viernes, 16 de septiembre de 2016

El hombre más solo del sexenio.



A poco más de dos años de que oficialmente acabe el sexenio, este ya terminó y nadie se atreve a decírselo al presidente que no se quiere dar cuenta.

Armando Enríquez Vázquez.

A poco más de dos años de que oficialmente acabe el sexenio, este ya terminó. El saldo principal es un PRI debilitado por los excesos cometidos por sus miembros en el ejercicio de gobierno y la falta de voluntad de los poderes ejecutivo y judicial para actuar en contra de estos saqueadores de la nación. La permisividad, la corrupción y la tolerancia burda a la impunidad de un presidente que se doblega frente a empresas extranjeras y rinde pleitesía a Donald Trump, ha hecho que la imagen del país se venga por el suelo, que al asunto de la violencia y el tráfico de drogas se sume la idea de falta de liderazgo en México por un pésimo actuar en materia de política exterior de Peña Nieto.
Resultado de este sexenio es una presidencia cuya figura se ha deteriorado como nunca antes y es cada día menos importante, y por extensión un presidente al que nadie le cree, al que la iglesia católica, violando la Constitución ha cuestionado, acusado de traidor y hasta insultado. Al que la mayoría de los mexicanos repudiamos, un presidente que ha sido abandonado por sus más cercanos aliados pues, hoy desde las pantallas de Televisa, que lo crearon, se le cuestiona y se le ataca. Un presidente que se ha visto obligado a sacrificar a su mano derecha por decisiones que atentan contra la soberanía del país que supuestamente juró defender y representar. La figura presidencial ha sido reducida por la manera ineficiente de Peña Nieto de gobernar.
Un presidente cuyo único interés ha sido aprovechar el poder en beneficio propio, un presidente incapaz de aceptar sus responsabilidades y que ha puesto a sus secretarios, funcionarios y hasta su esposa a justificar actos de corrupción que él ha protagonizado.
Un presidente que quieren que le aplaudan, sin querer darse cuenta más del 70% de los ciudadanos del país reprueban su gobierno, a su pésima administración del país y en específico a él.
Nunca, desde el surgimiento del PNR y tiempos de la democracia moderna de nuestro país un presidente se ha quedado tan solo como Enrique Peña Nieto, con más de una tercera parte del gobierno por recorrer. Nunca ningún presidente ha sido tan poco popular como el originario del Estado de México. Jamás un Presidente de origen priísta ha sido tan desdeñado por los mismos priístas de abolengo como Enrique Peña Nieto.
Sabemos que lo que haga de aquí en adelante Enrique Peña Nieto, será más que más de lo mismo, pero sin ganas de caerle bien ya a nadie, lo que lo vuelve más peligroso en el sentido del pillaje que puede efectuar en contra del país. Los próximos dos años debemos estar pendientes porque la corrupción del presidente y sus allegados pueden llevar al país a una crisis económica sin precedentes. Nada le interesa a Peña Nieto más que llenarse los bolsillos del dinero de los mexicanos como lo demuestra el crecimiento exagerado de la deuda externa. Un crecimiento que nunca vimos en los doce años de la oposición en el gobierno y eso que la familia de Marta Fox fue corrupta hasta la médula.
Enrique Peña Nieto se vio obligado a deshacerse de su estratega, de su pepe grillo que tan malos consejos le dio y quién no se aplicó para nada a la hacienda de nuestro país fracasando año tras año en las metas de crecimiento para México y siempre teniendo los pretextos que señalaban al exterior como culpable del poco o nulo crecimiento del país, copiando el estilo de su jefe y culpando a todos los demás como responsables, o tal vez fue él quien le aconsejo al presidente a pasar la bolita a otros.
Peña Nieto, se encuentra patéticamente solo, su arrogancia lo llevó a confrontarse al Secretario de Gobernación, a la Secretaria de Relaciones Exteriores y a quedarse boquiabierto ante el rechazo de Manlio Fabio Beltrones a formar parte de su gabinete.
Hoy la administración del país quedó en manos de un hombre de formación panista, lo que de alguna manera deja ver que el presidente ya no tiene gente a la que considere capaz, entre los suyos, para ser la cabeza de una de las principales carteras del gobierno.
Solo, patéticamente solo, el hombre que en su sordera y arrogancia ha secuestrado a su propio partido para entregarlo a sus amigos del Estado de México que como perritos huérfanos chillan frente los viejos lobos de mar y de Marx, que son los verdaderos protagonistas de la política nacional.
Se acerca la fecha de donde celebramos la Independencia de nuestro país y muy probablemente Peña Nieto, como los años anteriores, impedirá a los mexicanos celebrar la fecha en el centro político del país, para poder gritar a modo, entre acarreados, las tonadillas que le impone el guión de la Noche del Grito.
El sexenio terminó, terminó peor de lo que cualquiera pudiera haber imaginado. Terminó antes de lo que los corruptos miembros del gabinete esperaban. El gobierno federal ha demostrado a lo largo de estos cuatro años su incapacidad para gobernar, los hombres del Presidente y el mismo Peña Nieto han doblado las manos ante las presiones de empresarios y en algunos casos frente a líderes sindicales y ladrones declarados como Martín Esparza del extinto SME al que se le otorgó una concesión para generar energía eléctrica.
Peña Nieto que prefirió doblegarse frente a los insultos de Donald Trump y que en ese sentido no se ha cansado de poner a sus secretarios de defender lo indefendible, no puede representar a nuestro país y cualquier discurso que haga a favor de la soberanía y la patria solo serán palabras vacías en un presidente pusilánime que como un espíritu vagará por los pasillos del Palacio Nacional y los salones de Los Pinos en los dos años que le quedan de dizque gobierno.

publicado en blureport.com.mx el 13 de septiembre de 2016
imagen: deathtoStock.com

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