Hoy lo que domina no es una falta de contenidos, es una falta de valor para arriesgarse y no es por parte de los creadores, este miedo es propio de los dueños de medios, de los clientes.
Armando Enríquez Vázquez
Constantemente escuchamos o somos parte de una discusión
bizantina acerca de la carencia de contenidos. En muchos espacios dedicados a
la publicidad y a la mercadotecnia, en los medios de comunicación y a las
empresas de producción. Leemos y a veces escribimos acerca de la temible crisis
en materia de contenidos que tiene a los medios y negocios en una prolongada
caída de audiencias y de clientes.
A lo largo de la historia escrita de nuestra especie, desde
que el hombre es hombre, el número de temas a contar ha sido y sigue siendo
limitado. De acuerdo con Eric Bentley, uno de los más importantes teóricos dramáticos
del siglo pasado, existen sólo treinta y seis temas que se pueden contar.
Treinta y seis temas que son el cimiento de todas las artes narrativas;
Literatura, Teatro, Cine. Treinta y seis temas que desde que Enheduanna
escribió en el siglo XXIII antes de nuestra era hasta la fecha y aderezados con
las características de cada época nos siguen obligando a ponerles atención, nos
cautivan, nos emocionan. Treinta y seis temas que han dictado las obras de
Homero, Shakespeare, Cervantes, Wagner, Ibargüengoitia, George Lucas, entre
millones de creadores de contenidos y que no han cambiado a lo largo de
milenios, como tampoco en esencia hemos cambiado nosotros y nuestras humanas
pasiones y comportamientos.
Hoy lo que domina no es una falta de contenidos, es una
falta de valor para arriesgarse y no es por parte de los creadores, este miedo
es propio de los dueños de medios, de los clientes, de los ejecutivos de cuenta
que inmerso en lo que creen es un mundo inerte, que tiene que obedecer a lo que
las universidades, academias, teóricos y llamados gurús quieren imponer como
reglas en un mundo que se encuentra envuelto en una revolución industrial cuyas
proporciones y consecuencias son hoy inmensurables.
El cine norteamericano es sin duda uno de los principales ejemplos
de esta falta de osadía para apostar en los generadores de contenidos, entre
remakes, spin off, comics, secuelas, precuelas y demás categorías que intentan
esconder la falta de propuestas el cine se ha convertido en un medio atractivo
a costa de efectos especiales y ruidos.
Pero, aunque parezca absurdo decirlo, hay también un talento
en volver hacer atractivas historias que no presentan cambios de fondo, si no
de modo. Pero que ante una sociedad que se ha vuelto más visual y superficial
resulta una fórmula exitosa en la taquilla.
En publicidad, hoy casi todas las propuestas de contenidos
atractivos y llamativos se encuentran en BTL, en la publicidad de guerrilla,
porque a final de cuentas, frente a un comercial de televisión el televidente
tiene el control remoto y frente a cualquier tipo de publicidad en internet
tenemos los adblockers. Los formatos que durante décadas parecieron los únicos,
hoy han demostrado su efímera vida.
La crisis no está en los contenidos, la crisis está en los
medios y en los formatos. Hace cien años no existía la televisión, ni el radio,
la publicidad era totalmente diferente y lejos de contar historias de manera
auditiva o visual, los consumidores leían acerca de los productos, de sus
beneficios y era la forma en que el impreso se presentaba como se lograba
captar la atención del lector.
En el futuro de la humanidad, la televisión será una de las
curiosidades y antecesores de cualquier que sean los nuevos métodos de
transmisión, reproducción y distribución de contenidos de todo tipo y la
publicidad como la conocemos también. Ese auge y explosión que el medio y la profesión
conocieron en el siglo XX, evolucionaran en algo que a menos de ser un adivino
o poder viajar en el tiempo es difícil pronosticar. Lo único cierto es la caída
de las audiencias de televisión abierta y por lo tanto el negocio comienza a
despedazarse ante la incredulidad de una serie de ejecutivos en las televisoras
en todo el mundo que no parecen dispuestos a abandonar su zona de confort y que
parecen creer en los milagros. Como tampoco parecen dispuestos a hacerlo muchos
miembros de la comunidad publicitaria, que pretenden en mayor o menor grado que
las redes sociales tienen un comportamiento similar a los medios tradicionales
que agonizan.
Los generadores de ideas y contenidos están ahí, muchas
veces con mayor visión que los llamados especialistas en técnicas y sistemas de
la comunicación. Que los directivos de las empresas, lo que pasa es que, en
mundo capitalista de hoy, los empresarios, a diferencia de sus antecesores se
han convertido en una manga de pusilánimes y medrosos personajes que solo buscan
el ganar sin invertir, ni arriesgar. Hoy quien va a marcar la diferencia es
quien genere y quien tenga los contenidos, los de las ideas, no los de los
medios económicos, hoy el costo y la inversión no es un asunto de tecnología,
es un asunto de capital humano.
Para volver al símil cinematográfico, no importa que tan
talentoso y renombrado sea un director, sin un buen guión, en el peor de los
casos, sin extraordinarios efectos especiales, es muy probable que su película
esté condenada al fracaso.
Hoy quién tenga los contenidos y quien sepa aprovechar a los
generadores de contenidos, quien esté dispuesto a pagar los contenidos, no
necesariamente será el ganador, pero tiene más oportunidades de serlo.
publicado en roastbrief.com.mx el 16 de mayo de 2016
imagen: deathtostock.com
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