Innovar, crear e
inventar para satisfacer las necesidades de la creciente industria telefónica
sueca, fueron sólo algunos de los logros de esta empresaria sueca del siglo
XIX.
Armando Enríquez
Vázquez
Entre las empresarias desconocidas del siglo XIX se
encuentra Hanna Hammaström, dueña de un importante monopolio. Luchando en un
mundo de hombres y tecnología, fue capaz de mantener su conciencia de género en
una época donde nadie hablaba ni de derechos humanos, ni de equidad de género.
Hanna Hammarström nació en Estocolmo el 4 de noviembre de
1829, su padre fue un comerciante dedicado al algodón y la seda. Par
Hammarström creía firmemente en dar un oficio a sus hijos sin importar el sexo,
por lo que en algún momento empleó a Hanna y esta terminó aprendiendo a
trabajar el alambre a partir de máquinas, lo que le permitía enrollarlo y
venderlo a diferentes empresas dedicadas a confeccionar diferentes artículos
femeninos como sombreros que lo necesitaban para crear el armazón del producto.
En 1883, se fundó la empresa pública sueca de telefonía
llamada Stockholms Allmänna Telefonaktiebolag. Esta empresa pretendía competir
con la empresa de Alexander Graham Bell, que había instalado la primera red
telefónica en Suecia, pero que resultaba muy cara para los habitantes de
Estocolmo. Hanna, entonces una mujer de 54 años se enteró de lo caro que
resultaba comprar el cable telefónico de cobre en Suecia, ya que este se
importaba de Alemania y comenzó a experimentar con sus máquinas el producir los
rollos de cable de cobre que necesitaba la industria telefónica. Hanna logró un
mejor producto y más barato que el cable alemán, lo que aunado a su amistad con
el magnate sueco de la telefonía Lars Magnus Ericsson le ayudó a posicionarse
en un ambiente que era doblemente hostil para las mujeres; El mundo de negocios
y el mundo de la tecnología. Sin embargo, Hanna Hammarström logró no sólo
sobrevivir en ambos, sino que los conquistó.
Hanna Hammarström fundó y consolidó un verdadero monopolio,
al convertirse en la única persona en vender cable de cobre galvanizado para
telefonía en Suecia y exportando su producto a Finlandia. Su fábrica estaba situada
en Estocolmo y para la operación de la misma Hanna sólo ocupaba mujeres a las
que ella misma capacitaba. Para 1886, la labor y la calidad del producto de
Hammarström, le ganaron el primer lugar en la exhibición sueca acerca de la
energía eléctrica y maquinaria para producirla y similares.
Poco o nada más allá de esto es lo que se puede encontrar de
información acerca de Hanna Hammarström, pero su vida y su actividad como
empresaria en el mundo masculino a finales del siglo XIX y principios del XX
son relevantes. Supongo, también que Hammarström, nunca se casó, como tampoco
tuvo descendientes. Tal vez, por eso nadie se ha interesado en contar su
historia.
Hannah Hammarström se mantuvo al frente de su empresa hasta
su muerte en 1909. Tenía 79 años.
publicado el 31 de julio de 2017 en mamaejecutiva.net
imagen: wikipedia.org
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