cuantas empresas en México no hacen hoy lo mismo sin que la PGR actúe de la misma forma y los medios resalten el asunto, aunque las sospechas sean incluso del dominio público.
A casi un mes de la recaptura de Joaquín Guzmán, los mexicanos tenemos muchas dudas acerca no del capo, si no de sus negocios y las redes que se han tejido con ellos tanto al interior del país como hacía el exterior. Un hombre con el poder económico y el valor del negocio del sinaloense, difícilmente invirtió todo el dinero ganado en el narcotráfico en una triste empresa tequilera.
Kate del Castillo se las está pasando negras producto de sus decisiones, Sean Penn no, porque es gringo y ni Peña Nieto, ni Arely Gómez se atreven a darle un trato similar al actor norteamericano, que a la actriz mexicana. Pero lo cierto es que nadie quiere ni se va a atrever desde el gobierno corrupto de Peña Nieto a seguir el rastro del dinero.

publicado en blureport.com.mx el 5 de febrero de 2015

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