El tema parece repetitivo y lo es, pero la gravedad del asunto es tal que no sólo afecta a Televisa, empresa, que por otro lado, no merece un mejor destino.
Armando Enríquez Vázquez.
Lo que alguna vez, fue una de las empresas de comunicación
hispanohablantes más emblemáticas a nivel mundial, y sobre todo a nivel de los
países del continente americano, se enfrenta en 2016 a los más sonoros fracasos
desde su creación, debidos a la soberbia de sus ejecutivos, a la ceguera de sus
directivos y la forma más burda de querer engañar a audiencias y clientes: cambiar,
sin realmente cambiar nada.
El último gran golpe a Televisa vino de la compañía nacional
de televisión por cable, Megacable que decidió cancelar la transmisión en su
sistema de todos los canales de paga de Televisa. Esto de acuerdo con la
información del diario El Financiero
puede representar hasta 5% menos en las ganancias por contenidos para la
empresa de Azcárraga Jean y hasta un 2.5% por contenidos para televisión, eso
sin contar que las acciones de la empresa cayeron más del 7% en tan sólo una
semana. Y como puntilla a la crisis, Televisa ya no sabe siquiera como hacer
telenovelas; Univisión anunció que ya no le interesan los contenidos de las
telenovelas de Televisa que ponen a la cadena americana en clara desventaja con
Telemundo, su competencia, porque a nadie en Estados Unidos le interesan los
temas idiotas de las telenovelas de Televisa y han amenazado a la empresa
mexicana con cancelar sus contratos, lo que sin duda sería otro duro golpe a
una empresa que arrogante y soberbia no convence a nadie hoy en día.
Los pasillos de los foros de la otrora empresa productora de
contenidos más importante de Latinoamérica, se ven ahora a la mitad de su
actividad, cuando no vacíos. Los recortes han afectado a casi todos los niveles
de la empresa. La poca capacidad de reconocer como cambió el entorno solo los
ha llevado a lo largo de los últimos años a perder audiencias y negocio, como
ya he comentado en otras ocasiones.
El tema parece repetitivo y lo es, pero la gravedad del
asunto es tal que no sólo afecta a Televisa, empresa, que por otro lado, no
merece un mejor destino después de décadas de manipulación, soberbia y
arrogancia, afecta a casas productoras y agencias de publicidad por igual. Afecta
a productores actores y técnicos que han sido despedidos de la empresa y a
todos aquellos que indirectamente dependen de la empresa. La soberbia y sapiencia entre los directivos de medios
de comunicación es lo que asusta pues hasta el momento ninguno de los tres
principales generadores de contenidos de televisión de nuestro país ha logrado
ser eficiente y triunfador. Baste recordar que hace un año a señal del Cadena3
salió del aire después de siete años de no dar una en la programación y por lo
tanto no poder generar ingresos para mantener la señal al aire.
Pero por otro lado Televisa hace muchos años dejó de
competir. En las oficinas y cubículos de la empresa la palabra se desconoce. A
Televisa no le interesaron durante muchos años las audiencias, pues al ser un
monopolio no tenía problemas de anunciantes. Durante décadas el famoso plan
francés fue una forma autoritaria y unilateral de explotar a los anunciantes y
de tener ganancias de la manera más burda y jodida en la que un medio puede
obligar a sus clientes. La llegada de TV Azteca los sacudió en un principio,
pero el contubernio entre las dos empresas para tener programaciones calcadas
una de la otra, regresó a Televisa a sentirse invencible. Lo cierto es que hoy,
sí Televisa es incapaz de generar contenidos atractivos, a nadie le interesa
anunciarse entonces en esas señales. Lo cual es algo increíble para los
directivos de la empresa.
Esa mentalidad impidió a Televisa desarrollar y buscar a
buenos generadores de contenidos para sus espacios, a creativos verdaderos, lo
único que la empresa supo desarrollar fue un aparato burocrático autocomplaciente
que perdió la objetividad sobre las toneladas de basura y vulgaridad producidas
en sus señales. Un aparato burocrático que terminó sin preocuparse de los
chistes de género, la apología del machismo de sus programas, la discriminación
social y el clasismo de sus contenidos. Un equipo de noticias más papista que
el papa y ante cuyo sesgo informativo, aquel periódico del gobierno que se
llamaba El Nacional se hubiera
ruborizado de tanta impudicia.
Así que el hecho de que Televisa, sus ejecutivos, sus productores
y sus informadores paguen hoy su ceguera, su incapacidad por anticipar el
futuro, su falta de visón de su propio negocio, está más que merecida. Lo malo
es como la crisis del, una vez, gigante de los medios de comunicación repercute
en otros negocios que durante más de treinta años vivieron a merced de las
imposiciones y disparates de los directivos de la empresa. Cómo afecta en la
mentalidad y el ánimo de muchos que no están dispuestos a reconocer que es el
momento de salir de su zona de confort.
De las señales de televisión abierta, ni canal 9, ni ForoTV
deben ser rentables para Televisa, y de sus señales de paga parece que ninguna,
pues no hubo queja alguna entre los clientes de Megacable por la desaparición
en sus televisores de canales como Bandamax o Telehit, verdaderos vertederos de
la estupidez que ha permitido Televisa a lo largo de décadas.
No sé si Televisa este condenado a desaparecer. No sé si Azcárraga
Jean tiene algo de sentido común y la voluntad para deshacerse de los
vicepresidentes que han dañado a su empresa en los últimos años, lo que queda
claro es que o no parece importarle o es incapaz de ver que su barco está
haciendo agua a niveles que otros empresarios de otras regiones estarían
alarmados por su falta de respuesta eficiente.
Tanto TV Azteca como la no nata Imagen TV deben aprender de
los errores cometidos por lo que alguna vez y gracias a lo dadivoso de Luis
Echeverría fue el más imponente medio de comunicación y deberían estar
centrados en hacer propuestas que sean realmente atractivas para las audiencias
porque cada día estas son más exigentes y menos complacientes.
Productores, escritores y creadores deben comenzar a ver más
allá de las historias de sirvientas que llegan a ricas potentadas por el amor
de un mirrey.
¿Las agencias de publicidad, las casas productoras y las
marcas están listas para buscar nuevas oportunidades para llevar a cabo su
actividad? o como la televisión abierta estén listos para dejar el camino a
otros más eficientes, más propositivos, los mercadólogos, por ejemplo.
publicado en roastbrief.com.mx el 19 de septiembre de 2016
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