lunes, 14 de agosto de 2023

Tres grandes comedias de tres grandes directores.


 

Todos los directores tienen buenas, malas y peores películas, pero también tienen esas que por no pertenecer al género con los que los identificamos se van olvidando, y sin embargo son joyas.

Armando Enríquez Vázquez

Si escuchamos los nombres de Martín Scorsese, Alfred Hitchcock o Steve Spielberg, por lo general recordamos películas de crimen, suspense o melodramas desproporcionados respectivamente por lo que si hablamos de comedias dirigidas por estos tres, para la mayoría de la gente es difícil recordar el nombre de una de ellas, y sin embargo existen y no son menores.



Martín Scorsese neoyorquino ha construido gran parte de su obra con el prototipo del migrante italiano convertido en mafioso que controló primero la urbe de hierro y después todo Estados Unidos, sus cintas hablan de mafias criminales de acción, pero también de las mafias criminales de cuello blanco y la corrupción en la policía. Taxi Driver de acuerdo con su guionista Paul Schrader es una versión contemporánea de Crimen y Castigo de Dostoievski, es un retrato de una sociedad corrupta y Raging Bull, también escrita por Schrader narra la historia de descomposición de un campeón de boxeo, no por vicios, si no por su propia arrogancia y paranoia. Ni que decir de la muy siniestra BringingOut the Dead con Nicolas Cage, eso sin hablar de sus documentales de todo tipo, y también tiene una de las comedias más divertidas de los años ochenta; After Hours.

Mal traducida en México con el título literal de Después hora, en lugar de horas extras. Pero las palmas se las llevan como siempre los españoles que la titularon ¡Jo! Qué Noche. La cinta narra el traumático viaje de la noche al día, literalmente, de Paul Hackett (Griffin Dune) un oficinista, con una rutina aburrida y diaria. Una noche de entresemana mientras cena en cafetería muy norteamericana conoce a una bella chica de nombre Marcy (Roxanne Arquette). Cuando Paul ya de vueltas en su departamento decide llamarla y atravesar la ciudad de Nueva York en un taxi conducido de manera vertiginosa donde al intentar pagar pierde su único billete comienza el descenso a los infiernos.

Hackett será víctima y sufrido personaje que sólo intenta regresar a casa tras un encuentro que no resulta amoroso, sino decepcionante. After Hours es sin lugar a dudas una de las mejores cintas de Scorsese, pero también es una de las menos conocidas. Si te topas con ella te recomiendo verla. La comedia con su final devastador y sin esperanza solo refuerza nuestras carcajadas, aunque pensándolo bien también es una de las películas más despiadadas con su protagonista, lo que no le quita lo divertida, del gran director neoyorquino.



Steven Spielberg es por lo general la solemnidad, patrioterismo y uno de los mejores directores de melodramas de libro de texto, el hombre que hizo de los blockbusters veraniegos un tema durante los setenta, ochenta y noventa. Que nos hizo estremecer con uno de los extraterrestres más kitch que ha existido y un gigantesco tiburón. Creador de una visión maniquea de la II Guerra Mundial y de la infancia al producir cintas como Los Goonies. Al inicio de su carrera Spielberg fue un director lleno de ganas de experimentar en diferentes géneros, así The Duel es uno de los mejores Road Movies que existen, su aproximación a la historia de Ballard sobre un niño inglés en China durante la II Guerra Mundial es contundente. Pero en 1979 filmó una de las comedias más divertidas sobre la II Guerra Mundial desde la visión norteamericana y la paranoia que dominaba la costa oeste de aquella nación tras el bombardeo de Pearl Harbor. 1941 es una comedia delirante en la cual el después patriotero director de cine se atreve a burlarse de sus paisanos, estelarizada por un sin número de actrices y actores que crean historias que se desarrollan de manera paralela en la noche de fin de año. Destacan el gran cómico John Belushi como un piloto desquiciado de la fuerza aérea norteamericana, Ned Beatty como un padre de familia dispuesto a defender su casa y a los suyos del ataque japonés, Toshiro Mifune como el almirante de la fuerza de submarinos japoneses, Robert Stack como el general norteamericano que llora con Bambi. La película ha sido olvidada pero sin duda es una de las mejores comedias de los años setenta filmada en Estados Unidos, junto con Foul Play (Juego Sucio en México) con Goldie Hawn y Chevy Chase y Whats Up Doc (La Chica Terremoto) Con Barbra Streisand y Ryan O’ Neal dirigida por otro grande: Peter Bogdanovich.



Finalmente, el amo del suspence, que muchos confunden con la intriga y en el peor de los casos con el terror, el gran Alfred Hitchock, poseedor de uno de los sentidos del humor más negro en su momento y creador de clásicos como: North By Northwest, the Birds, Psicosis, Vertigo, The man who knew too much, The Rear Window, grandes cintas todas ellas, también dirigió una película hoy casi desconocida y sin embargo una pieza muy divertida en la filmografía del inglés. The Trouble with Harry, narra la historia de un grupo de habitantes en una pequeña comunidad del norte de Estados Unidos que tiene un gran problema Donde enterrar a Harry para que nadie lo descubra. Estelarizada por una muy joven Shirley McLaine, de hecho es su primera película en el papel de Jennifer Rogers una joven madre que se acaba de mudar al pueblo sólo para encontrarse en medio de las andanzas de un cadáver muy conocido por ella, acompañada de John Forsythe y un grupo de actores de películas de serie B que funcionan muy bien en esta comedia del maestro del suspenso, sus constante obsesión con el suspense está presente en esta comedia de errores donde el cuerpo de Harry aparece y desaparece. Pero ante todo ¿quién es aquel hombre muerto que ha aparecido en el campo cercano al poblado?

Estos no son los únicos ejemplos de grandes directores dirigiendo comedia pero son los tres primeros que se vinieron a mi mente porque las tres películas las disfruto hasta la fecha y se las recomiendo.

Luego les contaré de otras. 

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