miércoles, 7 de septiembre de 2016

El verdadero hermano mayor en televisión.



Black Mirror es una mirada de sociedades torcidas y aisladas producto de la tecnología. Dark Net es una demostración de cómo todo esto ya está en proceso de germinación hoy en día.


Armando Enríquez Vázquez

Cuando hablamos de la re-evolución tecnológica en la que vivimos a diario y sus consecuencias, de teorías de conspiración, la pérdida de libertad y de privacidad nada más preocupante que la fría e incontrovertible realidad. Aparte de la esquizofrénica y delirante realidad que nos planteó el año pasado la excelente serie Mr. Robot, en los últimos meses he descubierto una serie, una serie documental y un reality show que intentan ponernos en un ambiente que fomenta y aclara la idea de la prisión y los riesgos a los que las nuevas tecnologías nos van acostumbrando y de los cualesl en más de una ocasión no somos totalmente conscientes. Una prisión virtual cuyas rejas se encuentran en los confines del mundo y las paredes de nuestros estudios.
Black Mirror una serie inglesa producida en Inglaterra por Endemol entre 2011 a 2014 y consta de dos temporadas con siete capítulos unitarios, a partir de este año la producción de la serie será retomada por Netflix. Black Mirror nos pinta diferentes panoramas de lo que puede pasar en el futuro gracias a la tecnología y la forma en que puede ser aplicada. En uno de los capítulos se muestra un mundo muy cercano al Mundo feliz de Aldous Huxley donde todos trabajan para mantener la producción y el consumo de la sociedad, en lugar del soma el escape de los obreros es la televisión, canales de porno, de realities, de programas de concurso cuya finalidad es humillar a los diferentes, en este caso a los gordos, y un consumismo virtual llevado al  extremo; aquello que se compra jamás se materializa en algo físico, sino que sirve para intentar individualizar al avatar de cada trabajador en medio de esa masa en la que a pesar de todo permanece anónimo. Otro narra como las amenazas de un grupo terroristas cibernético llevan al primer ministro de Inglaterra a cometer un acto de zoofilia y ser expuesto por los canales de Internet. Un tercero muestra la historia de un robot capaz de tomar las características del ser amado muerto, lo que no asegura una vida de cuento de hadas con final feliz, uno más nos muestra como al incorporar la tecnología al cuerpo humano. Una cámara en lugar de ojos, capaz de devolvernos los más vívidos recuerdos y con ellos las más atroces pesadillas. Otro plantea un sistema penal privatizado y convertido en un parque de diversiones. Black Mirror, es además de una de las series de televisión más inteligentes que se han hecho en los últimos años, una de las más perturbadoras y siniestras miradas al futuro cercano y mediano de las tentaciones en las que el uso y el abuso de la tecnología pueden desembocar.
Pero si Black Mirror es una mirada de sociedades torcidas y aisladas producto de la tecnología. Dark Net es una demostración de cómo todo esto ya está en proceso de germinación hoy en día, como la tecnología invade campos cada vez más privados de nuestra vida y tal vez lo más preocupante con nuestro consentimiento. Una persona que ha aceptado adaptar una cámara de video para sustituir un ojo y las posibilidades que ver de manera cibernética implica para esta persona que en el fondo no deja de ser un pervertido que pretender guardar en discos de memoria todo aquello que ve. Una sociedad tan perezosa y apática que prefiere insertar en su cuerpo un chip que le evita sacar tarjetas de identificación o de crédito. Pasar el brazo frente a una terminal para realizar el pago. Japoneses que encuentran la felicidad en relaciones virtuales asexuadas. Softwares de armas de plástico puestas en Internet a propósito para que cualquiera pueda imprimir en 3D, que burlan detectores de metales y funcionan sin problemas. Trolling y redes sociales. La ciudadanía vigilando a los cuerpos de sefuridad abusivos del estado como policías y políticos y terminan siendo reprimidos por ello. Todo eso que ya está sucediendo, que no es parte la imaginación de nadie. Es una visión a la re-evolución que va más allá de lo que se ha dado en llamar la tercera revolución industrial y abarca todas las formas de vida y de comunicación en los que fuimos criados y educados.
Dark Net es una serie documental norteamericana creada por Mati Kochavi y que consta de ocho capítulos de media hora, producida por Showtime.
Finalmente, el canal #0 de España acaba de producir un reality que muestra el poder que tiene el estado, al menos el español, pero que podemos suponer existe también en todos los países del llamado primer mundo, y también intuimos que, en menor o mayor grado en muchos otros países, incluido el nuestro. El programa se llama La huida y en él quince personas tratan de actuar como fugitivos mientras un grupo de policías los persigue utilizando como fuente principal para la búsqueda los nuevos elementos que el Internet, las redes sociales, teléfonos celulares y la red de más de tres millones de cámaras de vigilancia que supuestamente existen en el país ibérico, pero que pueden ser más, ponen a su disposición. La huida es un programa capaz de disparar nuestra paranoia sobre el Big Brother a un nivel máximo y lo peor con todos los argumentos verosímiles que podamos imaginar. Gracias a La huida, la otrora sarcástica frase; yo no soy paranoico, a mí sí me persiguen, se convierte en una realidad que afecta a muchos millones de habitantes del planeta.
Atractiva, divertida y adictiva, La huida, contiene elementos de la exitosa Amazing Race combinados con un thriller de buena manufactura. Pero también sirve como un espacio de reflexión acerca del costo y lo que estamos dispuestos a sacrificar en aras de una mayor seguridad.
Charlie Brooker el creador de Black Mirror declaró al diario The Guardian en diciembre de 2011, días antes del estreno de la serie: Sí la tecnología es una droga, y se siente como una de droga, entonces cuales son en realidad los efectos colaterales. Esta zona entre el deleite y la molestia es donde mi nueva serie Black Mirror se sitúa. El espejo negro del título es aquel al que te enfrentas todos los días en cada muro, en cada escritorio, en la palma de todas las manos: La fría y brillante pantalla de los monitores de tv, de las computadoras o de los teléfonos inteligentes.
Pegados a las pantallas de cualquiera de nuestros dispositivos y minimizando el riesgo que nuestras garantías sociales corren, nos encaminamos a enfrentar una nueva sociedad que ni los mismos medios de comunicación tradicionales o virtuales pueden anticipar.

publicado en roastbrief.com.mx el 6 de junio de 2016
imagen en.wikipedia.org

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