¿Cuál es la
estrategia de los medios de comunicación mexicanos a futuro? ¿Seguir viviendo
de las dádivas del gobierno para adular a los gobernantes a nivel mundial?
Armando Enríquez
Vázquez
No deja de sorprenderme día a día al consultar los portales
informativos mexicanos, lo chabacano, baladí, pueril y servil de nuestra
prensa. No por los columnistas, ni por los articulistas, porque todo mundo es
libre de hablar de lo que quiera y son los lectores los que deciden qué y a
quién leer, pero si por la calidad y cantidad de información que se ofrece en
los mismos.
A diferencia de otros medios en nuestro idioma y en especial
del espacio para notas internacionales que los portales mexicanos ofrecen,
estos parecen no haber entendido el aspecto global de internet, lo esencial,
para ellos es resaltar notas políticas intrascendentes hasta para los mismos
mexicanos.
Los medios nacionales parecen no haber entendido que
Internet, les abre nuevos mercados, nuevas audiencias, lectores interesados en
mucho más que Lady Libros y Lord Ferrari.
Porque el ombliguismo que muestran nuestros medios está lejos, muy lejos de ser
noticia en cualquier parte del mundo. Estos medios que tanto desacreditan a las
redes sociales únicamente buscan competir con las mismas al replicar los tuits
del trending topic o notas que se generan en Facebook y otras redes sociales.
¿Cuántos noticieros de televisión abierta y programas no se nutren de youtube?
Los portales están llenos de notas que bien pueden ir en una
sección que no sean la portada del medio, pues no le importan a nadie y son
parte constante de los titulares digitales de los portales informativos. Hasta
el más importante y visitado de los portales informativos de nuestro país, El
Universal, no deja muchas veces de darme pena ajena por la oferta informativa
expuesta a los lectores. Por ejemplo, es vergonzosa la insistencia casi
impúdica con la que el poral pone videos de personas dizque importantes
felicitando al diario. Elogio en boca propia es vituperio, decía mi abuela. De
ahí para abajo los portales informativos han mutado de versiones escritas de
Televisa, a simples testigos estenográficos de los comunicados de prensa de las
diferentes dependencias.
En México la censura no es necesaria cuando la autocensura
impuesta por los directores de medios se basa en la inversión económica de
secretarías, gobiernos estatales y municipales que les permiten llevar a cabo
una operación que de otra manera resulta poco rentable. La cantidad de
ejemplares de los diferentes periódicos que se imprimen a diario en el país es
un misterio, lo que no lo es, es la cantidad de copias que no se venden. Las
groseras estrategias de algunos de ellos incluyen además de maquillar cifras,
vender ejemplares a mitad de precio después de determinada hora del día. Las
diez de la mañana, por ejemplo. Cosa que se puede comprobar en los convoyes del
metro en los que encontramos a vagoneros vendiendo diarios del día por cinco
pesos, o sea la mitad de su precio.
¿Cómo queremos ser un país informado, cuando las políticas
editoriales de los medios son tan pobres y tendenciosas? ¿Cómo pretendemos ser
cosmopolitas cuando la nota internacional que nos ofrecen se limita en
ocasiones a accidentes carreteros en Bangladesh? ¿cómo pretenden los diarios
virtuales mexicanos conquistar mercados extranjeros cuando no tienen una
sección internacional de calidad? El portal español El País es mucho más
crítico y muchas veces dicta la nota del día en nuestro país.
Ni que decir de los espacios informativos de radio y
televisión que en más de una ocasión resultan irrisorios para los mismos
mexicanos. La salida del corrupto Joaquín López Dóriga del espacio estelar de
Televisa es claro ejemplo de la nula credibilidad que tienen los medios por la
manera tendenciosa de intentar mal informar a los mexicanos. La poca audiencia
del nuevo noticiero nocturno de esa misma empresa confirma esta falta de
credibilidad.
Frente a un esquema
en que gran parte de las finanzas de los medios de comunicación dependen de la
propaganda oficial y por tanto ni siquiera se plantean el ser más críticos o
por lo menos objetivos.
Es una tristeza que el país con más hispanohablantes del
mundo se reduzca a ser una repetidora de noticias e información de medios
extranjeros, que carezca de medios independientes y objetivos, que a principios
del siglo XXI el periodismo y el ensayo informativo se escriban desde el
tutelaje económico y las amenazas de los órganos de gobierno que a su vez son
capaces de censurar y asesinar a periodistas sin que ninguno de los medios de
comunicación importantes se atreva a decir nada más allá de lugares comunes y
notas superficiales.
Frente a un mundo cada vez más comunicado, más global, más
democrático, la postura timorata de los medios mexicanos solo les asegura la
desaparición pronta del panorama mundial.
imagen: DeathtoStock.com
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