Entre las mujeres que
se dedicaron a la observación del cielo y tomar datos sobre lo que en el
firmamento ocurría se encuentra esta astrónoma y meteoróloga autodidacta del
siglo XIX.
Armando Enríquez
Vázquez
En el pequeño y milenario pueblo de Foligno en la provincia
de Perugia, en el centro de Italia, nació el 29 de octubre de 1808 Caterina
Scarpellini. Se sabe que a la edad de
dieciocho años viajo con su tío, el astrónomo Feliciano Scarpellini a Roma. El
tío acababa de ser nombrado director del observatorio de la Universidad de Roma
La Sapienza. Caterina viajó en calidad de asistente de Feliciano.
Es en la universidad donde conoció a un destacado alumno de
su tío, de quien se enamoró y con el que se casó; Erasmo Fabri. Fabri al
momento de desposar a Caterina renunció a su apellido y adoptó el de su mujer,
por tener ella una mejor posición social que él. En 1840, murió Feliciano, pero
el matrimonio Scarpelllini permaneció en sus puestos de trabajo bajo el nuevo
director, Ignazio Calandrelli, también astrónomo.
Caterina era muy apreciada por su gran conocimiento acerca
del sistema solar y de las constelaciones. Scarpellini era reconocida gracias a
los artículos que publicaba en la revista Corrispondenza
scientifica, que fundó su esposo en el año 1847 y que promovía la
divulgación y discusión entre los científicos italianos y su colegas ingleses y
franceses. La publicación tenía además de artículos, dos suplementos, uno de
los cuales llamado Bulletino delle
osservazioni ozonometriche-meteorologiche, era dirigido por Caterina.
A pesar de no tener una formación académica, los
conocimientos de Caterina eran tan buenos como los de el mejor de los egresados
de las universidades, sus publicaciones constantes en la revista de su marido,
le permitieron no sólo dar a conocer sus hallazgos, sino a darse a conocer y
mantener una relación y dialogo con la comunidad astronómica europea del siglo
XIX.
En 1854, anunció haber descubierto un cometa, aunque unas semanas
después se retractó, reconociendo que el descubrimiento había tenido lugar unos
días antes por otro astrónomo. En 1856 publicó el primer catálogo de una lluvia
de estrellas en Italia. También escribió acerca de la existencia del ozono, del
eclipse solar del 18 julio de 1860, acerca de la influencia de la Luna sobre
los terremotos. Los fenómenos meteorológicos atraían su atención y también
escribió artículos sobre las tormentas de arena en el desierto del Sahara y las
comparó y relacionó con una que tuvo lugar en Roma en 1863, incluso escribió
acerca de otros temas científicos como la epidemia de viruela que hubo en Roma
en 1861, o lo inocuo del arsénico para tratar cualquier tipo de fiebre. Así
como una biografía de Ignazio Calandrelli y otra en honor de los cien años del
nacimiento de Humboldt.
En 1856 creó al interior del Observatorio Capitolino en
Roma, una estación meteorológica y de medición del ozono.
El talento y los conocimientos que demostró Caterina
Scarpellini le valieron el reconocimiento de la comunidad científica italiana;
fue nombrada miembro ordinario de la Accademia dei Quiriti en Roma, miembro de
la Società dei Georgofili en Florencia y también de la Academia de Historia Natural
en Dresde, así como de la Sociedad Imperial de Naturalistas de Moscú por
nominación directa del Zar. En 1872 el gobierno italiano le otorgó una medalla
de oro, en reconocimiento a su trabajo.
Caterina Scarpellini murió el 28 de noviembre de 1873, a la
edad de 65 años. Un enorme cráter, de 27 kilómetros de diámetro, en la
superficie de Venus lleva el nombre de esta extraordinaria astrónoma y
meteoróloga italiana.
publicado en mamaejecutiva.net el 15 de mayo de 2017
imagen, es.wikipedia.org
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