Entre las historias
de éxito de innumerables migrantes que han llegado a lo largo de la historia a
México aportando su conocimiento, talento y habilidades está la de Lieb Füller.
Armando Enríquez
Vázquez
De acuerdo con el sitio de Internet de Filler fue en 1923
cuando llegó a México Lieb Füller, procedente de Polonia. En ese entonces la
segunda República Polaca tenía apenas 5 años de haberse fundado, tras la I
Guerra Mundial y la situación económica del país era de crisis. México se
recuperaba de la Revolución e intentaba crecer económica y socialmente.
Entonces Füller que era panadero de oficio se empleó en una
panadería mexicana. En 1928, Lieb se independizó y rentó un horno en el centro
de la Ciudad de México, comenzó así a vender pan dulce, así como algunos panes
salados de trigo. En 1936 Lieb Füller compró un terreno en la calle Toribio
Medina en lo que es hoy la Colonia Algarín de la Ciudad de México, ahí
construyó su casa y un horno para producir el pan tipo Europeo que sabía hacer
y tanto gustaba en producir. Primero comenzó a introducir sus panes negro y de
centeno en salchichonerías especializadas, lo que ya desde entonces le confería
al pan de Fiiller el status de producto gourmet.
Con la llegada de los primeros supers en México; Sumesa y
Central de Mercados, de acuerdo con el sitio de la marca. aceptan el pan de
Füller y este amplió al personal de su empresa, así como adquirió un vehículo
especial para la distribución del pan.
El logo de la marca es una espiga de trigo en un envuelto en
un campo con la mitad inferior roja y la superior anaranjada, el tallo de la
espiga se encuentra entre las “l” del nombre de la marca y seguramente el Fiiller,
aunque no lo aclara en ningún lado la marca, es la castellanización del
apellido del polaco fundador de la empresa lo que también elimina una palabra
que resultaba demasiado extraña a los mexicanos, la u con diéresis. O tal vez
para no ser relacionado con un origen alemán que después de la II Guerra
Mundial era un país enemigo y perverso en la mente de los habitantes del mundo.
En 1965 la dirección de la empresa pasó al hijo de Lieb,
David Füller quien industrializó a la compañía logrando una mayor producción,
lo que le permitió abrir nuevos mercados y crecer el número de productos que
Fiiller ofrecía.
Desde que tengo uso de razón recuerdo en los estantes de los
supermercados las bolsas con el Pan Fiiller; Negro, de centeno, parecían una
especie aparte de los industrializados y populares y lo siguen siendo. En el
mercado de los panes industrializados Bimbo, la gran trasnacional mexicana curiosamente
no puede competir con Fiiller, con su sabor, textura y calidad. Bimbo ha
intentado crear panes negros, pero parecen su pan blanco pintado, su marca
Orowheat no deja de ser un pan norteamericano que no se parece en nada a
Fiiller, con mucha azúcar y poca textura.
Fiiller se distribuye actualmente en la Ciudad de México,
Querétaro, Morelos, Puebla, Estado de México y Guadalajara de acuerdo con la
información en su sitio de Internet y su gama de productos ha crecido a panes
rebanados negro, de centeno, campesino, combigrano, de 7 granos, de canela y
pasas, de nuez y pasas, diferentes tipos de galletas, pan ácimo kosher y harina
kosher.
Como sucede con muchas marcas mexicanas el poder contar la
historia de Fiiller resulta casi imposible, la misma marca no proporciona mucha
información acerca de su historia de éxito que inicia con la propia historia de
Lieb Füller y su llegada a México, que con el tiempo se convierte en una
historia de éxito con una marca, que salvo el dato del hijo David como sucesor
del negocio, no sabemos nada más acerca de este personaje y aunque la marca
continúa en la misma dirección en la que la fundó LIeb, no pude encontrar si
sigue siendo un negocio familiar.
Lo cierto es que después de 82 años de
existencia la historia de Fiiller debería poder contarse de una mejor manera.publicado en thepoint.com.mx el 6 de febrero de 2019
imagen fiiller.com
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