En un mundo regido por el dicho aquel de doblar la ley todo lo que se pueda sin llegar a romperla, lo que hace esta firma y muchos de sus clientes es perfectamente legal.
Armando Enríquez Vázquez.
Hace una semana parecieron caer como cubetazo de agua fría en
el mundo las revelaciones del consorcio periodístico mundial que investigó y
dio a conocer la serie de documentos filtrados de la firma panameña Mossak
Fonseca, dedicada a asesorar a sus clientes para esconder su dinero y crear
empresas de las llamadas offshore.
En un mundo regido por el dicho aquel de doblar la ley todo
lo que se pueda sin llegar a romperla, lo que hace esta firma y muchos de sus clientes
es perfectamente legal. Aunque por otro lado se ha prestado para evadir impuestos
y lavar dinero, crímenes fiscales y de otra índole, que sí podrían ser penados
en los diferentes países de origen de los mencionados en estos papeles.
Lo curioso no es sólo la espectacularidad fallida de las
revelaciones, se habla de una filtración mucho mayor que la wikileaks, en
cuanto al número de documentos, a pesar de lo cual el impacto tras unos días se
ha suavizado. A excepción del primer ministro islandés Sigmundur David
Gunnlaugsson que renunció de inmediato a su puesto, se puede decir que nadie ha
sido afectado más allá de cancelar giras y presentaciones para evitar incómodas
preguntas en las ruedas de prensa, como en el caso de Pedro Almodóvar, o de
Lionel Messi, Otros de los mencionados se han limitado a encogerse de hombros o
a poner cara de contrición como en los casos de David Cameron o Mauricio Macri
frente a sus gobernados.
Nada parece tan sucio y malo como creían los periodistas que
revelaron la información. ¿O existe un encubrimiento mediático acerca del tema?
¿Acaso en el mundo entero nos hemos vuelto más cínicos o conformista y
aceptamos estas notas como algo cotidiano e inherente a los círculos de elite?
Muchos de los negocios repito no son ilegales, sin embargo,
existen casos como el de Juan Armando Hinojosa, socio del presidente Peña Nieto
y metido en negocios turbios que van desde los tiempos en los que el hoy
presidente era gobernador del Estado de México, en los que probablemente si
exista una intención criminal en el uso de los servicios del despacho panameño.
Se habla de al menos 33 mexicanos mencionados en los papeles
panameños y el jefe del Sistema de Administración Tributaria, SAT, Aristóteles
Núñez ha intentado lavarse las manos al estilo Poncio Pilatos, argumentando el
derecho de los investigados a no revelar su nombre, pero insistiendo en que se
está trabajando para deslindar responsabilidades. Lo que parece es que está
protegiendo al sistema, ya que incluso entre los mencionados por los papeles
presentados por los periodistas la semana pasada se encuentra un empleado del
mismo SAT llamado Omar Fernando Trujano Sandoval, el mismo Núñez no ha
desmentido, como tampoco informado quien es este hombre y cuál es su
responsabilidad al interior de la oficina de gobierno.
Una vez más un empleado de Enrique Peña Nieto tratando de
burlar a las leyes mexicanas, es claro que Aristóteles Núñez mismo debería ser
investigado por la PGR, sólo por deslindarlo de Trujano Sandoval y en el inter debería
ser apartado de su puesto actual. Pero eso no sucede en México, más allá del
impulso inicial que intentaron darle tanto el portal de Carmen Aristegui, como
la revista Proceso, ambas empresas informativas formaron parte del grupo
internacional de periodistas, los demás medios han preferido callar, o tirar
diferentes cortinas de humo sobre el tema, empezando por un asunto de gran
importancia pero local de los chilangos como es el problemas de los altos
niveles de contaminación en la CDMX (Marca Registrada) y la nulidad de Miguel
Ángel Mancera como autoridad.
Otro dato interesante de los mencionados mexicanos, es que
figure el nombre de Rafael Caro Quintero, el famoso narcotraficante que el 9 de
agosto de 2013 fue liberado de manera más que oscura.
Los datos puestos a disposición del mundo son supuestamente
sólo una parte de los once millones de documentos que se filtraron desde la
firma panameña. Llama la atención el poco énfasis que se ha hecho a la falta de
empresarios estadounidenses o grandes capos de la mafia, lo que sólo puede
significar dos cosas, la manipulación de los datos para atacar a los europeos y
latinoamericanos, En especial a Vladimir Putin, lo cual revelaría lo que tanto
el propio mandatario ruso, como la gente de Wikileaks han dicho; que se trata
de una filtración dirigida desde la Casa Blanca, (la de Obama, no la de Peña
Nieto) y el empresario americano George Soros, por lo que se explicarían muchas
cosas como la ausencia significativa de norteamericanos en la filtración. La
otra es una campaña de ataque contra los paraísos fiscales y un pretexto para
una nueva forma de intervencionismo de Estados Unidos y que iniciaría no solo
en la empresa Mossak Fonseca, sino en todo Panamá. Son ya varios países que han
declarado su interés por poner al país centroamericano en su lista de paraísos
fiscales.
Podría ser que lo que en primera instancia pareció una
primicia a nivel mundial se torne en tan sólo un pretexto más para validar
teorías de conspiración.
publicado en blureport.com.mx el 12 de abril de 2016
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