El odio, desgraciadamente, es fácil de ocultar con palabras de pueriles que apelan al nacionalismo, a Dios, a ideas intangibles.
Armando Enríquez Vázquez.
Lo sucedido en Paris el viernes pasado es, además de una
tragedia y una atrocidad, la más reciente consecuencia de las políticas
colonialistas y la avaricia de los líderes de occidente. No se trata de
exculpar a los terroristas que actuaron en contra de los ciudadanos franceses,
si no de recordar también que ese odio nació del odio que desde occidente se ha
ejercido en contra de todo lo que nos resulta extraño.
La historia de la infamia humana está documentada desde el
inicio de la civilización misma y los antropólogos hablan ya de como el Homo sapiens se ha dedicado a depredar a
todos los homínidos que convivían con ellos, pero lo que hemos visto en las
últimas décadas es como la política de ambición y codicia de los principales estados
de occidente en especial de Estados Unidos y algunos de sus aliados europeos y
en específico la Francia de Francois Hollande, uno de los más imperialistas y
racistas presidentes disfrazado de socialista que ha tenido aquel país, han
errado y contrario a sus intereses solo han promovido una violencia en la que
el tiro les ha salido por la culata en perjuicio de los habitantes comunes y
corrientes de sus naciones y del mundo que cada día se ven amenazados por dos
frentes.
Por un lado, los grupos extremistas de todo tipo, en
especial de origen musulmán, pero también las milicias de anglosajones
extremistas, esos mismo que en 1995 volaron por los aires las oficinas de FBI
en la ciudad de Oklahoma. Los extremistas japoneses que liberaron el gas sarín
en el metro de Tokio, los recientes bombazos en China y de los que hubo gran
información, pero que bien pueden haber sido un acto terrorista de cualquier
grupo.
Por otro como consecuencia de estos actos los ciudadanos
comunes y corrientes se ven cada día más sometidos a controles que argumentando
y anteponiendo la falacia, como ha quedado demostrado, de la seguridad violan
de manera flagrante los derechos humanos y las garantías individuales, tan
cacareados ambos como pilares de los sistemas democráticos en los que
supuestamente vivimos.
Desde el final de la II Guerra Mundial, el origen de la
violencia de grupos extremistas proviene de Washington, de Londres, de Paris y
en menor forma de Madrid y Roma. Empezando con su arbitraria decisión de
otorgar Palestina a los judíos sobrevivientes de la guerra y del Holocausto,
que con el tiempo se convirtió en el estado de Israel que ha cometido con el
consentimiento de las naciones occidentales los mismos crímenes de odio y
genocidio en contra de la población palestina.
En su momento Moscú, también formó parte de esta ecuación,
pero al finalizar la época del totalitarismo del Estado Soviético esta
influencia se fue haciendo menor, pues al parecer Rusia carece de tantos
recursos económicos como en otras épocas se sospechó y está más preocupada por
lo movimientos separatistas al interior de sus fronteras. Sin embargo, los
ataques en contra de ISIS por parte del gobierno ruso parecen ser el motivo
detrás de la explosión en el aire de un vuelo comercial sobre los cielos de
Egipto.
Países, como Estados Unidos, han financiado sin pudor alguno
a los grupos terroristas extremistas, tratando de no tener la sangre de civiles
en sus manos, pensando que así obtendrán beneficios económicos. El gobierno de
Estados Unidos ha financiado y apoyado en su momento al Talibán, Sadam Hussein,
Al Qaeda, la guerrilla siria y también a ISIS entre muchos otros grupos
extremistas, con resultados que lejos de ser alentadores, se les han revertido
y entonces los americanos y sus aliados occidentales han arremetido contra esos
mismos grupos cometiendo terribles actos de terrorismo en contra de las
poblaciones civiles de Siria, Irak, Afganistán, Libia.
Las palabras de los principales líderes mundiales y en
especial del presidente Hollande hablando de una guerra, así como las acciones
con las que respondió el gobierno francés poco pueden apelar a la idea ingenua
de una paz mundial. La Paz no se consigue con la guerra, esa fue una de las
principales lecciones que nos dejaron las guerras mundiales, sobre todo la
segunda donde los civiles europeos y asiáticos fueron las principales víctimas
de la barbarie propiciada por las cabezas de los ejércitos del Eje y de los
aliados.
El odio, desgraciadamente, es fácil de ocultar con palabras
de pueriles que apelan al nacionalismo, a Dios, a ideas intangibles. El
presidente Hollande ha demostrado qué, para él, es más importante responder a
los terroristas en su mismo idioma de odio, sin importarle las consecuencias
que representen para los franceses, porque si algo nos debe quedar claro a
todos es que la inteligencia francesa es nula y así lo han demostrado dos
atentados que han sacudido a la sociedad civil francesa y al mundo en menos de
diez meses.
Pero el lenguaje del odio no es exclusivo de los terroristas
y el presidente francés, algunos de los tweets que los políticos
norteamericanos del partido republicano, inmediatos al conocimiento de los
atentados del viernes demuestran que esa intransigencia, la estupidez y el odio
que desde hace unos meses tienen voz en el aspirante a la presidencia de
Estados Unidos Donald Trump es un lugar común para muchos políticos americanos.
Y el terrorismo en contra de los migrantes latinos y nuestras fronteras serán
en los próximos meses uno de los objetivos de la política norteamericana.
Tampoco el discurso de algunos lectores de noticias de la Cadena Fox puede
ocultar su estulticia, por ejemplo, Mónica Crowley, quien en un tweeter acusó
al Presidente Barack Obama de no especular sobre los incidentes en Francia.
No son los civiles franceses, norteamericanos, españoles o
ingleses los culpables de la masacre que los ejércitos de estas y otras
naciones llevan a cabo en oriente son, sin embargo, los que pagan los platos
rotos por la codicia y la ambición de sus gobernantes y los empresarios de la
guerra que no tienen respeto alguno por la vida humana y a quienes las
consecuencias de sus negocios los tiene sin el menor cuidado.
Publicado en blureport.com.mx el 17 de noviembre de 2015
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