sábado, 23 de abril de 2016

Papeles de Panamá, y las cortinas de humo.



En un mundo regido por el dicho aquel de doblar la ley todo lo que se pueda sin llegar a romperla, lo que hace esta firma y muchos de sus clientes es perfectamente legal.

Armando Enríquez Vázquez.

Hace una semana parecieron caer como cubetazo de agua fría en el mundo las revelaciones del consorcio periodístico mundial que investigó y dio a conocer la serie de documentos filtrados de la firma panameña Mossak Fonseca, dedicada a asesorar a sus clientes para esconder su dinero y crear empresas de las llamadas offshore.
En un mundo regido por el dicho aquel de doblar la ley todo lo que se pueda sin llegar a romperla, lo que hace esta firma y muchos de sus clientes es perfectamente legal. Aunque por otro lado se ha prestado para evadir impuestos y lavar dinero, crímenes fiscales y de otra índole, que sí podrían ser penados en los diferentes países de origen de los mencionados en estos papeles.
Lo curioso no es sólo la espectacularidad fallida de las revelaciones, se habla de una filtración mucho mayor que la wikileaks, en cuanto al número de documentos, a pesar de lo cual el impacto tras unos días se ha suavizado. A excepción del primer ministro islandés Sigmundur David Gunnlaugsson que renunció de inmediato a su puesto, se puede decir que nadie ha sido afectado más allá de cancelar giras y presentaciones para evitar incómodas preguntas en las ruedas de prensa, como en el caso de Pedro Almodóvar, o de Lionel Messi, Otros de los mencionados se han limitado a encogerse de hombros o a poner cara de contrición como en los casos de David Cameron o Mauricio Macri frente a sus gobernados.
Nada parece tan sucio y malo como creían los periodistas que revelaron la información. ¿O existe un encubrimiento mediático acerca del tema? ¿Acaso en el mundo entero nos hemos vuelto más cínicos o conformista y aceptamos estas notas como algo cotidiano e inherente a los círculos de elite?
Muchos de los negocios repito no son ilegales, sin embargo, existen casos como el de Juan Armando Hinojosa, socio del presidente Peña Nieto y metido en negocios turbios que van desde los tiempos en los que el hoy presidente era gobernador del Estado de México, en los que probablemente si exista una intención criminal en el uso de los servicios del despacho panameño.
Se habla de al menos 33 mexicanos mencionados en los papeles panameños y el jefe del Sistema de Administración Tributaria, SAT, Aristóteles Núñez ha intentado lavarse las manos al estilo Poncio Pilatos, argumentando el derecho de los investigados a no revelar su nombre, pero insistiendo en que se está trabajando para deslindar responsabilidades. Lo que parece es que está protegiendo al sistema, ya que incluso entre los mencionados por los papeles presentados por los periodistas la semana pasada se encuentra un empleado del mismo SAT llamado Omar Fernando Trujano Sandoval, el mismo Núñez no ha desmentido, como tampoco informado quien es este hombre y cuál es su responsabilidad al interior de la oficina de gobierno.
Una vez más un empleado de Enrique Peña Nieto tratando de burlar a las leyes mexicanas, es claro que Aristóteles Núñez mismo debería ser investigado por la PGR, sólo por deslindarlo de Trujano Sandoval y en el inter debería ser apartado de su puesto actual. Pero eso no sucede en México, más allá del impulso inicial que intentaron darle tanto el portal de Carmen Aristegui, como la revista Proceso, ambas empresas informativas formaron parte del grupo internacional de periodistas, los demás medios han preferido callar, o tirar diferentes cortinas de humo sobre el tema, empezando por un asunto de gran importancia pero local de los chilangos como es el problemas de los altos niveles de contaminación en la CDMX (Marca Registrada) y la nulidad de Miguel Ángel Mancera como autoridad.
Otro dato interesante de los mencionados mexicanos, es que figure el nombre de Rafael Caro Quintero, el famoso narcotraficante que el 9 de agosto de 2013 fue liberado de manera más que oscura.
Los datos puestos a disposición del mundo son supuestamente sólo una parte de los once millones de documentos que se filtraron desde la firma panameña. Llama la atención el poco énfasis que se ha hecho a la falta de empresarios estadounidenses o grandes capos de la mafia, lo que sólo puede significar dos cosas, la manipulación de los datos para atacar a los europeos y latinoamericanos, En especial a Vladimir Putin, lo cual revelaría lo que tanto el propio mandatario ruso, como la gente de Wikileaks han dicho; que se trata de una filtración dirigida desde la Casa Blanca, (la de Obama, no la de Peña Nieto) y el empresario americano George Soros, por lo que se explicarían muchas cosas como la ausencia significativa de norteamericanos en la filtración. La otra es una campaña de ataque contra los paraísos fiscales y un pretexto para una nueva forma de intervencionismo de Estados Unidos y que iniciaría no solo en la empresa Mossak Fonseca, sino en todo Panamá. Son ya varios países que han declarado su interés por poner al país centroamericano en su lista de paraísos fiscales.

Podría ser que lo que en primera instancia pareció una primicia a nivel mundial se torne en tan sólo un pretexto más para validar teorías de conspiración.

publicado en blureport.com.mx el 12 de abril de 2016

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