viernes, 8 de junio de 2018

Una comida por la Ciudad y los platos mezquinos de los otros.



Una comida entre candidatos a la jefatura de la Ciudad de México muestra quienes entienden a la Ciudad y la democracia y quienes no.

Armando Enríquez Vázquez

En medio de la guerra de mierda entre partidos políticos y sus candidatos que están acostumbrados a proponer y proponerse como joder a los ciudadanos en su propio beneficio, sin jamás tomar en cuenta a los votantes, el candidato a la Jefatura de Gobierno o Gubernatura de la Ciudad de México, olvidemos ya el infantilismo millenial del chavorruco Mancera, o sea el CDMX, Marco Rascón invitó a los otros candidatos, sus oponentes, a una comida para hablar de los problemas de la Ciudad entre quienes aspiran a gobernar la ciudad. La cita fue el viernes 1º de junio en el legendario Salón Ángeles de la Colonia Guerrero.
¿Lo hizo para ganar reflectores? Políticamente es válido, pero también porque creo que comprende que una vez pasadas las elecciones todos tendremos que seguir conviviendo en la ciudad y que más allá de los cuadros aleccionados de Morena, el PRI o el Frente existen muchos ciudadanos inteligentes y capaces que tienen propuestas mucho más reales a los problemas de la capital que lo que tienen que decir, por ordenes de sus candidatos presidenciales, Scheinbaum, Mikel o Barrales.
Y en ese aprovechar los reflectores aparecieron la candidata independiente Lorena Osornio, Purificación Carpinteyro de Nueva Alianza y la candidata por el Frente Alejandra Barrales, pero también lo hicieron para demostrar eso, que más allá de la contienda electoral y su resultado la Ciudad necesita de sus mejores talentos y no de la turba de políticos de cuarta que se encargan de generar las clientelas de los partidos, como seguramente serán los gabinetes de Scheinbaum y Mikel, quienes por cierto no asistieron a dicha comida, como tampoco lo hizo la candidata del Partido Verde Mariana Boy.
Si al final uno de los asistentes a la comida ganara e incluyera a los otros candidatos, no en su gabinete, si no tal vez como un consejo de asesores, eso sería un enorme logro para la Ciudad de México y para la precaria democracia mexicana. La tolerancia y la diversidad no puede referirse únicamente a cuestiones sexuales, si no, y sobretodo a ideologías y maneras de pensar.
Pareciera que el mensaje de esta comida es lo importante que son los adversarios, reconocerlos; sentir y mostrar la voluntad por actuar a favor de la Ciudad sin importar quien gane. No se firmaron compromisos, ni se hicieron pactos, solamente mostraron que la Ciudad es compromiso de todos y que más allá de la contienda política la capital del país es su casa y la tenemos que mejorar entre todos.
Hoy que vivimos la primera contingencia ambiental de 2018 es necesario plantearle a los candidatos a la jefatura de gobierno, o los candidatos a alcaldes, la imperiosa necesidad de implementar una reforestación real en la mancha urbana, el gobierno de la Ciudad de México y sus alcaldes, no pueden, ni deben ver en cada lote baldío o en cada predio abandonado un terreno para crear nuevas viviendas o centros comerciales, la Ciudad necesita áreas verdes no negocios para gente corrupta como el ex delegado de Benito Juárez entonces panista y hoy morenista Fadlala Akabani.
Así como políticas de uso de transportes eléctricos; incentivar el uso de transporte público, desarmando al pulpo camionero o metrobusero que utiliza mozalbetes como choferes a los que les importa un comino como conducir, crear la posibilidad de multar a peatones y ciclistas que no cumplen con el reglamento, por ejemplo, a los ciclistas que circulan por la banqueta. Las paradas fijas del transporte publico y no donde se le ocurra al conductor o al peatón. Y los peatones que se cruzan a la mitad de la acera.
No creo que hayan hablado de estos temas durante la comida, no creo que hayan hablado de nada más que de sus buenos deseos para una ciudad funcional. Cómo tampoco creo que hayan hablado de como acabar con el crimen organizado ese que defienden los candidatos y autoridades de Morena.
La comida a la que acudieron candidatos a diferentes puestos de elección popular, así como también políticos de relevancia como Cuauhtémoc Cárdenas e intelectuales y escritores como Héctor de Mauleón, fue un espacio de expresión a la vista de los medios y los ciudadanos que seguimos el acontecimiento. La Ciudad a pesar de lo que crean los politiquillos del PRI y Morena es mucho más que ellos y sus serviles minions y bots.
Incluso el patético candidato del PRI anunció al mismo tiempo, que llamó a sus oponentes para vencer a Claudia Sheimbaum, pero más tardó él en decir sus sandeces en los medios que las candidatas de los otros partidos en desmentirlo en esos mismos medios.
Scheinbaum quien es aún más arrogante y por lo tanto estulta como su mirada lo demuestra ni siquiera se digna a voltear a ver a sus adversarios.
La ciudad no necesita a ninguno de estos dos mentirosos, arrogantes que no entienden que la Ciudad de México y el País es mucho más que un botín y las voces de los ciudadanos no siempre tiene que estar de acuerdo con ellos. Ninguno de estos dos personajes entiende, ni sabe lo que es la democracia.

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