Tras lo visto y
discutido por las malas decisiones arbitrales en los juegos divisionales, los errores
de quien no debería cometerlos: los árbitros, se pueden prestar a todo tipo de
interpretación.
Armando Enríquez
Vázquez
Errar es de humanos y todo el tiempo estamos cometiendo
errores, claro que hay de errores a errores. Un tipo de error que nunca estamos
dispuestos a pasar por alto es el que comete quien tiene como empleo el
asegurarse que, en una competencia deportiva, no se violen las reglas del juego,
en ciertos deportes y considerando la imperfección humana hace ya algunos años
que se recurre al uso de la tecnología para poder detectar estas fallas de
percepción o físicas. Ese es el caso del futbol americano profesional de la NFL
y las cámaras que graban las jugadas para poder ser revisadas al momento y
poder tomar la decisión justa.
Sin embargo, en más de una ocasión a lo largo de los años
hemos visto al grupo de árbitros en el campo no sólo tomar pésimas decisiones,
si no aferrarse a ellas desde la posición de poder que tienen a pesar de que la
tecnología les demuestra su fallo, arruinando de esta manera no sólo el
partido, afectando a un equipo a veces de manera por demás contundente y
lesionando la credibilidad de la NFL, en otro momento una liga que presumía su
limpieza.
Estas malas decisiones afectan directamente el resultado de
un partido como en el caso del juego que se llevó a cabo en la ciudad de Nueva
York el 6 de diciembre de 1998 entre los Halcones Marinos de Seattle y los Jets
de Nueva York. Los Jets bajo el mando de Bill Parcells tenían esa temporada un
récord ganador de 9 ganados y cuatro perdidos, mientras que los Halcones
Marinos tenían un temporada de seis ganados y siete perdidos. En el último cuarto
los Jets perdían por 5 puntos cuando en una jugada en la zona roja Vinnie
Testaverde decidió correr faltando menos de medio minuto, cinco yardas para
anotar el touchdown que daría la victoria a los Jets, Testaverde cayó tacleado
al y se hizo la clásica melé de jugadores sobre el Quarterback neoyorquino, Uno
de los árbitros declaró que Testaverde había anotado. A pesar de que los Jets
fallaron el intento de 2 puntos extra, los Jets ganaron ese día. Momentos después
de la jugada la repetición que mostró la televisora mostró que Testaverde cayó
fuera de la zona anotación y el ovoide jamás cruzó la línea de que delimita la
zona de anotación. Semanas después los Jets pasaron a los playoffs, los
Halcones Marinos no.
Fueron decisiones como esta las que llevaron a la liga a
tomar la decisión de utilizar cámaras de televisión que ayudaran a los árbitros
a tomar las decisiones correctas y a los entrenadores a pedir la revisión de
las jugadas. Muchas veces la falta de evidencia contundente hace irrevocable la
decisión tomada por los oficiales en el campo. Pero en otras cuando se muestra
evidencia irrefutable de la mala decisión del cuerpo arbitral estos por arrogancia,
necedad, en el mejor de los casos. No voy a escribir lo que pienso que es fondo
cuando esto se hace en el peor de los casos, pero lo cierto es que deja muy mal
parados a la NFL y a los oficiales que a pesar de su desastrosa decisión no son
sancionados por la Liga.
La existencia de estas decisiones erróneas del equipo de
jueces en el terreno de juego ha evidenciado favoritismos que dañan severamente
al deporte, al espectáculo de la NFL y su credibilidad, beneficiado a equipos
directamente en su búsqueda por el Superbowl.
Tal y como sucedió en el juego entre los Carneros de Los Ángeles
y los Santos de Nueva Orleans en el juego de campeonato de la Conferencia
Nacional en 2019, con menos de tres minutos para finalizar el juego y las clara
posibilidad de ganar el juego, los árbitros omitieron deliberadamente penalizar
una interferencia de pase, en el peor de los casos una rudeza innecesaria que
finalmente dio el triunfo a los Carneros quienes con tiempo suficiente en el
reloj de juego terminaron anotando para dar la voltereta en el juego.
Lo más triste de todo es que el propio Roger Goodell, uno de
los peores comisionados que ha tenido la liga, admite que el error existió,
pero también aclara que nunca pasó por su mente el revocar la decisión del árbitro
que acabó de la manera más vil con las esperanzas de los Santos de Nueva
Orleans de contender en el Superbowl LIII.
Algo que parece ilógico es que el defensivo de los Carneros Nickell
Robey-Coleman fue multado por la Liga por el golpe ilegal que propinó al
jugador de los Santos y que los oficiales no marcaron. El error se le puede
marcar al árbitro Bill Vinovich quién sin ningún problema, ni multa ha vuelto a
su carga de trabajo, sin importarle haber arruinado la temporada completa para
uno de los equipos más competitivos de la Liga.
En el portal grunge.com se habla que uno de los principales
problemas por los que pasan los oficiales de la NFL es el de un mal salario, nula
seguridad social y prestaciones, lo que en una posición de autoridad como la de
un árbitro los deja listos para ser corruptibles. Sí se pudo arreglar una serie
mundial de beisbol ¿quién dice que un Superbowl se no puede?
imagen: flickr.com
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