A pesar de todas las
restricciones existentes en occidente para que las mujeres dedicaran a labores
diferentes a las del hogar, Claricia logró dedicarse a su profesión y hasta
burlar las reglas impuestas en ella.
Armando Enríquez
Vázquez
Uno de los orígenes de la violencia de género y del
machismo, sin duda lo podemos encontrar en la religión católica apostólica y
romana que desde que se fundó ha negado la importancia de la mujer en la
sociedad y ha creado elaborados textos y dogmas para hacer ver a la mujer como
culpable de los males del mundo.
Durante el inició de la edad media la tiranía de la iglesia católica
se sentía en casi toda Europa, de la misma manera que los extremistas
musulmanes lo hacen en diversas zonas del mundo hoy, o los judíos ortodoxos
ejercen su tiranía entre ciertas poblaciones alrededor del mundo. Pero en la
zona de lo que es hoy Alemania, en el área de Baviera, los reyes de la era
Ottoniana, permitían a ciertas mujeres sobre todo de las clases pudientes el
desarrollar sus habilidades sobre todo si están eran artísticas. Esta dinastía
reino de finales del siglo X al siglo XI.
Una de las actividades a las que más contribuyeron las
mujeres de la época fue a la ilustración de libros y manuscritos de todo tipo,
este trabajo se llevaba a cabo en los monasterios y se sabe al menos el nombre
de varias de ellas.
Pero de la que llama mi atención por lo que parece ser un
espíritu desenfadado y alegre es Claricia quien dibujo en un manuscrito una
divertida imagen que se supone es ella.
De Claricia se sabe poco y sólo se conoce el salterio que
ilustró en la Abadía de San Ulrico y Santa Afra en el poblado de Ausburgo que
se cree fue fundada en el siglo X. La existencia de Claricia nos es conocida
porque se dibujó a ella misma en ese salterio, que hoy se conoce como Salterio de Claricia en una letra Q,
algo que estaba prohibido a cualquier ilustrador de manuscritos sacros. Los
salterios son libros que únicamente contienen Salmos. De cualquier manera, en
el caso del Salterio de Claricia, la mujer dejo no sólo su firma sino lo que se
cree que es un autorretrato en una letra Q del documento.
Una mujer aparece columpiándose en la letra y así creando la
vírgula de la misma, por su apariencia no parece tratarse de una monja, su ropa
y su cabello suelto así lo sugieren. Sobre los hombros de la mujer aparece el
nombre de Claricia. Eso es lo único que conocemos de esta mujer que decidió
hacerse notar en plena Edad Media, me lleva a pensar no sólo en las reglas más
laxas de Baviera, si no en el carácter rebelde y lúdico de Claricia. Tal vez,
porque repito nada sabemos de su vida, Claricia se encontraba en su
adolescencia o temprana etapa de los que hoy llamamos vida adulta y desde esa
adolescencia se muestra al mundo en cierta rebeldía. El hecho de que su vestido
y su cabello la separen de la vida monacal, puede indicar que Claricia
estudiaba en la abadía y tal vez estaba en el proceso de convertirse en monja.
Pero estas son sólo especulaciones. Lo cierto es que de Claricia sólo conocemos
ese autorretrato lúdico.
La otra mujer que se representó al llevar a cabo su labor
como ilustradora fue Guda, quien en el extremo opuesto a Claricia se dibujó
bajo la frase Guda peccatrix mulier
scripsit et pintxit hunc librum que quiere decir: Pecadora que escribió e
ilustró este libro. El autorretrato de Guda es anterior al de Claricia y se da
en otra región de Baviera.
Me
quedó sin pensarlo con la vitalidad e irreverencia de Claricia antes que con la
culpa de Guda.publicado en mamaejecutiva.net el 28 de noviembre de 2016
imagen GynArte-Home-Wikispaces
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