Originario de
Chihuahua el Ingeniero Rafael Mendoza Blanco fundó una de las pocas empresas
que diseña y produce armas en México.
Armando Enríquez
Vázquez
La estricta reglamentación actual acerca de la fabricación
de armas nació durante el régimen de Luis Echeverría Álvarez y algo me dice que
el viejo populista tenía mucho más miedo de los mexicanos de lo que la historia
oficial acerca del gobierno de este asesino está dispuesta a aceptar. Pero eso
no quiere decir que en la historia de México no existan y hayan existido
creadores y diseñadores de armamento de todo tipo.
El extraño General del ejército porfiriano Manuel Mondragón,
padre de Carmen Mondragón mejor conocida como Nahui Ollin, diseñó a lo largo de su vida un cañón, una carabina y
un fusil semi-automático que llevaba su nombre y que fue la primera arma de
este tipo en ser adoptada por el ejército de un país. Lo interesante es que
también dentro de los revolucionarios existieron hombres capaces de crear armas
para las tropas rebeldes.
Esta es la historia de un chihuahuense ejemplar y la
industria que fundó y aun persiste en nuestro país, pero de la que nadie habla
y al que nadie reconoce.
Rafael Mendoza Blanco nació en Santo Tomás el 24 de octubre
de 1885. Santo Tomas continúa siendo una pequeña población en el municipio de
Guerrero en el Estado de Chihuahua. Rafael Se unió a las fuerzas de Francisco
Villa desde el inicio de la Revolución como soldad, rápidamente se destacó por
su forma de cabalgar y su conocimiento de las armas. Mendoza fue nombrado
escolta de Villa y formó parte de los Dorados. Villa al percatarse de la
curiosidad del joven le pregunto sí podría diseñar un cañón eficiente, el joven
contestó que sí y puso manos a la obra. El resultado fue satisfactorio y de
acuerdo con el sitio internet de Productos Mendoza, la empresa se fundó en
1911, justamente con la creación de estos cañones, lo que parece más cierto es
que a pesar del éxito de la creación de Mendoza la empresa se fundó muchos años
después. Se dice que 1914 era el encargado del taller donde se fabricaban las
armas de los villistas. Al parecer además de los cañones Mendoza diseñó
ametralladoras y granadas de mano.
Rafael Mendoza Blanco patentó sus inventos y los ofreció al
gobierno mexicano que, se dice, los rechazo. Sin embargo, se sabe que a partir
de finales de la década de los años 20 Mendoza diseñó armas, en especial
ametralladoras que se producían en La Fábrica Nacional de Armas. Durante la
presidencia del General Lázaro Cárdenas se produjo el fusil ametralladora Mendoza
1934 C arma reglamentaria del ejercito y la armada a lo largo de la siguiente
década. Este fusil tenía como característica su ligereza, pues pesaba casi ocho
kilos y medio, además de ser un arma confiable. Con el paso de los años Mendoza
realizó diferentes mejoras a su diseño, siendo la final conocida como Mendoza
RM-2 que pesaba aún menos, seis kilos y medio, adoptada en la década de los
años cuarenta como la oficial del ejército y armada, se produjo hasta los años
ochenta.
En 1943, viviendo en Estados Unidos comenzó a trabajar en el
College of Applied Science of Detroit donde diseñó armas para el ejército
norteamericano que se encontraba peleando en la II Guerra Mundial, aunque
alguna fue considerada para ser utilizada jamás se produjo en serie, ni fue
portada por el ejército de Estados Unidos.
Rafael Mendoza murió en la Ciudad de México en 1969.
En la década de los setentas y claramente impulsados por las
medidas restrictivas del presidente Echeverría, Productos Mendoza comenzó a
fabricar armas, pero esta vez de tipo deportivas, ya sea para cacería o para
especialidades como el pentatlón olímpico. En los ochenta incursionaron en el
material para oficina muy probablemente como respuesta a la crisis económica
del país que debe haber impactado especializado de las armas deportivas. En los
años noventa Héctor Mendoza hijo de Rafael diseñó el subfusil HM-3.
Productos Mendoza continúa desarrollando nuevas armas bajo
la regulación de la Secretaría de la Defensa Nacional como lo establece la ley,
además de toda la gama de productos de diábolos, de gas y deportiva que
conforman su catálogo.
Muchas veces estas historias quedan en el olvido porque
hablar de la falta de una industria mexicana, de cualquier tipo, entra dentro de
la intocable historia oficial que oculta la convenenciera entrega del país que
hizo Álvaro Obregón, al que la historia oficial nos vende como un héroe, al
firmar los oscuros tratados de Bucareli para ser reconocido por Estados Unidos
como presidente legítimo del país, esta opacidad de la historia sirve a la
comodidad de los gobernantes y dependencia del país que casi un siglo después
se prefiere mantener.
imagen: Productos Mendoza
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