Pocas veces
observamos una propaganda que diga la verdad, pero en esta ocasión la verdad
puede resultar más ominosa que una mentira.
Armando Enríquez
Vázquez.
Algo que realmente se ha conseguido en este sexenio es crear
empleos como en ningún otro sexenio panistas o priísta desde hace por lo menos
cincuenta, tal vez sesenta años. Lo que es cierto también es que no es el mejor
tipo de empleo para los mexicanos.
Por eso me sorprendió ver el siguiente cartel en las paredes
de una estación del Metro la semana pasada. La frase en principio es una más de
esas frases triunfalistas que han caracterizado a cada gobierno de nuestro país
al menos desde tiempos de Luis Echeverría: Este
es el sexenio del empleo. Con el lugar común de un sexenio que quiere
contar historias de hadas cuando las únicas que se pueden contar son de terror,
de fracaso y en el peor de los casos, como sucede con el empleo, patéticas
realidades de un gobierno que desprecia el valor del trabajo de los mexicanos.
La frase no suena descabellada, es parte de la ya chabacana idea que tienen los
gobiernos del país de presumir hasta el descubrimiento del hilo negro.
Hasta el momento lo descrito parece ser uno más de esos
carteles, o spots de radio o televisión que nos cuentan más de lo mismo sin
decirnos nada realmente.
Pero lo que es atípico en esta propaganda gubernamental es
la fotografía que la acompaña. La cual resulta brutalmente honesta y por
extensión si la pensamos bien, patética en cuanto a la realidad en la que
estamos inmersos.
La fotografía son las manos y torsos de unos meseros mostrando
los platos a servir a los comensales. Y en este caso debo reconocer que tanto
los publicistas como los que aprueban esta propaganda en el gobierno federal
han sido honestos. Pero también puede resultar ofensiva y agresiva.
¿Quiere el gobierno federal que los mexicanos somos
únicamente buenos para empleos de servicio? ¿Qué la mano de obra calificada,
los egresados de las universidades y escuelas técnicas pueden esperar empleos
de baja calidad? ¿Qué por fin el gobierno reconoce su fracaso en la política
laboral y educativa del país? ¿Qué en México el que no es empresario,
microempresario o diputado puede esperar solo encontrar vacantes en call
centers, restaurantes y obras de construcción? Ningún trabajo es despreciable,
ni puede demeritarse, pero ¿debemos conformarnos con los que ha creado el
gobierno de Peña Nieto que no permitirán a la mayoría de los mexicanos alcanzar
niveles dignos de vida? y mucho menos con el salario mínimo vigente y la
mentada de madre que presupone el nuevo aumento.
Pero por primera vez en este sexenio creo que los
responsables de la propaganda del gobierno federal están contando de manera correcta
la historia y aunque es una historia que cuenta, no vale tanto la pena contarla
porque en el fondo es una historia triste y patética del México que somos hoy y
el futuro que promete.
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