La saga biográfica del abuelo, el padre y el escritor es
una de las narrativas más poderosas e íntimas de la literatura mexicana.
Armando Enríquez
Vázquez
Acabo de leer No contar todo un texto publicado en
2018 por Random House y que a manera de novela cuenta la historia de tres
generaciones de la familia del escritor Emiliano Monge, autor del texto. Uno de
los textos más poderosos que he leído en las letras de nuestro país.
Las ganas del escritor de exorcizar demonios muy personales
y familiares, incluso el hecho de intentar de exorcizar los de sus antepasados da
como resultado un texto formado de un diálogo a gritos, de otra manera no se
puede leer. Reclamos padre/abuelo encerrados en el estudio de la casa de la infancia
del escritor en México que no se pueden imaginar sin los litros de alcohol que insinúa
Monge en el texto, en una casa en España donde padre e hijo de manera igual de
poco cordial discuten y se enojan uno con el otro de manera constante por los
secretos que el hijo quiere que el padre le revele. Una serie de apuntes en
cuadernos, testimonio de la mente profundamente insatisfecha y perversa del
abuelo y la insinuación de la maldición que ya corría en las venas del
bisabuelo. Un exorcismo en público frente
a desconocidos que leemos y tomamos una visión particular acerca de la familia Monge
y sus carencias y abundancias para dejarnos mudos y hacer la introspectiva
correspondiente a nuestro núcleo familiar.
El libro de Monge, es mucho más que un simple vómito de todo
aquello que molesta al escritor desde hace décadas, algo que se deduce de la
lectura. No es un ejemplo de creación literaria que capaz de contar historias
de personajes aberrantes hasta cierto punto y que no por eso dejan de ser
entrañables para Monge, Es un texto inclemente con él y su entorno familiar. Su
padre, guerrillero mexicano de los años de nuestra guerra sucia, al que le
cuesta tanto trabajo admitir la parte criminal de su tío materno y segundo padre,
Leopoldo Sánchez Celis, Gobernador de Sinaloa de 1963 a 1968 y narcopolítico
asociado con Félix Gallardo quien inició como escolta del gobernador antes de
volverse el primer gran capo del narcotráfico en México y cuya historia esta
contada de manera velada en la primera temporada de la serie Narcos: México de
Netflix, o el posible arrepentimiento de su padre, Carlos Monge McKey quien
desapareció de la vida de Monge Sánchez cuando este era un niño.
En un país donde la familia es sagrada, donde como en melodrama
de la época dorada del cine mexicano, las buenas costumbres únicamente aceptan la
posibilidad de una familia buena, muy buena y ejemplar incapaz de reconocer macula
alguna y la que en caso de existir trapos sucios estos se lavan en casa,
Emiliano Monge ha decidido sacar al sol un montón de trapos de todo tamaño
llenos de mierda personal y de su familia.
Carlos Monge McKey, Carlos Monge Sánchez y Emiliano Monge conducen
la trama familiar a lo largo de 388 páginas, cada quien en un estilo decidido
de manera arbitraria por Emiliano Monge.
Recuerdo algo que alguna vez leí de W.H. Auden acerca de los
poetas ingleses del pasado y mientras alababa el genio y la pluma del poeta
William Woodsworth aclaraba era sin duda el poeta al que no le hubiera gustado
conocer en persona por su personalidad mezquina en escencia desagradable, creo
que algo similar me pasó tras leer el texto de Monge, reconozco y admiro su
talento, como persona no me gustaría ni saludarlo.
A pesar de lo doloroso o impúdico que resulta a los ojos de
muchos lectores. el ejercicio de purificación de Monge, lo cierto es que como
anuncia el título desu libro, Monge no lo cuenta todo y es obvio en la manera
que se interrumpen o silencian los diálogos. En las historias que nos quedamos
con ganas de conocer y en el cuaderno / diario de su abuelo, pero sobre todo en
esa misma calidad de mitómano y mentiroso que Monge presume de sí mismo. No
contar todo no es un texto autocomplaciente, ni de autoflagelo. Es
simplemente el resultado de lo que Emiliano Monge ha decidido contarnos de su
familia paterna, de la decadencia propia y las aventuras a veces siniestras de
sus antepasados.
Como algunas de las familias de Nabokov, la familia Monge está
podrida, lo aterrador no es que a diferencia de Nabokov la historia de Monge
alegue ser real, lo admirable es el valor y entereza con la que el escritor
mexicano toma la decisión de contar parte de esa historia. El libro vale la
pena leerse porque muy pocos fenómenos literarios en nuestro país tienen la
complejidad del texto de Monge y se sienten tan auténticos como él.
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