La famosa ecuatoriana
que luchó al lado de Simón Bolívar muchas veces ha sido menospreciada por la
historia oficial por haber sido también amante del caudillo.
Armando Enríquez
Vázquez
Los retratos la pintan de rostro afilado y hermosos ojos
zarcos. Pero más allá de su belleza física que la convirtió en una de las
tantas amantes de Simón Bolívar que ya en su juventud y paso por México había
conquistado a la famosa Güera Rodríguez. Anita Lenoit, Bernardina Ibáñez,
Josefina Machado, Juana Pastrano, Julia Corbier son algunos de los nombres de
las mujeres que compartieron el lecho de Bolívar, pero Manuela Sáenz fue por 8
años la compañera de Bolívar.
Más allá de la anécdota amorosa, Manuela Sáenz fue compañera
de batallas y en dos ocasiones salvó la vida de Bolívar y una mujer que puso su
valor, coraje y fortuna al servicio de sus ideales. Manuela Sáenz nació en
Quito en 1795 pero la fecha parece no ser exacta, algunos fechan su nacimiento
en 1797. Así como su amor único por Ecuador se diluye en espíritu bolivariano:
“Mi país es el continente de América he nacido bajo la línea del Ecuador”,
declaró en una ocasión
Hija natural del Simón Sáenz y Vergara un español que había
“hecho la América” ascendiendo de clérigo a recolector del diezmo. Simón enriqueció,
casó, lo que no le impidió tener a Manuela fuera del matrimonio. La madre de
Manuela era una rica criolla de nombre María Joaquina de Aizpuru. Manuela fue dejada
en un convento a raíz de la muerte de su madre al momento del parto y una vez
que la niña tenía ocho años fue llevada al hogar paterno. Mientras su padre era
un realista recalcitrante en momentos en que soplaban los vientos de
independencia en América, la madrasta y al menos uno de los medios hermanos de
Manuela compartían los ideales de independencia. Manuela que a pesar de las
costumbres de la época se empeña en aprender a leer y escribir, se acerca a las
ideas de libertad y considera a otra Manuela originaria de Quito como su
ejemplo a seguir. Manuela Cañizares organizaba tertulias independentistas en su
casa y colaboró en los primeros intentos por lograr la independencia de lo que
es hoy Ecuador. En 1810 inició el movimiento en Ecuador dividiendo a la
familia, pero pronto el poder español se restableció y la familia volvió a
unirse.
En 1813 tras el regreso del gobierno realista a Quito,
Manuela fue internada en el Convento de Santa Catalina de Siena para que se
preparara para el matrimonio, cosa que sucedió en 1817. Manuela Saénz se casó
con un comerciante inglés amigo de su padre y al que conoció un año antes
durante un viaje con su padre a Panamá. James Thorne y Waldor era mucho mayor
que la ecuatoriana. El matrimonio se llevó a cabo en la ciudad de Lima donde
residía el inglés y que se convirtió en el nuevo hogar de Manuela. En la ciudad
peruana Manuela participó en tertulias libertarias y convenció al batallón al
que pertenecía su medio hermano a sumarse al bando de los independentistas.
También en Lima se hizo amiga de Rosa Campuzano, amante de San Martín y espía
de la causa independentista, quien le enseñó tácticas y estrategias de lo que
podría llamarse guerra de guerrillas de la época. Se cree que Manuela era
estéril, lo que aunado a su compromiso con sus ideales políticos la llevó muy
pronto a distanciarse de su esposo.
En 1821 viaja de regresó a Quito en busca de sus derechos a
reclamar la herencia de su madre y de su abuelo. Entonces conoció al General
Antonio José de Sucre, con quien tubo una amistad hasta la muerte del militar.
Manuela continuó participando en el movimiento independentista, apoyando con
dinero y donando mulas a la causa, en mayo de 1822 participó de manera directa
en la batalla de Pichincha que consolidó la independencia de lo que es hoy
Ecuador. Es en Quito que conoce a Simón Bolivar en el mes de junio de ese mismo
año. En cuanto se vieron los dos se enamoraron y a partir de ese momento
Manuela trató de vivir lo más cerca de Bolívar, a pesar de que tuvieron enormes
distanciamientos físicos y en ocasiones sentimentales. Lo dio lugar a una
extensa serie de cartas de amor entre ambos personajes. Incluso en esa relación
epistolar de Manuela hay una carta a su marido explicando su amor por Bolívar: “…señor mío. Es usted excelente, inimitable.
Pero amigo, no es grano de anís que lo haya dejado por el general Bolívar,
dejar a un marido sin sus méritos no sería nada. ¿Cree por un momento, que
después de ser amada por este general durante años, de tener la seguridad de
que poseo su corazón, voy a preferir ser la esposa del Padre, del Hijo o del
Espíritu Santo o de los tres juntos?” (1)
Manuela fue criticada
y juzgada por personajes cercanos a Bolívar por haber abandonado a su esposo y
vivir en amasiato con el general venezolano. Pero también por los nombramientos
militares que Bolívar hizo a la valiente mujer reconociendo su actuar en las
campañas que llevaron a la independencia de lo que se conoció como la
Grancolombia. Militares y políticos machistas y persignados veían a Manuela
como una pecadora e irruptora del orden social y militar y a pesar de ellos Manuela
Sáenz obtuvo el grado de coronela.
Valiente y llena de ideales Manuela peleó en las batallas de
Pichincha, Ayacucho, A la batalla de Junín llegó tres días tarde, lo que no le
impidió ayudar a curar heridos y enterrar muertos.
En 1828 Manuela salvó en dos ocasiones la vida de Bolívar,
de los conspiradores que querían matarlo. En una de ellas disfrazándose para
lograr llamar la atención del libertador de América del Sur. Lo que llevó al
caudillo a apodarla La Libertadora del
Libertador.
Tras la muerte de Simón Bolívar en 1830, Manuela Sáenz fue
expulsada de Colombia, la independentista se instaló en Paita, ciudad portuaria
de Perú, en la que murió el 23 de noviembre de 1856 víctima de una epidemia de difteria,
su cuerpo fue incinerado y las cenizas puestas en una fosa común. Los últimos
años ya sin dinero Manuela se dedicó a elaborar dulces y venderlos para
sobrevivir. James Thorne murió en 1841 dejando toda su herencia a Manuela quien
la rechazó.
Los gobiernos de Ecuador, Venezuela y Colombia la reconocen
como heroína de la independencia, En Ecuador se creó un sello postal con la
imagen de la gran independentista.
(1) Tomado
del ensayo de Jenny Londoño López Manuela
Sáenz: “mi patria es el continente de la América” Publicado Cuadernos
Americanos num. 125 (2008)
publicado en mamaejecutiva.net el 5 marzo de 2018
imagen: es.wikipedia.org
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