Solamente de 2013 a 2016 Enrique Peña Nieto gastó más de 37,000 mdp en publicidad beneficiando obviamente a medios como Televisa, El Universal y Radio Fórmula fieles mascotas del presidente.
Armando Enríquez Vázquez
El daño que le ha hecho a México el control y manejo
discrecional del dinero que los gobiernos locales y federal, así como las
dependencias de gobierno y poderes del estado hacen de recursos para financiar
a medios de comunicación, con tal de asegurar un trato preferencial en las
notas y columnas, incluso a manipular la información en su ventaja, es uno más
de los actos de arrogancia de los políticos. El costo de las mentiras que nos
cuentan y que ellos mismos se cuentan, y hasta se creen, únicamente repercute
de manera negativa y directa en la población.
La semana pasada, de manera sorpresiva la Suprema Corte de
Justicia de la Nación falló a favor de un amparo interpuesto por la
organización Articulo 19, a favor de que se regule la publicidad oficial y el
gasto que de ella deriva. Por lo que la Corte ordenó al legislativo regular
este rubro.
Articulo 19 es un organismo apartidista e independiente
dedicado promover y vigilar el avance de la libertad de expresión. Desde 2014
el Congreso prometió legislar acerca de la llamada publicidad oficial y hasta
la fecha no ha hecho nada, lo que no es de extrañar pues el congreso nunca hace
absolutamente nada bueno, por lo que Artículo 19 decidió ampararse contra una
acción del poder legislativo que nos afecta a todos.
Solamente de 2013 a 2016 el gobierno de Enrique Peña Nieto
gastó más de 37,000mdp en publicidad beneficiando obviamente a medios como
Televisa, El Universal y Radio Fórmula fieles mascotas de Peña Nieto y sus
secretarios. Esto lo sabemos gracias a otra organización llamada Fundar.
En una entrevista que el presidente de la mesa directiva de
la Cámara de Diputados Jorge Carlos Marín otorgó a la periodista Carmen
Aristegui, el representante popular se mostró molesto por el dictamen de la
corte, ¿qué podíamos esperar de un gris y servil burócrata del PRI, que ve
atacado a la imagen de su jefe sexenal? La Corte puso como fecha límite el 30
de abril de 2018 a los legisladores y muy seguramente para esa fecha el
Congreso pondrá uno de esos pretextos cínicos que acostumbran los políticos de
este sexenio.
Lo cierto es que somos una vez más los ciudadanos; apáticos
y quejumbrosos frente a los actos de prepotencia y total desprecio por el
ciudadano de Peña Nieto y sus lambiscones, quienes debemos obligar e insistir en
que el Congreso de la Unión sirva para algo y no sólo para hacer propaganda
maniquea en la que presumen su ayuda a los dreamers y no a los damnificados de
los sismos de septiembre, por ejemplo. Esos senadores y diputados que legislan
a favor de Televisa y Oderbrecht y no a favor de que los órganos de justicia
esten encabezados por hombres o mujeres probos y sin nexos partidistas.
Televisa, El Universal, TV Azteca, ImagenTV, Radio Fórmula
jamás habrán de cuestionar al gobierno o al partido oficial, porque la
operación de esas empresas se basa en ese dinero de la propaganda del gobierno
federal y los estados y no en el sano funcionar de empresa, como debería de
ser. Hace poco en Radio Fórmula escuche un spot del gobierno de Sinaloa que
poco o nada nos dice a los habitantes de la CDMX y durante los primeros años de
gobierno del actual gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello, este grupo
radiofónico no dejó de cubrir cada hora las actividades del mandatario del
suroeste del país. Durante muchos años Emilio Acárraga Milmo se declaró soldado
del PRI y a pesar de lo que quisieron creer en la siguiente generación, quedó
demostrado que Televisa no funciona sin el dinero del estado. Lo mismo sucede
con El Universal. No importa el talento y la calidad de las plumas columnistas
porque el periódico quiere vender información chatarra. Es claro que cuando en
la década de los noventa del siglo pasado el gobierno se deshizo de El
Nacional, el desprestigiado medio oficial del gobierno, sólo cerró las puertas
de una mala inversión para mantener las de un mejor negocio; la supuesta prensa
libre, que en casos como los de El Universal y El Excélsior son desde hace
décadas fieles servidores del amo en el poder gracias a los millonarios
contratos de propaganda oficial.
