Nada más
desafortunado y triste que la manera de interpretar la calificación de México
en el mundial, pero sin embargo es un claro ejemplo de cómo pensamos los
mexicanos.
Armando Enríquez
Vázquez
Nos debería llenar de vergüenza que mientras el sábado 23
nos burlábamos de la selección de Cores del Sur por haber sido de derrotado por
el seleccionado nacional el 27 de junio, sólo 4 días después miles de
aficionados cantaron: ¡Coreano Hermano, ya eres mexicano! Pues el triunfo del
seleccionado coreano sobre el de Alemania simplificó el pase de México a la
siguiente ronda del Mundial.
A mí el futbol soccer no me gusta y la selección nacional desde
1972 me resulta un fraude que cada cuatro desilusiona a aquellos que domingo a
domingo siguen una liga de futbol amañada, amafiada y que poco o nada han hecho
por el futbol mexicano. Mucho menos por México al permitir un número insultante
de jugadores extranjeros que acaban con las posibilidades de desarrollar nuevas
y talentosas generaciones de jugadores.
Dicho esto, mencionaré un par de cosas acerca de la
selección que juega en Rusia este año. Nadie les regaló el pase, los mexicanos
para bien o para mal, por sus cualidades o por suerte, cada quien tendrá su
opinión al respecto, pero México logró su calificación gracias a los seis
puntos conseguidos en los dos triunfos con los que arrancó su participación.
Nadie le regaló el pase a México y menos nadie los ayudó, si los alemanes no
pudieron ganarle a los mexicanos, ni a los coreanos fue resultado de un pésimo
desempeño de los germanos. Entonces olvidemos el discurso de victima salvada por
la mano de un dios coreano en este caso, México pasó porque más allá de como
haya jugado México tuvo más puntos que Corea y Alemania porque le ganó a estas dos
selecciones.
Lo triste es que muchos deciden optar por el discurso de:
Gracias Corea. Y entre los principales responsables de esta mediocre actitud
son los comentaristas deportivos de TV Azteca y principalmente de Televisa que
se volcaron a hablar bien de Corea y mal de México y de Alemania. México jugó
mal frente a Suecia, como cualquiera tuvo una mala tarde. Pero los 100 millones
de entrenadores que desde una cantina, o la sala de su casa dirigen a la
selección condenaron a los mexicanos y alabaron a los coreanos. Nadie hasta el
momento que escribo esto ha dicho; ¡Felicidades
selección consiguieron pasar a la siguiente fase!
Nuestra vida como sociedad es en algunos sentidos un triste
reflejo de nuestra actitud hacía el futbol, pensemos en las elecciones que están
a la vuelta de la esquina. Creer que a pesar de todo lo que hemos logrado como
país y como sociedad, necesitamos que un político, sin importar su filiación,
ni los colores de los estandartes que porte, habrá y es el responsable de
validarnos como ciudadanos y cómo sociedad es un error, es menospreciar nuestro
quehacer diario, a nuestros seres queridos, a nuestros amigos y colaboradores,
a nuestros compañeros de trabajo.
Los mexicanos no necesitamos que ningún político nos salve.
No. Gracias a nosotros y nuestra mentalidad de menospreciarnos, estamos acostumbrados
a pensar así, cuando en la realidad son ellos los que se han salvado sexenio
tras sexenio de demostrarse impolutos, honestos, veraces con nuestro voto ciego
cimentado en la esperanza de que uno de estos personajes habrá de salvar al
país, no olvidemos el 2000, el 2012 cuando vayamos a las urnas este domingo, todo
cambio para seguir igual o peor. Los políticos siguen siendo, y para muestra el
enorme botón de candidatos a todos los puestos de todos los colores, un grupo
de bandidos dispuestos a saquear a México y a nosotros.
Piensa tu voto, no lo entregues a un solo partido haz que
demuestren capacidades de que dicen ser políticos. En México deberíamos darle vuelta
a la página y recordarles que quienes tenemos el sartén por el mango somos los
ciudadanos.
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