lunes, 9 de abril de 2018

A los candidatos en el principio del fin.



En noventa días habrá terminado el Show para mal o para peor. Al final somos los mexicanos quienes debemos exigir a los candidatos una agenda real, no las payasadas que ellos prefieran. 

Armando Enríquez Vázquez

En tres meses habrá terminado el show de las campañas y tendremos como presidente al que la mayoría de las minorías elija como sucesor de Enrique Peña Nieto. La verdad es que de los cuatro no se hace uno, pero entre ellos hay de los que no se hace ni medio o un cuarto de lo que se podría llamar un candidato decente.
Los discursos de los cuatro son populistas, mediocres y anticuados. Ninguno de los cuatro habla de los verdaderos retos presentes y futuros que como el resto de los países habremos de enfrentar irremediablemente en México.
Una reforma educativa que no se limite a ser un ajuste administrativo, si no que realmente impacte tanto en maestros que no sean tecnológicamente analfabetos, y en alumnos capaces de utilizar a las escuelas y a los maestros como catalizadores de su conocimiento que se puede adquirir gracias a las nuevas tecnologías. Meade es un ignorante, un administrador que se ha dedicado en los últimos años a implementar esquemas opacos de manejo de recursos para beneficio del partido en el gobierno y las campañas tramposas y sucias del PRI.
Andrés Manuel un demagogo que no conoce y no quiere conocer la realidad que enfrenta el mundo, un ignorante en materia tecnológica, un hombre que pretende hablar de futuro viendo siempre hacía el pasado y si tener una medida real del entorno revolucionario en el que vivimos. Ricardo Anaya un entusiasta que más parece porrista que candidato, pero cuyas intenciones y pasado no le queda claro a él y mucho menos a nosotros los votantes y ni que decir de la ambición de Felipe Calderón disfrazada de una candidata disfrazada de independiente que es sólo un títere del pasado.
Al hablar de energía, debemos olvidar el petróleo, acabar con Pemex y promover las energías limpias de propiedad de los mexicanos y no de empresas nacionales o extranjeras que sólo buscan el lucro en beneficio propio. Apoyar a los particulares que generen energía para ellos y den el exceso a las redes públicas de verdad y no con las actuales canalladas de la CFE amparada en la sordera de Peña Nieto.
En telecomunicaciones la intervención inmediata del IFETEL en lo que este sucediendo al interior de Televisa y la necesidad de aclarar a los mexicanos cual es el papel y el porcentaje de propiedad de Univisión al interior de lo que alguna vez fue el monopolio televisivo nacional y hoy ni siquiera alcanza a ser una grotesca caricatura de sí misma.
En materia de corrupción la propuesta opaca y corrupta de Andrés Manuel López Obrador de perdón universal, es inaceptable y poco alentadora para los mexicanos que esperan un verdadero cambio, pero nunca debemos olvidar el origen priísta de López Obrador y su mediocridad disfrazada de propuestas idiotas. La propuesta de Meade de ser un presidente sin fuero no dice nada acerca de la justicia que necesita México encarcelando a los actuales funcionarios que han saqueado a México. Más sensata parece la propuesta de Anaya de meter a quien sea responsable sin importar el cargo. La respuesta iracunda del corrupto Enrique Peña Nieto y sus huestes no se dejó esperar y en ese sentido cuando Anaya demuestre su inocencia debemos apoyarlo a llegar al fin de sus palabras y ver a los corruptos despojados de lo que se han robado y no como Javier Duarte, encarcelado él y la mujer salvando el botín que sacó del estado de Veracruz con la mirada complaciente de Peña Nieto y del actual gobernador de Veracruz que ni pío dice en el caso de Karime.
No se trata tampoco de que el mesías tropical se baje el sueldo, ni que haga de los Pinos la feria de la cultura, se trata de que explique, al igual que los otros tres contendientes como va a devolver el poder adquisitivo del salario, perdido desde que Luis Echeverría Álvarez el role model en discursos para el tabasqueño, comenzó las devaluaciones del peso y del salario. Ya desde la óptica de nuestros socios en el TLC una de los puntos más importantes a negociar son el aumento de los salarios del trabajador mexicano, ahora resulta que Trump y Trudeau son más defensores del salario del trabajador mexicano que los líderes sindicales o los funcionarios, legisladores y candidatos a la presidencia mexicanos.
No podemos darle carro completo a ningún candidato, ya sabemos en lo que eso acaba, pero tampoco podemos permitir que el PRI sea mayoría en el poder legislativo porque así fue como se frenó al país durante los gobiernos de Fox y Calderón. México, sus gobernantes y funcionarios desconocen de entrada lo que es el equilibrio y el balance y ciegos por la ambición y la corrupción hacen campañas como la de Meade llena de las mismas promesas vacías de su predecesor y hoy Presidente de la República, o se arropan con la escoria de la corrupción institucional y criminal.
En noventa días habrá terminado el Show para mal o para peor. Al final los mexicanos debemos exigir al siguiente gobierno, la doble vuelta electoral, el fin del fuero para diputados, senadores y funcionarios, el encarcelamiento inmediato de los corruptos del sexenio de Peña Nieto y el quitarle todos sus bienes y dinero para resarcir el daño hecho al erario y a los mexicanos. Mejores salarios, mejores planes de estudio, más lugares en universidades públicas, anulación y refundación de organismos como Ifetel, INAI, INE, etc.., cambios a las leyes del los poderes legislativo y judicial, desaparición del fuero, transparencia verdadera, entre otros no menos importantes temas. Sí nos quedamos quejándonos de la propaganda y del actuar de los políticos sin proponer y exigir para que cambien, entonces como siempre tendremos el gobierno, sea cual sea, que nos merecemos.

publicado en blureport.com.mx el 2 de abril de 2018

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