En la oferta de series del este de Europa, sin duda las
propuestas polacas del drama a la fantasía, son de las más interesantes. Aquí
otro buen ejemplo que vale la pena ver.
Recuerden que esta es una zona de spoilers y es responsabilidad
del lector el continuar con la lectura.
Sí de monstruos primigenios se trata, nada más lovecraftiano
que un antiquísimo y olvidado culto que surge de las entrañas de la tierra. Dioses
tectónicos que están en el subconsciente humano y que esperan salir a la
superficie para retornar a su creación y acabar con los osados humanos que se
han atrevido a desafiarlos. Monstruos de Cracovia es una serie con esa premisa
y que funciona a pesar de los pequeños huecos que tiene en su argumento y de
ciertos efectos que son muy malos.
Creada por la novelista y cineasta Kasia Adamik y la
cineasta Olga Chajdas, Monstruos de Cracovia esta ubicada en el presente cuando
Aleksandra “Alex” Walas (Barbara Liberek) una joven que vive una vida al borde,
drogas, alcohol, sexo, y con un pasado que la atormenta, su madre se suicida
estrellando el auto en el que viaja con Alex niña en un árbol y Alex pasó
algunos días en el auto con el cadáver de la madre. Alex es criada por su
abuela en el campo polaco.
Alex, ahora convertida en una universitaria de nuevo ingreso
en la ciudad de Cracovia, lleva como ya dije habita en el wild side. Alex tiene además visiones que ella piensa son
alucinaciones que demuestran que sufre de alguna condición mental como
esquizofrenia.
En este cocktail de vida atormentada y desenfrenada Alex
conoce en un bar a Lucjan (Stanislaw Linowski), un estudiante de medicina con
quien tan solo cruza palabras, Lucjan al servicio del investigador y profesor
Jan Zawadzki (Andrzej Chyra) quien investiga antiguos cultos y ha conformado un
grupo de jóvenes con dones especiales, entre ellos, además de Lucjan esta
Iliana (Anna Paliga), una chamana con un ojo tatuado en cada palma de la mano,
que recuerda al monstruo de Guillermo del Toro en el Laberinto del Fauno, y
que en realidad es una antiquísima práctica chamánica que conectaba al chamán
con el futuro y el pasado, le permite ver más allá de la realidad. Las gemelas Hania
y Basia (Maja Chan y Kaja Chan), capaces de leer la mente.
Cuando Alex es invitada a formar parte del grupo, ella cree
que como parte de la investigación de Zawadzki y decide huir casi de inmediato
al darse cuenta de se le considera pieza clave en las labores de este grupo. En
su deambular se topa con un niño que hemos visto en las primeras secuencias de la
serie y que supuestamente vive maltratado por un padre alcohólico, este niño
huye de Alex y esta llega hasta la casa del infante donde un ser monstruoso
intenta acabar con el niño, Alex decide interponerse y por accidente descubre
como acabar con el monstruo, al menos eso cree ella, porque a su lado, desde
tiempos del fatal accidente que marca su vida hay un ser luminoso que parece
protegerla a manera de ángel de la guarda pero que también en esa protección
que brinda a Alex puede perder su condición y poderes.
Desgraciadamente como Alex descubre al llegar Zawadski y sus
alumnos a la escena del incidente para recuperar el cadáver del ser fantástico,
que ha obrado en el sentido contrario, el niño es la encarnación de un dios
oscuro que pretende acabar con la humanidad y con Alex y el Monstruo era el
enviado para acabar con él.
En una excavación aparece una representación de un dios de
tres caras perteneciente a una antiquísima religión, esta reliquia se posee a
uno de los ingenieros de la obra quien guarda la figura y obedece al niño
oscuro en su actuar para acabar con el mundo.
La serie es atractiva y aunque los personajes no están muy
bien dibujados, el mismo personaje de Alex se descompone pues no es totalmente
consistente con su rebeldía o adicciones, pero su despertar y la conciencia que
va adquiriendo se desarrollan conforme a lo esperado. Los efectos especiales
van de los buenos a los realmente malos y el niño es el negrito en el arroz
pues su actuación es pésima y el doblaje de su voz por la del ser divino es
terrible, siempre fuera de lipsing
Una de las grandes virtudes de la serie es mostrar a los
espectadores de otras regiones del mundo la belleza de la ciudad de Cracovia,
lo imponente de su famosa mina de sal y para no salir del tema la presencia del
Dragón de Wawel uno de los mitos fundacionales de la segunda ciudad en
importancia de Polonia. Alex es al final de cuentas la reencarnación de una
poderosa chamana.
En muchos sentidos Monstruos de Cracovia me recordó a
la mexicana Diablero también producida por Netflix en 2018, las buenas
intenciones, las historias fantásticas locales y la fuerza de algunos
personajes, disculpan en parte la falta de los efectos hollywoodenses que
muchas veces como en el caso de Strange Things sólo enmarcan argumentos
sosos y personajes lugar común. En parte porque a pesar de las inconsistencias
del argumento, la dirección, la edición y la fuerza de algunos de los
personajes salvan la serie.
Rescatables entre tantos superhéroes cursis y predecibles y
melodramas que no vale la pena ni ver el tráiler, a Monstruos de Cracovia
vale la pena darle una oportunidad y ya esperamos la segunda temporada.
imagen: Netflix
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