Más allá de si Kate del Castillo, es o no culpable de todos los delitos que le quiere endilgar el gobierno y de su responsabilidad en el lavado de dinero de El Chapo, lo cierto es que resulta una excelente cortina de humo.
Armando Enríquez Vázquez
En una de las mejores series de televisión que ha
producido HBO sobre narcotráfico, poder y corrupción, situada en la ciudad de
Baltimore, The Wire, uno de los
detectives le dice a otro, sigue el rastro de la droga y llegaras a los líderes
de los narcotraficantes, pero si sigues el rastro del dinero no sabes en donde
puedes terminar. Desde el pasado 8 de enero cuando Enrique Peña Nieto celebró
en su cuenta de twitter la recaptura de Joaquín Guzmán Loera, alias El Chapo,
el gobierno federal y las instituciones de este se han empeñado en vendernos un
guion digno de la televisora a la que representa la procuradora general de la
República.
Más allá de si Kate del Castillo, es o no culpable de
todos los delitos que le quiere endilgar el gobierno y de su responsabilidad en
el lavado de dinero de El Chapo, lo cierto es que resulta una excelente cortina
de humo. A casi un mes de la detención de uno de los narcotraficantes más
importantes en la historia del crimen organizado a nivel mundial, nada,
absolutamente nada, sabemos acerca de la forma en que el imperio del cartel de
Sinaloa se mueve, ni quien a nivel empresarial o político se encuentra en
confabulación con El Chapo.
La telenovela que más de un medio de los llamados
tradicionales escribe y resalta en sus titulares, también ha servido para
desviar la mirada de la terrible realidad económica en la que vivimos, o de los
planes de la SEP por permitir que la mediocridad educativa de nuestro país
avance al intentar eliminar la prueba PLANEA a primaria y secundaria.
La historia de Kate nos regresa a la desgracia de la Reina
del Pacífico, a las novelas de televisa y las portadas del TV Notas, justo el
país donde Enrique Peña Nieto y sus funcionarios quieren que vivamos,
indiferentes a la cruda realidad de un dólar que se devalúa. De más de
veintiséis mil mexicanos desaparecidos en tres años y de la ingobernabilidad
que se vive en distintos estados del territorio de la nación.
No se trata de exculpar a nadie de los delitos que haya
cometido, se trata de poner las cosas en su exacta dimensión. Kate del Castillo
es una mexicana destacada, que hoy en día tiene que responder ante la ley por
las supuestas acciones delictivas que cometió. Como lo debe hacer El Chapo,
pero lo mismo esperaríamos que respondieran ante la ley otros presuntos
involucrados en actos delictivos, como todos aquellos que regresaron de
Nicaragua en unas camionetas de Televisa llenas de estupefacientes, a esos que
la procuradora, hermana del vicepresidente ejecutivo de dicha empresa, les
concede el privilegio de la duda.
También es cierto que a los mexicanos nos han hecho
sospechar de todo aquello que los medios resaltan o dejan de hacerlo, según
convenga a las autoridades y funcionarios. Pero ninguno de los medios
tradicionales nos demuestra lo contrario. Es insultante a la inteligencia de
los mexicanos que el Universal.com no encuentre mejor nota que todo lo
relacionado con la actriz, cuando la portada de su diario matutino se dedicó a
los millones de los seguros de vida de los legisladores.
La mayoría de columnistas y politólogos radiofónicos no
parecen interesados en preguntarse ¿por qué el interés en la disputa por el
mando único? Asunto que nos debería preocupar a todos, puesto que si lo que
hemos visto en este último año y medio son las alianzas de policías estatales
con el crimen organizado en diferentes estados de la República, alentar el
mando único es alentar la institucionalización del crimen, del rapto, del
asesinato.
Kate del Castillo merece titulares, no así el espaldarazo
del PRI a la dinastía Murat en Oaxaca, mandando muy lejos a sus leales
empresarios, como Gerardo Gutiérrez Candiani, perro fiel del sistema, que
aspiraba a la gubernatura de Oaxaca, pero que no es de la familia política. Los
empresarios, si no son extranjeros, no tienen cabida en los planes de Peña
Nieto y Manlio Fabio Beltrones al parecer.
Kate del Castillo fundó una empresa tequilera,
supuestamente con fondos del crimen organizado, cuantas empresas en México no
hacen hoy lo mismo sin que la PGR actúe de la misma forma y los medios resalten
el asunto, aunque las sospechas sean incluso del dominio público.
A casi un mes de la recaptura de Joaquín Guzmán, los
mexicanos tenemos muchas dudas acerca no del capo, si no de sus negocios y las
redes que se han tejido con ellos tanto al interior del país como hacía el
exterior. Un hombre con el poder económico y el valor del negocio del
sinaloense, difícilmente invirtió todo el dinero ganado en el narcotráfico en
una triste empresa tequilera.
Kate del Castillo se las está pasando negras producto de
sus decisiones, Sean Penn no, porque es gringo y ni Peña Nieto, ni Arely Gómez
se atreven a darle un trato similar al actor norteamericano, que a la actriz
mexicana. Pero lo cierto es que nadie quiere ni se va a atrever desde el
gobierno corrupto de Peña Nieto a seguir el rastro del dinero.
publicado en blureport.com.mx el 5 de febrero de 2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario