Los cambios que
comienzan a darse en los medios de comunicación demuestran que algo estaba más
que podrido en Dinamarca.
Armando Enríquez
Vázquez
No cabe duda la victoria de Andrés Manuel López Obrador a la
presidencia de México y sus promesas de campaña expondrán muchas de las
supuestas realidades de México. Entre ellas la solidez y autosuficiencia de los
medios de comunicación tradicionales.
La supuesta libertad y el crecimiento de muchos de los
medios de comunicación debida a la demanda que hay de ellos será puesta a
prueba. La realidad los puede llegar a poner en su lugar, lo cierto es que los cambios
comenzaron ya a notarse, demostrando lo falso de la idea que los medios nos
quieren dar de ellos, y que ellos mismos tienen acerca de su realidad.
Por ejemplo, una vez reconocido el triunfo de Andrés Manuel
López Obrador el director editorial del diario Milenio, Carlos Marín, renunció a su cargo, no a su columna. Esto
supone que los dueños de Multimedios piensan que Marín sólo será un piedra en
la relación que piensan tener con el futuro presidente o que este pidió la
remoción del periodista.
Tenemos que darle el beneficio de la duda al Presidente
Electo, quien se ha manifestado por la libertad de expresión, aunque
expresiones como “corazoncitos” o “prensa fifí” no ayuden a una buena
percepción en las intenciones y respeto de López Obrador hacía la libertad de
prensa. Lo que sí ha caído como un bomba entre los medios de comunicación es el
anuncio del Presidente Electo acerca de un recorte del 50% en la inversión del
gobierno federal en la propaganda oficial, algo que es más que necesario y que
en teoría está detrás de los despidos que han tenido lugar en el mismo
Multimedios, en Reforma y ha obligado a otros medios como El Universal en su
portal a presionar a los lectores a tomar una suscripción “gratuita” para leer sus notas. Lo que en realidad se traduce en
tener datos de las personas para poder vender lectores orgánicos a sus
anunciantes ya que en México el número del tiraje de diarios se infla desde
hace décadas y eso permite vender espacios publicitarios a los periódicos de la
misma y ficticia manera que el rating funciona en los canales de televisión y
estaciones de radio.
En el gobierno de López Obrador, sin la mitad de los exagerados
ingresos que Peña Nieto regaló a los medios para que no lo golpearan tanto,
esos datos serán importantes para ganar dinero de la manera en que deberían
hacerlo los medios desde siempre; a golpe de ganar audiencia, lectores y
radioescuchas por su calidad, imparcialidad y honestidad.
El gasto desorbitado del gobierno de Enrique Peña Nieto en
cuanto a publicidad que tanto beneficio y por lo tanto sesgó la forma de
trabajar de empresas como Televisa, Imagen, MVS, Radio Mil, Radio Fórmula
fieles lacayos de Peña Nieto que omitieron información a favor del régimen
fallido del mexiquense y actuaron como se les ordenó censurando y despidiendo a
los periodistas incómodos para un presidente intolerante y corrupto, ha sido
ofensivo para los mexicanos y sin embargo representó la mejor forma de
financiamiento para medios tradicionales que se encuentran en plena decadencia
e incapaces de generar contenidos relevantes.
El medio más afectado sin duda es el de la prensa escrita,
cada día menos mexicanos leen periódicos impresos y su edición es un verdadero
gasto inútil. La cantidad de diarios que se regalan a establecimientos, Diarios
como Milenio, El Heraldo o La Crónica que nadie lee y podemos ver durante horas
en los puestos de periódicos y zonas de diarios de restaurantes como Sanborn’s
deberían ser obligados a mostrar su números reales, puesto que de ninguna
manera corresponden a la realidad. O peor, el caso de El Excélsior que a partir
de las diez de la mañana se puede encontrar a mitad de precio de portada en los
vagones del metro, lo que representa una estafa para todos aquellos que lo
adquieren a precio de portada en las calles de la Ciudad de México.
Las noticias de la venta de la parte minoritaria de W radio
por parte de Televisa, así como las notas de los recortes que aún se esperan en
la empresa de Azcarraga Jean, junto con la poca fortaleza de los otros medios
del sector es muestra que habremos de ver cambios también en la televisión.
Nunca antes se había escuchado rumores acerca del descontento de técnicos y
productores en esa empresa que pueden llevarla a enfrentar una huelga por la
manera en injustificada en que se están realizando los despidos.
Milenio ha recortado entre 100 y 200 colaboradores de una manera,
que por lo que se lee en redes sociales, no ha sido amable y tal vez ni legal.
Reforma por lo menos despidió a Lorenzo Meyer que de acuerdo con algunos medios
era un columnista que resultaba muy caro para el diario. De acuerdo con SDP,
los mismo habrá de suceder en El Universal, donde se preparan a despedir a
parte de su plantilla, aunque la realidad nos muestra que este diario se
prepara a dar una última batalla al contratar a plumas como el citado Lorenzo
Meyer o José Woldenberg. Lo que es inminente es desaparición de medios ínfimos
que surgieron con el derroche propagandístico de Peña Nieto.
Sí Andrés Manuel López Obrador cumple con su promesa de reducir
la inversión del gobierno en esa propaganda estéril y que sólo complace a los
dueños de los medios, los medios habrán de enfrentarse a su realidad por un
lado y por otro, tendrán que replantear su programación eliminando el exceso de
informativos en radio y televisión y canales tan ociosos como Forotv,
Excelsiortv y Mileniotv que no tienen otra función que servir de voceros de lo
que les dice el sistema o en el mejor de los casos como distractores de la
realidad.
Las noticias de la venta de la parte minoritaria de W radio
por parte de Televisa, así como las notas de los recortes que aún se esperan en
la empresa de Azcarraga Jean, junto con la poca fortaleza de los otros medios
del sector es muestra que habremos de ver cambios también en la televisión y en
la radio donde el exceso de llamados informadores ha provocado que las personas
se alejen del medio.
Frente a la posible realidad que habrán de enfrentar los
medios a partir de diciembre, una vez más lo que queda claro es que la falta de
ingenio y de propuestas poco interesantes que han demostrado los medios en las
últimas décadas, lo que sin duda es su principal enemigo a la hora en que
tienen que demostrar realmente de que están hechos.
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