Una de las acciones de
compensación más absurdas y egocentristas de nuestros mediocres políticos y
sus pequeñas mentes dictatoriales es cambiar la imagen de entidades y del país,
aunque sea sólo en el papel.
Armando Enríquez Vázquez
El pasado 11 de septiembre la Jefa de Gobierno Electa de la
CDMX (Marca Registrada), Claudia Sheinbaum, anunció con esa perturbadora
especie de sonrisa, muy similar a la de Largo el de Los Locos Adams, el concurso para un nuevo logo para identificar a
nuestra ciudad. A lo largo de los dieciocho años que van del siglo la Ciudad de
México ha cambiado no sólo de imagen, si no de nombre, todo gracias al ego y la
corrupción que rodea a los gobernantes.
A principios del siglo el hoy Presidente Electo tenía un
logo que incluía dos escudos históricos del Distrito Federal, con su lema: Gobierno del Distrito Federal México La
Ciudad de la Esperanza, los taxis eran verdes y la capital del país se
llamaba Distrito Federal. Cuando llegó Marcelo Ebrard los taxis cambiaron de
colores por órdenes del Jefe Gobierno, a rojo y dorado, una combinación que ni
a un daltónico se le ocurriría porque el rojo era demasiado quemado y el dorado
bastante de estatua de casa de nuevo rico. La ciudad también cambio su imagen
por una muy estilizada y garabateada del Ángel (Victoria en realidad) de la
Independencia con la frase “Capital en
movimiento”.
La llegada de Miguel Ángel Mancera una vez más cambió la
imagen de la Ciudad, para empezar porque el nuevo Jefe de Gobierno se empecinó
en cambiar el nombre de la ciudad de Distrito Federal al de Ciudad de México.
Por lo que el Jefe de Gobierno cambió la imagen también de manera radical,
cambió a la Victoria Alada por cuatro letras: CDMX. Desde 2012 nos
acostumbramos a identificar a la Ciudad con las letras CDMX. Pero Mancera hizo
de las cuatro letras algo más que su propuesta personal para identificar a la
ciudad, creo una marca y las letras negras en mayúsculas CDMX se convirtieron
en la marca del capital del país, de la misma manera que a nivel federal las
letras multicolores que forman el nombre de México se convirtieron en la marca
con la que la Secretaría de Turismo Federal promueve al país allende nuestras
fronteras. Los taxis cambiaron una vez más el color de su carrocería por
capricho del nuevo gobernante a blanco y rosa.
Ahora Claudia Sheinbaum, lanza un concurso para la nueva
imagen de la ciudad, porque la señora como todos sus antecesores tiene que
empezar a gobernar con acto totalmente ególatra, poner su sello en la ciudad
como perro que orina un árbol para marcarlo como su territorio, eso en el
terreno más primitivo del asunto y en el más humano porque el cambio de imagen
siempre representa una oportunidad para la corrupción.
Si hay algo que reconocerle a un taimado y corrupto Miguel
Ángel Mancera es que la marca CDMX en seis años de gobierno logró colocarse en
el número 19 de reconocimiento a nivel mundial y la número uno entre las
ciudades latinoamericanas. Esto de acuerdo con una nota en ejecentral.com que a
su vez cita a una agencia mundial llamada Saffron, que es la encargada de hacer
este tipo de estudios. Algo que está muy bien. Entonces la pregunta es la de
siempre ¿Por qué la falta de humildad entre los políticos mexicanos para
reconocer los logros de sus antecesores?
Esa izquierda tan opaca y llena de negocios que está por
tomar las riendas de la Ciudad será incapaz en un sentido práctico superar ese
único logró del Senador Mancera.
La señora Sheinbaum tendría que responder ¿Más allá de su
ego y la corrupción que habrá de generar con la nueva papelería y difusión de
su logo para nuestra Ciudad cuáles son las razones prácticas de cambiar un
legado exitoso? El pretexto favoritos de estos burócratas de la Cuarta Transformación
es siempre el reducir gastos. Puedo asegurar que al final de cuentas como
siempre sucede con estos servidores públicos el caldo será mucho más caro que
las albóndigas. Y eso que dentro del despilfarro de Mancera la marca ciudad
parece haber sido un éxito.
Claro que con ese autoritarismo dictatorial stalinista que reviste a muchos de los
miembros de la Cuarta Transformación la Jefa de Gobierno Electa jamás
contestará esta pregunta a una ciudadanía que lo más probable es que tampoco
pida explicaciones.
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