El gran problema de la contaminación, como hace ver la demagógica propaganda que escuché, es la forma en que afecta de manera directa en la salud de la población.
Armando Enríquez Vázquez
Llegamos a la primera contingencia ambiental del año.
El cinismo de la comisión metropolitana queda de manifiesto
en una pieza de propaganda que empieza a transmitirse en radio y televisión, y
que hace referencia a las condiciones atmosféricas que prevalecen en esta
temporada y como son determinantes en la poca dispersión de los contaminantes
del aire, por lo que exhortan a no encender fogatas o prender llantas, cuando
el problema es claro para todos los habitantes de la megalópolis, el exceso y
el poco control sobre el tránsito de vehículos de combustión interna. El spot
está firmado por SEMARNAT y la dichosa comisión metropolitana.
El gran problema de la contaminación, como hace ver la
demagógica propaganda que escuché, es la forma en que afecta de manera directa
en la salud de la población. Aunque las muertes ligadas a la contaminación es
una cifra discutida y que se ha ocultado por décadas, tanto por el gobierno
local de la CDMX (Marca Registrada), como del gobierno federal. La realidad es
contundente y muchos capitalinos mueren por problemas asociados a la
contaminación y al desprecio de los gobernantes por la vida de los habitantes
de la ciudad.
Desde hace ya varias décadas las voces externas de
investigadores y de expertos de la sociedad civil han propuesto muchas
soluciones para acabar, o al menos minimizar, con los problemas de
contaminación de la megalópolis. Hay otras que a cualquier ciudadano de a pie
nos saltan a la vista, pero a los ojos de las autoridades son invisibles, o
inviables por afectar a las tribus y grupos de votantes de sus bases
partidistas. La primera reducir la circulación de vehículos de combustión
interna que circulan por la metrópolis.
El corrupto gobierno de Miguel Ángel Mancera y sus
colaboradores tanto del INVEA, como de la mentada SEMOVI, no solamente se han
hecho de la vista gorda a lo largo de su sexenio, si no que con el mayor del
cinismo promueven la venta de autos de combustión interna promocionando ferias
de crédito. Hace ya muchos años, que la poca visión de los jefes de gobierno,
así como la corrupción que han permitido al interior de sus gabinetes, le han
dado la vuelta al problema de contaminación, limitándose a un discurso
esquizofrénico; hablando del tráfico, la contaminación y aumento del parque
vehicular como si se tratara de asuntos totalmente diferentes y no
relacionados.
Más allá de la implementación acertada, del programa Hoy no circula, y de la verificación,
ningún gobierno perredista ha puesto particular interés en la solución del
problema. Mucho menos la administración actual cuya característica principal ha
sido la opacidad en la mayoría de sus secretarías y una actitud que parece de
sumisión de Miguel Ángel Mancera hacía Peña Nieto. Por no decir contubernio, a
diferencia de la relación de sus antecesores con el gobierno federal.
Los principales generadores de tráfico en la CDMX (Marca
Registrada), sin entrar en la discusión aberrante necedad de Mancera acerca del
límite de velocidad permitida en la ciudad y la prohibición de las vueltas
continuas a la derecha, son sin duda la circulación de transporte de carga y
reparto a las horas pico, las labores de encarpetamiento asfaltico y tala,
perdón, poda de árboles durante el día, la circulación indiscriminada de los
camiones recolectores de basura. Los camiones de las constructoras que emiten
enormes cantidades de contaminantes por la ciudad y la poca o nula renovación
de los vehículos del servicio público de transporte, en especial de peseras y
los mal llamados microbuses que tienen más de treinta años circulando por las
calles y que han generado ya ganancias suficientes a los concesionarios para
recuperar su inversión en los obsoletos vehículos, una y mil veces. En el caso
de estos transportes, las autoridades no sólo no se preocupan por su
renovación; no existe una revista, como sucede en el caso de los taxis de la
CDMX (Marca Registrada) y mucho menos una digna evaluación de sus conductores.
Habría que ver a quién le fueron otorgadas estas concesiones.
La problemática que se vive en esta llamada megalópolis,
debe ser enfrentada y corresponde a los ciudadanos, que son los principales
afectados, también en las ciudades más grandes del país, los que exijan a las
autoridades tanto estatales como municipales el crear los mecanismos de medición,
las medidas de prevención y a implementarse en momentos cuando los niveles de
contaminantes rebasen las normas mundiales.
Desgraciadamente, el problema de contaminación afecta no sólo
a la CDMX (Marca Registrada) sino a las grandes ciudades del país y a muchas de
las medianas, teniendo como respuesta la misma indiferencia de los gobernantes
a la prevención y regulación del parque vehicular. Incluso peor, pues no existe
medición de contaminantes en urbes como Guadalajara a cargo de la Secretaria de
Medio Ambiente y Desarrollo Territorial del Gobierno estatal de Jalisco,
Tampoco en Monterrey, que de acuerdo con los expertos es la más contaminadas de
las ciudades del país, no existen en ninguna, verdaderas acciones, para
intentar controlar este problema. Ya mejor ni hablar de ciudades, como
Querétaro que ha crecido y desarrollado, convirtiéndose en la quinta ciudad del
país o Puebla de los Ángeles, en la que de acuerdo con una nota de La Jornada
de Oriente del 26 de enero de este la contaminación aumento el 100% de 2015 a
2016.
Hoy tanto el gobierno federal, como los estatales y locales
deben promover el uso de medios de transporte alterno, tanto en el sentido de
redes de transporte público concesionado o propiedad de los gobiernos, limpio,
eficiente, moderno y barato. Promover ante todo el uso de automóviles híbridos
o eléctricos sobretodo en las flotillas de taxis, camiones, autobuses y demás
transportes públicos, recompensando no solo al concesionario, si no antetodo,
al usuario obligando a los concesionarios a brindar un servicio de calidad y no
la porquería que ofrecen en todas las ciudades el día de hoy. La revisión de la
sincronía en los semáforos de una misma avenida es medida relevante, sin
embargo, cada vez que escucho a un funcionario de las SSP tratar de explicar
porque esto no sucede en las principales arterias de la ciudad, lo único que me
queda claro es su grado de analfabetismo o su estulticia, al creer que nos está
convenciendo que sus pueriles argumentos.
La contaminación es un asesino silencioso, al que las
autoridades temen hacer frente, porque los sospechosos comunes son armadoras de
autos, gremios de transportistas, empresas que tiene que repartir sus productos
y los sindicatos de los mismos gobiernos que no están dispuestos a sacrificar canonjías
por el intangible bienestar público, como los gobernantes tampoco sacrifican a
votantes frente a gases inertes que el viento y no prender fogatas pueden
evitar.
publicado el 17 de mayo de 2017 en blureport.com.mx
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