Una valiente mujer
que luchó contra las fuerzas dirigidas por Francisco Franco es protagonista de
un poema y sobrevivió al tirano español.
Armando Enríquez
Vázquez
Villarejo de Salvanés se encuentra a poco más de 50 Km. de
Madrid. Es dominado por los restos de una construcción del siglo XIV, una
enorme torre de lo que fue una castillo fortificado de la Orden de Santiago
para defender a los peregrinos y viajeros de las fuerzas musulmanas. En esa
pequeña villa que tiene hoy poco más de 7,000 habitantes, nació el 21 de abril
de 1919 Rosario Sánchez Mora.
Su familia tenía una ideología de izquierda, su padre fue
presidente de Izquierda Republicana en Villarejo de Salvanés, Rosario a los 16
años se unió a las Juventudes Socialistas Unificadas y se mudó a Madrid, al
estallar el conflicto armado Rosario se enlistó en las fuerzas republicanas
donde al ser evaluada por los mandos que decidían el futuro de los milicianos
basados en su conocimientos y habilidades decidieron que la joven debería
dedicarse a la fabricación de cartuchos de dinamita.
Un desafortunado accidente mientras armaba un cartucho le
voló la mano derecha. Al salir del hospital se reincorporó a la causa y fue
recibida como una verdadera heroína, entre los hombres que se habían enlistado
en el regimiento al que pertenecía Rosario se encontraban intelectuales y
poetas, entre ellos Miguel Hernández quién inmortalizó a la joven en el poema “Rosario, dinamitera” que apareció en el
libro “Viento del Pueblo” publicado
en 1937.
En casi todas las semblanzas sobre la valiente miliciana en
Internet se cita la estrofa:
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta
doncella,
que hoy no es mano
porque de ella,
que ni un solo dedo
agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en
estrella!
Pero las acciones heroicas de Rosario no se limitaron a
aquellas que le hicieron perder la mano en 1937, fue nombrada correo entre el
frente el Estado mayor de la República instalado en Madrid y diferentes frentes
cercanos a la capital española. Y citada
en un artículo del 24 de abril de 2018, de Diario
16, alguna vez al referirse a la perdida de la mano Rosario Sánchez
expresó: “No me importó. Iba dispuesta a
perder la vida.”
El 12 de septiembre de 1937 Rosario se casó de manera civil
con otro miliciano de nombre Francisco Burcet Lucini, tres años mayor que
Rosario, durante el siguiente año los esposos fueron separados por sus
compromisos militares, Rosario trabajó durante un tiempo en las oficinas de
reclutamiento femenil creada por Dolores Ibárruri, La Pasionaria. En julio de
1938 Rosario dio a luz a una hija. Al finalizar la Guerra Civil Española en
1939, Rosario y su padre iniciaron la huida. Elena, la hija de Rosario quedó al
cuidado de su suegra. En Alicante Rosario y su padre fueron capturados.
Su padre fue fusilado, Rosario fue liberada para ser
reaprendida unas semanas después en su natal Villarejo de Salvanés. Condenada
en un principio a 30 años de prisión, Rosario cumplió sólo tres años de prisión
en diferentes cárceles de la España Franquista, fue liberada gracias a cierta
amnistía obligada para dar espacio a las cárceles atiborradas de presos
políticos.
Ya libre Rosario comenzó a buscar a su esposo a pesar de que
con la llegada de Franco al poder todos los matrimonios civiles fueron
anulados. Francisco se había vuelto a casar y tenía otra familia. Rosario se
casó por segunda vez también, tuvo otra hija y a los dos años se separó de su
segunda pareja.
Se mantuvo en un principio vendiendo cigarrillos americanos
de contrabando en la plaza de la Cibeles, con el tiempo se hizo de un puesto,
de esos que los españoles llaman estanco, donde expendía lo que se vende en un
puesto de periódicos en el México actual.
Su lucha continuó desde su trinchera personal, repartiendo
de manera clandestina pasquines y panfletos de Izquierda. Con su trabajo diario
Rosario sostuvo a sus hijas y seguramente como muchas otras víctimas y
opositores del dictador español celebró el día de la muerte del tirano, aquél
20 de noviembre de 1975 cuando Rosario contaba ya con más de cincuenta años.
Rosario Sánchez murió el 17 de abril de 2008 a pocos días de
cumplir 89 años. Rosario aun se encargaba de atender su estanco.
Regresando al poema de Miguel Hernández sobre la miliciana y
su labor como dinamitera, a mí me gusta más la estrofa que corona la lápida de
su tumba:
Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y
eres
la nata de las
mujeres,
la espuma de la
trinchera.
imagen: mujericolasblogspot.com
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