En la nomenclatura de
las calles de la famosa colonia Del Valle en la Ciudad de México existen un
grupo de mujeres que muchos desconocemos porque fueron elegidas para ser
honradas de esta manera.
Armando Enríquez Vázquez
Muy poca gente sabe quiénes fueron Concepción Béistegui, Luz
Saviñón, Luz Bringas y otras mujeres cuya vida y hechos llevaron a los urbanistas
de la capital a bautizar diferentes calles de la famosa colonia Del Valle en
honor de estas mexicanas que en general permanecen desconocidas a los
habitantes no sólo de la Ciudad de México, si no incluso de los vecinos de la
ya mencionada colonia.
Probablemente la más conocida de ellas sea Luz Saviñón nacida
en la ciudad de Puebla en 1850. Su padre fue un importante industrial poblano
de nombre Gumersindo Saviñón, dedicado a los textiles a principios del siglo
XIX. Luz Saviñón se casó con un abogado de nombre Bartolomé Saviñón y Zozaya.
Sin descendencia y viuda Luz Saviñón decidió que tras su muerte, acaecida en la
Ciudad de México en 1902, con su fortuna se crearan un colegio con el nombre de
Colegio del Señor San José, para futuros párrocos católicos y un Monte de
Piedad para prestar dinero sobre objetos a personas de escasos recursos.
La imagen que se conoce de Luz Saviñón la muestra como una
persona a la que es difícil atribuir una carácter piadoso o noble, más bien
retrata a una mujer dura, hosca. De acuerdo con el libro Personalidades de las Calles de la Colonia del Valle, publicado en
2012, por la institución fundada por Luz Saviñón, este Montepío fue inaugurado
en 1902 por el entonces presidente Porfirio Díaz, quien además fue el primero
en hacer uso de la institución al empeñar una leontina y la pluma de oro con la
que firmó ese primer empeño por 35 pesos.
La institución de préstamo se ubicó en el centro de la
Ciudad de México, mientras que el colegio fue establecido en Tacubaya, hoy el
colegio lleva el nombre de la filántropa poblana y ambas instituciones
funcionan hasta el día de hoy.
Concepción Béisteguí nació en 1820 en Guanajuato y lo único
por lo que es recordada es por las palabras con las que inició su testamento:
“Yo Concepción Máxima Béisteguí y García, católica por la
gracia de Dios y doncella por su benevolencia, teniendo sólo parientes ricos que
no requieren de mi pecunio, lego mi alma a Dios y mis bienes a los pobres…”
Concepción Béisteguí murió el 5 de septiembre de 1873 en la
Ciudad de México.
No sabemos porque era tan rica esta mujer, pero al parecer
ella misma fue heredera de la fortuna de sus padres, pues como lo manifiesta en
su testamento era doncella o sea jamás se casó, ni tuvo descendencia. El dinero
que donó esta mujer sirvió para establecer un hospital en el centro de la
Ciudad de México, en la calle de Regina número 7, que al igual que las
instituciones fundadas con el dinero de Luz Saviñón aún existe y funciona. El hospital,
hoy transformado en asilo se inauguró en 1886 y como en el caso del Montepío
Luz Saviñon la ceremonia fue protagonizada por el General Porfirio Díaz
presidente del país. El primer director del hospital fue el Doctor Joaquín
Vertiz.
Historia similar es la de Luisa Martínez de Rodríguez Saro,
quien al quedar viuda y no tener descendencia decidió heredar su fortuna para
la fundación de un hospital que llevó su nombre.
Otras llamadas filántropas cuyos nombres aparecen en las
placas de las calles de la colonia Del Valle son Luz Bringas, Ana María Mier y
Doña Isabel Pesado De la Llave que comparte la calle con su esposo Don Antonio
de Mier y Celis.
Ernestina Larrainzar fue una mujer dedicada a la religión a
pesar de no ser monja, hija de un embajador plenipotenciario de nuestro país
ante el Vaticano. Nació en Roma en octubre de 1854 en Roma, Italia. Junto con
su hermana Enriqueta y el párroco Fray Manuel María Ortiz originario de
Cholula, y la ayuda de su padre fundó la congregación de las Hijas del Calvario
en 1885, la congregación fue reconocida por la Santa Sede en 1909 y continua
activa.
En los límites norte de la colonia, bordeando con el
Viaducto esta la calle de La Morena que no hace referencia a ninguna
filántropa, viuda, ni doncella sino todo lo contrario. Al parecer durante La
Colonia, existió en los que entonces eran las afueras de la ciudad y hoy forman
parte de las calles de Xola y Viaducto, un burdel afamado regenteado por una
mestiza a la apodaban “La Morena” y cuyo nombre no sobrevivió al viento del
olvido que cuando sopla mata, pero que hoy junto con las damas filántropas de
cierta alcurnia conforman las calles de la colonia Del Valle, que honran a
diferentes mujeres mexicanas.
publicado en mamaejecutiva el 19 de febrero de 2018
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