Lo más indignante no es el servilismo de quien publica lo
que le ordena quien paga y mantiene al medio, lo indignante es la opacidad y
discrecionalidad con la que se manejan los recursos, de acuerdo con el organismo
Fundar, en 2015 Zacatecas, Hidalgo y el perredista Michoacán rebasaron en más
de 600% el dinero autorizado por el congreso local en materia de propaganda,
mientras que Chiapas, Veracruz, Sonora, Baja California Sur, Sinaloa, Jalisco y
Tamaulipas rebasaron esos gastos en más de 200%. Sólo Tlaxcala tuvo un subejercicio de 5% en
su propaganda. Todos esos extras deben sumarse a la exorbitante suma ya gastada
por la presidencia.
Lo que sigue sería ver si ese gasto en propaganda es
inversamente proporcional a la aceptación de los gobernantes, porque a nivel
federal esa parece ser una constante. Entre más desprestigiado y menos
credibilidad tiene el gobierno de Enrique Peña Nieto y ladrones que lo
acompañan, mayor es el gasto en propaganda sobre historias que nadie sabe por
qué merecen ser contadas, cuando las obligaciones fundamentales de todo estado
moderno; La seguridad, el bienestar y mejor infraestructura para sus gobernados,
están totalmente olvidadas. Nunca como en este sexenio ha crecido la inseguridad
y los asesinatos en México. Es cierto que es el sexenio con más empleos
creados, pero son empleos de muy baja calidad y son empleos que no pueden
asegurar el crecimiento de social de la mayoría de los mexicanos y sobrepasar
la línea de la pobreza, menos cuando el salario mínimo no alcanza a igualar los
índices inflacionarios del país. Nunca como bajo la batuta de Peña Nieto se ha
saqueado al país y robado a los mexicanos de manera tan descarada, cínica y
voraz.
Pero para Peña Nieto a quien nadie le aplaude, en su visión
torcida y paranoica de la realidad, somos los ciudadanos y los periodistas
quienes atacamos y nos burlamos de las instituciones, somos unos ingratos
buleadores, unos desnaturalizados hijos del maíz y no del trigo como él. Él
jamás estará mal, él es un bienhechor incomprendido al que la cabra de bolones
que somos los mexicanos sólo sabemos bulear, así como a sus impolutas
instituciones y a sus ínclitos secretarios.
Pero sólo nosotros podemos exigir a los gobiernos y a los
legisladores que en lugar de jugar al traje nuevo del emperador con nuestros
impuestos, se utilicen esos miles de millones en la necesaria reconstrucción de
Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla y la CDMX, y no esperar los seis o siete años
prometidos por el cínico Jefe de Gobierno de la CDMX (Marca Registrada), que se
invierta en las universidades públicas porque ya vimos que las transas, por lo
menos en la construcción, se dieron muy bien en las instituciones privadas, que
se formen cuerpo policíacos entrenados, bien pagados y capacitados y no se esté
buscando el pretexto para legislar la militarización el país y entonces esperar
un golpe de estado en pleno siglo XXI.
Desgraciadamente la historia que debe ser contada es una de
horror: donde la opacidad, la corrupción y la impunidad son las directrices
bajo las actúa Peña Nieto y esa historia a pesar de no ser la mejor la
contaremos una y otra vez los mexicanos en los años por venir, espero que como
ejemplo de un pasado que nunca se debe repetir en la incipiente e imperfecta
democracia mexicana.
publicado en blureport.com.mx el 24 de noviembre de 2017
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