Entre las diferentes
salsas embotelladas en el noreste y centro del Pacífico Mexicano una de las que
resaltan por su sabor es la llamada Huichol.
Armando Enríquez Vázquez
Cada día es más común que al ir a comer pescados y mariscos
al centro de la mesa encontremos una selección de salsas picantes embotelladas.
A primera vista, o con ojos de neófito, parecen idénticas una de la otra. Pero
el conocedor no se deja engañar por la similitud de color y de botella, sabe cuál
es cual y para que tipo de platillo es cada una.
Entre una de las marcas que casi nunca faltan en esta
selección se encuentra la Salsa Huichol. Cómo otras de las marcas con las que
la Salsa Huichol comparte la mesa, la salsa tiene un origen regional que la
enorgullece y por ello con mucha gallardía la salsa lleva el nombre del grupo
indígena más representativo de Nayarit; los Huicholes.
Conforme a la historia a mediados del siglo XX en Tepic,
capital del estado costero de Nayarit, existió una cantina llamada “El Milagro”
propiedad de los bisabuelos del fundador de Huichol, Roberto López Flores, en
ella trabajaban la madre y el padre de Roberto y daban una salsa especial para
la botana de la cantina, receta de la bisabuela del fundador del joven.
A los dieciocho años Roberto fue liquidado de su trabajo
como albañil. El Joven fue a ver a su padre pues estaba pensando seriamente en
irse a Estados Unidos y como miles de mexicanos trabajar como ilegal del otro
lado del Río Bravo. Su padre lo hizo desistir de la idea y le propuso vender
salsa picante con la receta de la familia. Aunque no era poco, en esos días,
tampoco era suficiente para sobrevivir, el capital de Roberto era de cuarenta
pesos, la cantidad con la que lo habían liquidado de la obra. Con eso el padre
mandó a Roberto por chiles cascabel y otros ingredientes. Un pequeño molino
manual que aun se encuentra en la oficina del viejo empresario y constituye uno
de sus objetos preciados y una máquina manual para poner las corcholatas a la
botella de salsa. Así inició en 1949 la venta de salsa Huichol. Con cuarenta
botellas a la semana que le compraban diferentes restaurantes y locales del
mercado de Tepic.
Al parecer en un principio Roberto López decidió poner a su
producto el nombre de otro de los grupos indígenas de la región, “Cora” pero el
nombre estaba ya tomado por otro empresario nayarita. Para 1955 la salsa
Huichol era ya líder en ventas en el estado de Nayarit y cinco años después se
distribuía en todos los estados del noroeste de la República.
La salsa se producía de manera artesanal y se embotellaba a
mano. La tenacidad de Roberto López y la confianza en su producto lo llevaba a
repartirlo el mismo en su auto. 30 años después de haberse fundado la Salsa
Huichol comienza a exportarse. Poco después la botella de vidrio se cambia por
la botella de plástico que hoy conocemos y en algo que hoy parece políticamente
incorrecto y poco “amistoso” con el medio ambiente, pero en su momento fue una
innovación en todo el noroeste del país.
Las instalaciones de huichol se cambiaron al municipio de
Xalisco en Nayarit. Un municipio que forma parte de la mancha urbana de Tepic.
Hasta el momento la fabrica se mantiene en las manos de la familia López y los
nietos de Roberto están trabajando y creciendo el negocio de la mano su abuelo
y de su padre.
La receta se mantiene como en el caso de las grandes marcas
un secreto estrictamente cuidado. En los últimos años los productos de Huichol
han crecido y además de la salsa tradicional la marca ha puesto a la venta una
salsa con limón, otra de habanero y otra llamada negra.
La marca nayarita se encuentra en buen estado de salud y es
una de las preferidas por el público. La decisión de Roberto López debe
llenarlo de orgullo al ver no solo el éxito de su tenacidad si no a su familia
unida a través de su marca.
publicado en thepoint.com.mx el 25 de mayo de 2018
imagen salsahuichol.mx