Amazon parece siempre poner el dedo sobre la llaga en los temas que muchos latinoamericanos prefieren ignorar y en este caso de corrupción deportiva por defender su afición.
Armando Enríquez
Vázquez
Amazon Prime lo ha vuelto a hacer, cuando todas las series
de narcotráfico sobre Latinoamérica y México están en Netflix, así como los
documentales sobre deportistas, la plataforma propiedad de Jeff Bezos estrenó
una serie acerca de algo que puede sonar totalmente aburrido y lugar común, la
corrupción en el futbol soccer mundial, pero la ha hecho de una manera muy
atractiva y bien presentada: El Presidente
Sin los asesinatos y truculencias de otras series El
Presidente retoma un tema que ya se había visto en otras series como la
española Todo por el Juego, basada en una novela que curiosamente fue escrita
por el presidente de La Liga, Javier Tebas antes de ser directivo del futbol
español y que habla de la corrupción en el deporte en España a manera de
ficción y cuya segunda temporada estrenada en febrero deja mucho que desear y
no es ni la mitad de buena que la primera entrega.
A diferencia de la española, lo que hace la serie chilena – argentina de Amazon Prime es no basarse en supuestos, ni crear una ficción a partir de leyendas urbanas o hechos conocidos, sino recrear el inicio, porque aun no termina del escándalo al interior de la FIFA que ha costado cabezas y carreras al interior del organismo y un poco de mala fama al exterior, del llamado FIFAgate a partir de la CONMEBOL el máximo organismo de futbol en Sudamérica.
Ver a los barones de la FIFA en su escritorio ganado dinero de una manera que es legal, más las corrupciones al interior de sus organismos parece una oferta poco atractiva, frente a la moda de los documentales acerca de deportistas. Una tendencia poco creativa y que imita a la peor nota rosa al centrarse en el deportista ya sea Michael Jordan o Aaron Hernández, como espectáculo noticioso y no como el fenómeno del deporte que fue o pudo haber sido.
Pero la serie de Amazon da en el punto para tratar el tema al crear una tragicomedia de una situación que es lo bastante patética y que todos los aficionados a cualquier deporte aceptamos sin chistar: las condiciones poco deportivas y competitivas, para consentir ver encuentros que están manipulados y arreglados desde muchos meses antes de llevarse a cabo.
A lo largo de una historia adaptada y dramatizada El Presidente da al espectador los datos duros de lo que genera de manera legal el negocio del futbol y nos da una idea, por si acaso no lo sabíamos, de los negocios alternos y poco transparentes de los directivos de las ligas del futbol.
La historia inicia con la muerte de uno de los hombres más importantes y corruptos del futbol sudamericano Julio Grondona interpretado por Luis Margani, y es Margani quien desde el más allá y manera de corifeo sirve de voz conductora de la serie. El personaje principal y al que Grondona apadrina es Sergio Jadue, presidente de la Federación de Futbol de Chile y quien es interpretado de manera magistral por Andrés Parra, el cuadro central de la serie se completa con dos actrices mexicanas Karla Souza en el papel de Lisa Harris, agente encubierto del FBI que compromete a Jadue y lo convierte en informante de la agencia norteamericana y Paulina Gaytán que interpreta el papel de María Inés Facuse, Nené, la esposa de Jadue y parte del binomio que en la serie manejó el futbol chileno de 2011 a 2015, Facuse siempre fue la inteligencia gris del asunto al menos en la trama de la serie. Estos cuatro personajes son la columna central de la serie.
Son las actuaciones de Parra, Souza y Gaytan las que hacen la serie, todos los demás personajes sólo bailan alrededor de ellos para crear situaciones, ejemplificar lo que sucedió en la realidad y darle brillo a las actuaciones de los tres personajes centrales. Para sortear lo previsible de la serie la narración de Grondona llana la historia de giros de tuerca, de verdades y mentiras que parecen exagerar situaciones que vistas desde otra perspectiva son sólo patéticas historias de la condición humana, de la ambición, la mezquindad y el poder que las grandes corporaciones y los gobiernos pretenden hacernos creer que están bien.
El Presidente hace hincapié y remarca la corrupción al interior de la FIFA y los intereses que genera el futbol entre las marcas, televisoras y los gobiernos de los países, lo que permite que personas como Blater, Infantino, Grondona y cualquiera que dirija desde cualquier pequeño club hasta una federación nacional se preste a torcer la ley hasta donde se pueda sin romperla, por lo general. Me gusta el acento que pone la serie acerca del por qué las autoridades norteamericanas se involucraron en el asunto por ganar ser sede de otro mundial. Pero lo que la serie obvia es que el verdadero crimen de la FIFA ocurre en la forma en que se trata a los jugadores de futbol y la imposibilidad de los países por investigar todos los asuntos laborales de las ligas, lo otro que aunque se trata de manera muy superflua, pero que es una tragedia para cualquier deporte es el patrocinio que los presidentes de los clubes hacen de grupos criminales que disfrazados de aficionados cobran cuotas, golpean y amenazan a quienes van en contra de los deseos de los directivos y que manejan negocios de crimen organizado además de las llamadas barras importadas a todo el continente desde argentina y cimentadas por personajes como Grondona, esa parte para los creadores de la serie no existe a diferencia de la primera temporada de la serie española citada antes donde este tipo de situaciones son parte importante de la trama. También se evita el tema de las apuestas.
