Vivir en el albur de quien no circulará al día siguiente debe sumarse a las causas que minan la salud de los habitantes del Valle de México.
Armando Enríquez Vázquez
En el último mes ya se ha vuelto un acto común que la
autoridad de la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAME) decrete la
contingencia ambiental en el Valle de México, incluso los dos fines de semana
pasados. Desde un inicio de esta nueva época de contaminación de la capital del
país que engloba a la CDMX (Marca Registrada) y varios municipios densamente
habitados del Estado de México, se ha insistido de manera vehemente en la
culpabilidad del parque vehicular de la zona metropolitana, poniendo un énfasis
desmedido en culpar al transporte particular y sin querer tocar a transportistas,
transporte pesado, a las constructoras que generan polvo sin ton, ni son se
lleva a cabo en la CDMX (Marca Registrada) y mucho menos a la industria de los
municipios del Estado de México aledaños a la capital que no están ni regulados
ni controlados.
Vivir en el albur de quien no circulará al día siguiente
debe sumarse a las causas que minan la salud de los habitantes del Valle de
México que de por si nos vemos bombardeados por el Ozono y otros gases y
partículas que dañan la salud, cosa que al Jefe de gobierno parece tenerle sin
cuidado.
Más allá de ese razonamiento grosero que culpa a los
automóviles, debemos recordar que desde el gobierno de CDMX se gestó una ley de
tránsito que tanto especialistas de la UNAM como del Politécnico Nacional, han
señalado como una más de las causas de la elevación de los índices de
contaminantes en la Ciudad, algo que no porque lo niegue el Jefe de Gobierno
deja de ser verdad.
Como tampoco debemos olvidar la política que Miguel Ángel
Mancera y sus secretarios han impuesto en materia de tala desmedida de árboles
en la ciudad, así como la casi nula reforestación de la ciudad. La política de
corrupción de SEDUVI que permite la construcción a diestra y siniestra de
edificios, pero no promueve la creación de nuevas áreas verdes para la
ciudadanía. Como tampoco desde el gobierno de Miguel Ángel Mancera exista la
voluntad de revisar las políticas y reglas que regulan un transporte público
concesionado obsoleto y contaminante, que, además, pone en peligro la vida de
los ciudadanos, como no existe la intención de hacer de la recolección de
basura algo que como en otras partes del mundo y de la República se haga por las
madrugadas sin entorpecer el tráfico.
Parece que sólo los miembros del gobierno perredista de la
CDMX (Marca Registrada) son insensibles a lo que pasa en la ciudad que dicen
gobernar. Los príistas desde la Comisión Ambiental de la Megalópolis, son quienes
deciden cuando y quienes circulamos. Los habitantes de la Ciudad que nos
propusimos expulsar a los corruptos priístas de nuestra demarcación, hemos sido
acorralados a lo largo de 19 años por perredistas cada vez más corruptos, más
ineptos, más ciegos y en el caso de Miguel Ángel Mancera, menos proactivo de
todos ellos. A Mancera lo único que le importa es ese sueño guajiro en el que
se ve con la banda presidencial.
Mientras los capitalinos nos vemos día a día observando las
cifras que publica la CAME y esperando que en el sorteo de los colores y los
números el auto pueda circular. En unas semanas cuando se hagan publicas las
medidas que habrán de regir nuestra nueva realidad, habremos de saber si la
CAME obliga a Mancera y Eruviel Ávila, gobernador del Estado de México y otro
irresponsable que se sueña con la banda presidencial, a entrarle de lleno al
asunto de transportistas y transporte público concesionado, algo que hace falta
la zona metropolitana de la CDMX (Marca Registrada) y que involucra a ambos mandatarios,
incluso en materia de tarifas y unificación de vehículos que muchas veces son
más peligrosos a su interior que el riesgo que corremos todos al caminar y
verlos competir por el pasaje.
Igual será importante ver si la CAME obliga a las autoridades
de la CDMX (marca Registrada) a crear un numero mínimo de metros cuadrados de
áreas verdes cada determinado número de manzanas o cuadras de construcción. Que
penalice más severamente a los que dañen a los arboles y desaparezca esos
escuadrones de la muerte que se componen de cuadrillas trabajadores que talan
en lugar de podar los árboles de mayor tamaño de nuestra ciudad.
Es una vergüenza que alguien a quien poco le importan sus
gobernados, alguien a quien la vida humana le parece prescindible, declare a
los cuatro vientos con una frivolidad que sorprende querer ser presidente.
publicado el 24 de mayo de 2016 en blureport.com.mx
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