Una de las marcas más
importantes de dulces del mundo surgió a partir del extraño descubrimiento que
hizo su fundador.
Armando Enríquez
Vázquez
Tal vez porque no debe existir nada más doloroso para un
padre que la muerte de uno de sus hijos durante la infancia, fue que la salud
de otros niños llamó la atención de Ri-ichi Ezaki cuando tras la muerte de unos
de sus hijos y de viaje para serenar sus ideas y llevar su luto a una de las
playas de las islas japonesas, observo a un grupo de niños muy saludables jugar
y llevar una vida normal. Intrigado por la salud de los niños Ezaki decidió
investigar cual era la alimentación de los infantes y para su sorpresa descubrió
que consumían un gran número de ostiones. Investigando más a detalle los
contenidos nutricionales de los ostiones descubrió que estos tenían un alto
grado de glucógeno. El glucógeno es un polisacárido o sea una biomolécula y
ayuda al almacenamiento de energía y se le encuentra principalmente en el
hígado, en concentraciones menores en el músculo. Ri-ichi Ezaki tenía
conocimientos en materia de farmacéutica pues desde los dieciocho años se había
hecho cargo de la farmacia de su padre.
Ezaki atribuyó al glucógeno cualidades muy valiosas para la
salud y pensando que los niños son grandes consumidores de golosinas decidió
hacer con el glucógeno caramelos.
En el sitio web de la empresa existe una foto de quien
supongo es Ri-ichi Ezaki moviendo el contenido de un enorme caldero y sólo
puedo imaginar las grandes cantidades de ostiones que este caldero contiene
para el alquímico personaje que pensaba satisfacer a los jóvenes consumidores
japoneses.
En 1922 salió a la venta Glico, un caramelo en forma de
corazón, en un empaque rojo que se conserva hasta nuestros días. Glico se
vendió primero en una tienda departamental de Osaka llamada Mitsukoshi. En tres
años la demanda por el dulce era tal que Ezaki se vio obligado a expandir su
empresa y construir una nueva planta de producción.
En la primera caja ya estaba la figura del corredor de
maratón con los brazos levantados en señal de victoria que se convirtió en el
ícono de la marca y de una de las principales avenidas de Osaka.
En la cajita además de los caramelos, Ezaki decidió incluir al
principio una estampa y a partir de 1927 un pequeño juguete de esta manera y de
acuerdo con su forma de pensar Ezaki pretendía alimentar no sólo el cuerpo del
niño, sino también su cerebro.
Pero Ezaki era un visionario para la promoción de sus
productos, creó un slogan para el caramelo que decía “300 metros”, que hacía
referencia a que un caramelo Glico daba la energía necesaria para correr una
carrera de 300 metros.
En 1931, Glico produjo lo que llamaríamos hoy una serie.
Cinco películas de 20 segundos, el cliente veía una a la vez por cada caja de
caramelos que compraba. Las películas se proyectaban en las máquinas vendedoras
de la compañía que se encontraban instaladas en tiendas de autoservicio.
En 1935 Glico develó en una de las principales avenidas de
Osaka un espectacular luminoso de 33 metros de altura con el corredor imagen de
la marca. Ese espectacular ha cambiado en seis ocasiones a lo largo de los años
y aún es una de las principales atracciones del distrito comercial de la
segunda ciudad más importante de Japón.
El espectacular sólo permaneció apagado durante los años de la II Guerra
Mundial.
La guerra fue un desastre para Glico y todas sus fábricas
fueron destruidas. Pero en el espíritu de no darse por vencido, Ezaki inició la
reconstrucción de sus plantas productoras en 1946 y comienza operaciones en
1951, en 1957 introduce nuevos productos a partir de almidón de trigo. Ya en
1933 Glico puso a la venta otro producto con aspectos nutricionales; una
galleta salada con el nombre comercial de Bisco que incluía en su formulación levadura
de trigo.
Tras el relanzamiento de Glico después de la II Guerra
Mundial, Glico puso a la venta su Glico de almendra en 1955 y tres años después
un chocolate con una almendra entera cubierta, al que llamó “Almendra
Chocolate”. En 1960 puso a la venta un curry instantáneo y en 1962 Pretz una delgada
galleta cilíndrica con sabor a Pretzel, primero y después con sabor a
mantequilla, ésta última se convirtió rápidamente en un éxito, pero fue en 1966
cuando salió a la venta el segundo gran producto de la marca y su número uno el
día de hoy a nivel mundial: Poky.
Poky es palito de pan cubierto casi en su totalidad de
chocolate, pero dejando una parte libre para que se pueda agarrar sin que los
dedos se manchen de chocolate derretido. Con el paso de los años los sabores de
la cubierta de Poky han aumentado; fresa, matcha, chocolate blanco, plátano
entre otros. En la década de los sesenta también fueron puestos a la venta un
cono de helado de chocolate con almendra y un yogurt.
Así como en su momento Ri-ichi Ezaki trabajó con el
glucógeno, la empresa ha continuado con la investigación de sustancias que
resulten buenas para el organismo humano y la creación de productos saludables.
Glico vende chicles con un oligosacárido de calcio que ayuda
a la recalcificación de los dientes, cosméticos y comida a la que se añaden
bioglucógeno para ayudar a la piel. Tambien han desarrollado un almidón con
características especiales para determinados alimentos como sus fideos
congelados, para la confección de dulces tradicionales japoneses que reuieren
una textura particular y a los que se conoce por el nombre genérico de wagashi.
Glico es hoy la octava empresa en importancia a nivel
mundial de la industria dulcera. Tiene
24 plantas de producción en el mundo, este año Ezaki Glico adquirio la empresa
estadounidense productora de chocolate gourmet TCHO Ventures inc.
Ri-ichi Ezaki fue un hombre longevo, nació el 23 de
diciembre de 1882 y murió el 2 de febrero de 1980. La empresa continua en manos
de la familia Ezaki y al frente se encuentra Katsuhisa Ezaki
publicado en thepoint.com.mx el 11 de septiembre de 2018
imagenes glico.com
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