Al final de la primera temporada se deja ver que la segunda temporada abarcará la historia del peor mafioso del futbol como espectáculo y negocio; Joao Havelange. Pero sería interesante que los productores pensaran en el futuro, de la misma manera que lo hizo Narcos de Netflix, hablar del futbol mexicano y de Norteamérica donde la situación vivida en la CONMEBOL se repite y de manera más siniestra en la CONCACAF.
Siempre me ha gustado la advertencia con la que el gran Jorge Ibargüengoitia inicia su novela Maten al Léon, en ella dice que cualquier similitud con la realidad no es una coincidencia, si no una vergüenza nacional, en el caso de El Presidente la vergüenza debería ser mundial.
A diferencia de la española, lo que hace la serie chilena – argentina de Amazon Prime es no basarse en supuestos, ni crear una ficción a partir de leyendas urbanas o hechos conocidos, sino recrear el inicio, porque aun no termina del escándalo al interior de la FIFA que ha costado cabezas y carreras al interior del organismo y un poco de mala fama al exterior, del llamado FIFAgate a partir de la CONMEBOL el máximo organismo de futbol en Sudamérica.
Ver a los barones de la FIFA en su escritorio ganado dinero de una manera que es legal, más las corrupciones al interior de sus organismos parece una oferta poco atractiva, frente a la moda de los documentales acerca de deportistas. Una tendencia poco creativa y que imita a la peor nota rosa al centrarse en el deportista ya sea Michael Jordan o Aaron Hernández, como espectáculo noticioso y no como el fenómeno del deporte que fue o pudo haber sido.
Pero la serie de Amazon da en el punto para tratar el tema al crear una tragicomedia de una situación que es lo bastante patética y que todos los aficionados a cualquier deporte aceptamos sin chistar: las condiciones poco deportivas y competitivas, para consentir ver encuentros que están manipulados y arreglados desde muchos meses antes de llevarse a cabo.
A lo largo de una historia adaptada y dramatizada El Presidente da al espectador los datos duros de lo que genera de manera legal el negocio del futbol y nos da una idea, por si acaso no lo sabíamos, de los negocios alternos y poco transparentes de los directivos de las ligas del futbol.
La historia inicia con la muerte de uno de los hombres más importantes y corruptos del futbol sudamericano Julio Grondona interpretado por Luis Margani, y es Margani quien desde el más allá y manera de corifeo sirve de voz conductora de la serie. El personaje principal y al que Grondona apadrina es Sergio Jadue, presidente de la Federación de Futbol de Chile y quien es interpretado de manera magistral por Andrés Parra, el cuadro central de la serie se completa con dos actrices mexicanas Karla Souza en el papel de Lisa Harris, agente encubierto del FBI que compromete a Jadue y lo convierte en informante de la agencia norteamericana y Paulina Gaytán que interpreta el papel de María Inés Facuse, Nené, la esposa de Jadue y parte del binomio que en la serie manejó el futbol chileno de 2011 a 2015, Facuse siempre fue la inteligencia gris del asunto al menos en la trama de la serie. Estos cuatro personajes son la columna central de la serie.
Son las actuaciones de Parra, Souza y Gaytan las que hacen la serie, todos los demás personajes sólo bailan alrededor de ellos para crear situaciones, ejemplificar lo que sucedió en la realidad y darle brillo a las actuaciones de los tres personajes centrales. Para sortear lo previsible de la serie la narración de Grondona llana la historia de giros de tuerca, de verdades y mentiras que parecen exagerar situaciones que vistas desde otra perspectiva son sólo patéticas historias de la condición humana, de la ambición, la mezquindad y el poder que las grandes corporaciones y los gobiernos pretenden hacernos creer que están bien.
El Presidente hace hincapié y remarca la corrupción al interior de la FIFA y los intereses que genera el futbol entre las marcas, televisoras y los gobiernos de los países, lo que permite que personas como Blater, Infantino, Grondona y cualquiera que dirija desde cualquier pequeño club hasta una federación nacional se preste a torcer la ley hasta donde se pueda sin romperla, por lo general. Me gusta el acento que pone la serie acerca del por qué las autoridades norteamericanas se involucraron en el asunto por ganar ser sede de otro mundial. Pero lo que la serie obvia es que el verdadero crimen de la FIFA ocurre en la forma en que se trata a los jugadores de futbol y la imposibilidad de los países por investigar todos los asuntos laborales de las ligas, lo otro que aunque se trata de manera muy superflua, pero que es una tragedia para cualquier deporte es el patrocinio que los presidentes de los clubes hacen de grupos criminales que disfrazados de aficionados cobran cuotas, golpean y amenazan a quienes van en contra de los deseos de los directivos y que manejan negocios de crimen organizado además de las llamadas barras importadas a todo el continente desde argentina y cimentadas por personajes como Grondona, esa parte para los creadores de la serie no existe a diferencia de la primera temporada de la serie española citada antes donde este tipo de situaciones son parte importante de la trama. También se evita el tema de las apuestas.
Al final de la primera temporada se deja ver que la segunda temporada abarcará la historia del peor mafioso del futbol como espectáculo y negocio; Joao Havelange. Pero sería interesante que los productores pensaran en el futuro, de la misma manera que lo hizo Narcos de Netflix, hablar del futbol mexicano y de Norteamérica donde la situación vivida en la CONMEBOL se repite y de manera más siniestra en la CONCACAF.
Siempre me ha gustado la advertencia con la que el gran Jorge Ibargüengoitia inicia su novela Maten al Léon, en ella dice que cualquier similitud con la realidad no es una coincidencia, si no una vergüenza nacional, en el caso de El Presidente la vergüenza debería ser mundial.
publicado originalmente en roastbrief.com.mx el 8 de junio de 2020
imagen AmazonPrime
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