La historia de
una de las más recientes marcas en el mercado que es una innovación en la
manera de hacer negocios y un ejemplo de empresario para los viejos tiburones.
Armando Enríquez Vázquez.
El yogurt y otros
lácteos similares tienen un origen milenario y según algunos arqueólogos e
historiadores lo ubican antes de la agricultura y en Turquía algunos, otros en
la zona de los Balcanes, o Grecia. Lo cierto que en las últimas décadas el
alimento se ha convertido en uno de los alimentos básicos en muchos hogares
alrededor del mundo y en muchas versiones y estilos regionales como lo que se
llama yogurt griego, el skyr que es la variante islandesa.
En una pequeña
comunidad llamada Illic, cercana al legendario río Éufrates, nació el 26 de
octubre de 1972 Hamdi Ulukaya. La familia es dueña de una granja productora de
diferentes tipos de lácteos entre ellos yogurt y quesos de cabra y oveja. Ulukaya
pertenece a la etnia kurda que sufrió una gran represión por parte del gobierno
turco. Por eso mismo y considerándose un activista kurdo el joven Ulukaya tras
estudiar ciencias políticas en la universidad de Ankara emigró a Estados Unidos
en 1994 para estudiar en la universidad de Adelphi en Nueva York. Tras tomar
unos cursos de negocios en la universidad de Albany y bajo la influencia de su
padre decidió importar y vender quesos feta de la granja familiar, el negocio
no iba del todo bien cuando en 2005, Hamdi Ulukaya vio un anuncio sobre la
venta de una vieja fábrica de yogurt de la que la gigante Kraft se
estaba deshaciendo.
De acuerdo con la charla TED que Ulukaya impartió en 2019, dudó mucho antes de ir a conocer la planta abandonada, después de conocer edificio y ver el mal estado en que se encontraba en la población de Nuevo Berlín al norte del estado Nueva York. La planta estaba en muy mal estado, había sido construida en 1920 y solo quedaban 55 trabajadores, al finalizar la visita Ulukaya llamó a su abogado para informarlo de su intensión de comprar la instalación, el abogado lo instó a no comprarla, usando como una de las principales razones que si una empresa como Kraft había decido cerrar la planta por considerarla un fracaso, como iba Ulukaya a hacerla un negocio rentable. El empresario kurdo en un principio desechó la idea de comprarla, pero después decidió comprarla, consiguió préstamos bancarios, y empezó de cero, incluso la primera labor que llevó a cabo con los únicos cuatro empleados que conservó en un inicio fue pintar las paredes de la fábrica de blanco y de ahí para arriba. Con el tiempo Hamdi Ulukaya pudo ofrecer su empleo al resto de los trabajadores que el conoció en su primera visita. Ulukaya contrató a un maestro yogurtero directo de Turquía y pasò dos años perfeccionado su versión de yogurt griego, en un principio, para tener algo de ganancias que permitiera mantener la operación y los pagos de los préstamos, Ulukaya comenzó a producir un yogurt de tipo americano para algunas empresas norteamericanas.
En 2007 salió a la venta el primer Yogurt con la marca Chobani, la palabra elegida por Ulukaya, significa yogurt en kurdo. Con una estrategia que incluía la venta de Chobani en las principales tiendas y el producto debía ser mostrado en los refrigeradores normales y no en los de los productos gourmet o naturales, esto hizo que la marca fuera visualizada por el consumidor común de manera inmediata evitando el rechazo frente a una marca exclusiva para consumidores exigentes, el yogurt tipo griego era desconocido para la mayoría de los estadounidenses y de acuerdo con el propio Ulukaya, sólo se tenía conocimiento de una marca similar que había fracasado en los años noventa y cuya distribución había sido limitada. El éxito fue inmediato en menos de una década Chobani tenía ya tenía más del 50% del mercado en Estados Unidos.
Para lograr el
ser expuesto en los refrigeradores junto a las marcas posicionadas Hamdi
Ulukaya negocio con los supermercados pagar las cuotas que pedían para poner al
producto en el lugar que el kurdo quería a partir de las ventas de Chobani.
Otro factor que consideró Ulukaya para el lanzamiento de Chobani fue el
precio de la porción que quedó entre el precio de las marcas norteamericanas
muy baratas y las muy caras provenientes de Europa o que aludían a ser un tipo
de yogurt gourmet.
Chobani comenzó a venderse en México en 2016 y en
la actualidad cuenta con productos que diferentes a sus tradicionales líneas
basadas en el yogurt griego, como sustitutos de crema para café, bebidas a
partir de avena, bebidas probióticas, café y snacks.
El 25 de julio de
2012 Chobani inauguró un local conocido como Yougurt Bar en SoHo
en la ciudad de Nueva York donde a manera de una cafetería vende diferentes
combinaciones de yogurt con ingredientes dulces y umami, así como sopas,
sándwiches y smoothies todos con el yogurt como ingrediente.
En 2016 Hamdi
Ulukaya dio el 10% de la empresa a los 2000 empleados de Chobani, como
agradecimiento a cristalizar y llevar a Chobani a ser el yogurt griego
número en Estados Unidos. Una de las políticas de la empresa es contratar
migrantes para ayudarlos a establecerse en Estados Unidos. De hecho, Chobani
y su fundador están involucrados en diferentes instancias comprometidas con
los migrantes.
En un inicio la
imagen corporativa de Chobani se limitaba a una delgada tipografía con
el nombre de la marca sobre un aséptico fondo blanco. En 2017 la diseñadora
Lisa Smith, hoy Vice presidente de imagen de la marca fue invitada a trabajar
en el relanzamiento de la imagen de Chobani, el resultado son las letras
más redondeadas y gruesas sobre un fondo de color crema y la utilización de
colores muy vivos en los diferentes productos de la marca.
Este texto fue publicado por primera vez en thepoint.com.mx el 5 de septiembre de 2022
imagenes: chibani.com
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