La nueva
temporada de True Detective resulta una mezcla de muchas cosas, una trama que
nos obliga a verla de un jalón.
Armando Enríquez Vázquez
Cómo siempre
adelante hay muchos spoilers te recomiendo ver la serie y después si aun te
interesa leer esta reseña.
True Detective es una de esas serie en la que cada
temporada es en teoría independiente de las otras, una investigación diferente
con actores y situaciones únicas. Tristemente y a diferencia de otras como Fargo,
True detective adolece de una muy irregular manufactura, temporadas buenas
ma secas, una excelente y otra realmente patética. La nueva temporada
subtitulada como Night Country es una mezcla de muchas cosas. Un
pastiche que recuerda a muchas otras narrativas pero que cumple con la misión
de mantenernos enganchados hasta el último episodio.
La acción sucede
en una de esas largas noches árticas, y como tragedia shakespereana, para que
amanezca al reestablecerse el orden. En este caso el crimen se resuelve de una
manera que la verdad deja mucho que desear. Con tintes de Twin Peaks, la
genial serie de David Lynch, salpicadas de folklore nativo de Alaska, y los
obligados temas de inclusión, la trama muy sencilla se encuentra envuelta en
una serie de trucos y discursos cuyo único objetivo es mantener enganchada a la
audiencia, porque al final todo es decoración. El interés por construir una
historia de muchos y complejos significados, se estrella ante la vulgaridad de
la solución.
Situada en
Alaska, esta cuarta temporada, inicia con un crimen colectivo; los cuerpos
desnudos de un grupo de científicos aparecen congelados y con marcas de haber
sido apuñalados. La estación científica en la que sólo habitan los científicos
y a la que acuden esporádicamente una cuadrilla de habitantes de la aldea
cercana de Ennis, para limpiar. A lo largo de los seis episodios de la
temporada lo más destacable son las grandes actuaciones y la dirección
impecable.
Los personajes
principales de la serie las dos detectives Liz Danvers (Jodie Foster) y la
degradada Evangelina Navarro (Kali Reis) son dos personajes demasiado fuertes;
tercas, obstinadas y sobre todo siniestras. Desde su desolación ambas mujeres chocan
con fuerza a lo largo de la serie y marcan la vida de sus conocidos y supuestos
seres queridos.
Danvers ha
perdido todo en la vida. La única persona que depende de ella es su hijastra
Kayla Lambe, con la que no existe más que la incomprensión clásica entre un
WASP hacía una miembra de un cultura nativa, que se acentúa por la preferencia
sexual de la joven. Como Jefa es una déspota que explota a sus subalternos. Su
esposo y un pequeño hijo de la detective han muerto y Danvers vive en la
promiscuidad de encuentros sexuales fuera de Ennis o con su propio jefe Ted
Connelly (Christopher Eccleston, el británico que fue el noveno Doctor Who),
mientras que Navarro quien al momento del inicio de la serie es una simple
patrullera, pues fue degradada por la muerte no explicada de un criminal
durante su arresto, crimen en el que Danvers estuvo presente también, utiliza a
un tabernero local como amante de ocasión.
Otra mujer en la
historia es Rose Aguoineau, interpretada por la extraordinaria actriz irlandesa
Fiona Shaw, quien emigra al fin del mundo después de una exitosa carrera como académica,
en una afamada universidad, como ella le explica a Navarro, Aguoineau parece
tener una conexión con el mundo sobrenatural y otra realidad que presupone un
universo alterno.
Mientras Navarro
busca activar la investigación, ocho años olvidada, sobre el asesinato violento
de una activista Inuit, Danvers quiere descubrir al autor de los crímenes actuales.
Sus caminos se cruzan, los odios, rencores y al final empatía son la relación
entre ambas mujeres.
Personajes
sólidos y momentos realmente atractivos como la constante aparición de un oso
polar tuerto, tanto en el mundo real como en la cotidianidad de Danvers, el
espiral tatuado en el pecho de uno de los científicos y en la activista, una
manada de caribús que como lemings se lanza a un precipicio ante la mirada atónita
de un cazador Inuit; todo sin explicaciones fáciles, obligando al espectador a
involucrarse si quiere, como en las mejores historias. El desenlace, tristemente,
se vuelve muy ramplón, burdo. Más pragmático y poco arriesgado reduce la
historia a corrupción. El híbrido resulta desde mi punto de vista decepcionante
a pesar de la fuerte estructura argumental.
Esta cuarta temporada fue creada, escrita y
dirigida por la mexicana Issa López.
Una cosa que tal
vez vuelve más decepcionante la resolución de la serie, fue la estrategia de
promoción de la gente de HBO, al utilizar los más populares y exitosos podcasts
de asuntos sobrenaturales y crímenes de México para el lanzar la temporada, lo
que sin duda creo falsas expectativas. Gracias a esta promoción decidí ver la 4
temporada, pero sigo pensando que la segunda temporada es la mejor de las
cuatro sin discusión.
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