martes, 27 de febrero de 2018

Las filántropas de la colonia Del Valle.




En la nomenclatura de las calles de la famosa colonia Del Valle en la Ciudad de México existen un grupo de mujeres que muchos desconocemos porque fueron elegidas para ser honradas de esta manera.
Armando Enríquez Vázquez
Muy poca gente sabe quiénes fueron Concepción Béistegui, Luz Saviñón, Luz Bringas y otras mujeres cuya vida y hechos llevaron a los urbanistas de la capital a bautizar diferentes calles de la famosa colonia Del Valle en honor de estas mexicanas que en general permanecen desconocidas a los habitantes no sólo de la Ciudad de México, si no incluso de los vecinos de la ya mencionada colonia.
Probablemente la más conocida de ellas sea Luz Saviñón nacida en la ciudad de Puebla en 1850. Su padre fue un importante industrial poblano de nombre Gumersindo Saviñón, dedicado a los textiles a principios del siglo XIX. Luz Saviñón se casó con un abogado de nombre Bartolomé Saviñón y Zozaya. Sin descendencia y viuda Luz Saviñón decidió que tras su muerte, acaecida en la Ciudad de México en 1902, con su fortuna se crearan un colegio con el nombre de Colegio del Señor San José, para futuros párrocos católicos y un Monte de Piedad para prestar dinero sobre objetos a personas de escasos recursos.
La imagen que se conoce de Luz Saviñón la muestra como una persona a la que es difícil atribuir una carácter piadoso o noble, más bien retrata a una mujer dura, hosca. De acuerdo con el libro Personalidades de las Calles de la Colonia del Valle, publicado en 2012, por la institución fundada por Luz Saviñón, este Montepío fue inaugurado en 1902 por el entonces presidente Porfirio Díaz, quien además fue el primero en hacer uso de la institución al empeñar una leontina y la pluma de oro con la que firmó ese primer empeño por 35 pesos.
La institución de préstamo se ubicó en el centro de la Ciudad de México, mientras que el colegio fue establecido en Tacubaya, hoy el colegio lleva el nombre de la filántropa poblana y ambas instituciones funcionan hasta el día de hoy.
Concepción Béisteguí nació en 1820 en Guanajuato y lo único por lo que es recordada es por las palabras con las que inició su testamento:
“Yo Concepción Máxima Béisteguí y García, católica por la gracia de Dios y doncella por su benevolencia, teniendo sólo parientes ricos que no requieren de mi pecunio, lego mi alma a Dios y mis bienes a los pobres…”
Concepción Béisteguí murió el 5 de septiembre de 1873 en la Ciudad de México.
No sabemos porque era tan rica esta mujer, pero al parecer ella misma fue heredera de la fortuna de sus padres, pues como lo manifiesta en su testamento era doncella o sea jamás se casó, ni tuvo descendencia. El dinero que donó esta mujer sirvió para establecer un hospital en el centro de la Ciudad de México, en la calle de Regina número 7, que al igual que las instituciones fundadas con el dinero de Luz Saviñón aún existe y funciona. El hospital, hoy transformado en asilo se inauguró en 1886 y como en el caso del Montepío Luz Saviñon la ceremonia fue protagonizada por el General Porfirio Díaz presidente del país. El primer director del hospital fue el Doctor Joaquín Vertiz.
Historia similar es la de Luisa Martínez de Rodríguez Saro, quien al quedar viuda y no tener descendencia decidió heredar su fortuna para la fundación de un hospital que llevó su nombre.
Otras llamadas filántropas cuyos nombres aparecen en las placas de las calles de la colonia Del Valle son Luz Bringas, Ana María Mier y Doña Isabel Pesado De la Llave que comparte la calle con su esposo Don Antonio de Mier y Celis.
Ernestina Larrainzar fue una mujer dedicada a la religión a pesar de no ser monja, hija de un embajador plenipotenciario de nuestro país ante el Vaticano. Nació en Roma en octubre de 1854 en Roma, Italia. Junto con su hermana Enriqueta y el párroco Fray Manuel María Ortiz originario de Cholula, y la ayuda de su padre fundó la congregación de las Hijas del Calvario en 1885, la congregación fue reconocida por la Santa Sede en 1909 y continua activa.
En los límites norte de la colonia, bordeando con el Viaducto esta la calle de La Morena que no hace referencia a ninguna filántropa, viuda, ni doncella sino todo lo contrario. Al parecer durante La Colonia, existió en los que entonces eran las afueras de la ciudad y hoy forman parte de las calles de Xola y Viaducto, un burdel afamado regenteado por una mestiza a la apodaban “La Morena” y cuyo nombre no sobrevivió al viento del olvido que cuando sopla mata, pero que hoy junto con las damas filántropas de cierta alcurnia conforman las calles de la colonia Del Valle, que honran a diferentes mujeres mexicanas.


publicado en mamaejecutiva el 19 de febrero de 2018

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