La serie es una verdadera serie de acción que nada pide a la mejor de las norteamericanas del género. El capítulo final es trepidante y Alba Flores se lleva la serie de calle.
Armando Enríquez
Vázquez
Hace unos meses escribí acerca de la primera entrega de la
serie española La Casa de Papel, y
acoté que no solo me parecía una de las mejores series en lo que iba del año,
sino que Antena 3, medio productor y distribuidor de la serie transmitiría en
la segunda mitad del año la segunda parte de la serie, lo que considero un
acierto pues no hay esperar un año para continuar con la trama, ya bastante
tenemos con las decisiones de HBO de estrenar la temporada final de Game of Thrones hasta 2019. Para las
televisoras y plataformas el poder medir de manera rápida a las audiencias y
saber si darán continuidad a la serie también debe repercutir en poder comenzar
la producción de nuevas temporadas de manera más expedita.
A los nueve capítulos de la primera parte, se sumaron seis
nuevas entregas de una hora. Tras el final de la primera temporada donde todo
parecía a un capitulo de resolverse, Alex Pina el creador de la serie ha
logrado crear las vueltas de tuercas suficientes, en ocasiones muy al estilo
americano, otras muy exageradas, pero al final de cuentas casi todas funcionan
a las mil maravillas, para llevar a buen puerto la serie. Gracias a una
excelente escritura, a una dirección extraordinaria y sobre todo a las
actuaciones del espectacular reparto que se consiguió para la serie, la serie
termina como todo mundo desea y sabe que sucederá desde el primer episodio. Con
momentos emotivos, un gran sentido de humor negro, y las muertes necesarias,
pero sin abandonar los lineamientos que el El
Profesor dicta a los participantes del robo desde el inicio; nunca perder
de vista que el público simpatice con los asaltantes. Los verdaderos malos y
ruines de la serie habrán de pagar en vida su mezquindad y con la opinión
adversa de las audiencias.
La serie es una verdadera serie de acción que nada pide a la
mejor de las norteamericanas del género. El capítulo final es trepidante y
junto con los giros en las actitudes de los personajes, las escenas de
violencia perfectamente realizadas, se logra mantener al espectador al borde de
la silla o inquieto en el sillón y va en progresión para llevar la serie al desenlace
y epilogo de manera perfecta.
A las líneas argumentales ya planteadas ahora habrá que
sumar los antagonismos que se van desarrollando al interior de la Casa de
Moneda conforme van pasando las horas; Nairobi (Alba Flores) llega a un enfrentamiento
directo con Berlín (Pedro Alonso), y se convierte en uno de los más entrañables
personajes de la serie junto con Helsinki (Darko Peric), borrando a Tokio
(Úrsula Córbero) quien a pesar de ser la narradora de la serie se convierte en
un personaje secundario de la historia. Berlín se va convirtiendo en el villano
de los villanos, además de las confrontaciones con Nairobi, se enfrentará al
temperamento irracional de Tokio y al odio nacido de la venganza de Rio (Miguel
Herrán) y desarrolla una relación enfermiza y psicótica con una rehén a partir
de la violación y el maltrato que ejerce sobre ella. Mientras que la relación
planeada por El Profesor (Álvaro
Monte) con la Inspectora Raquel Murillo (Itziar Ituño) se sale sentimentalmente
de control para convertirse como él mismo dice en algún momento de los
capítulos finales, la única fisura de un
plan perfecto.
La Inspectora Murillo se convierte en la víctima de toda la
situación y por más que intenta luchar en contra de sus sentimientos y
demostrar sus cualidades como policía capaz y profesional se verá
desprestigiada y despojada de su familia.
La Casa de Papel es
también una serie donde la camaradería, el compañerismo, el amor carnal, el
amor fraternal triunfan. Una serie donde los personajes se ven la necesidad de
tomar decisiones nada fáciles; asfixiar a su pareja sentimental, cambiar de
bando o llevar de la manera más vil sus pasiones frente a los rehenes y donde
los rehenes no siempre son las víctimas, si no que existen los oportunistas,
los cínicos y aquellos que se solidarizan con los asaltantes hasta el final. El
crecimiento de ciertos personajes y la caída de otros es algo a resaltar en la
serie mientras Mónica Gatzambide (Esther Acebo) se convierte en Estocolmo, y su
amante en su cotidiano mundo godín,
Arturo Román (Enrique Arce) en uno de los más despreciables personajes de la
serie y junto con Berlín dos de los verdaderos villanos de la serie. Tokio se
desvanece como la simple voz que narra y el Profesor asciende como ser
omnipotente que cuida de su creación y de los elegidos para llevarla a cabo.
La Casa de Papel terminó. Es una serie de
una sola temporada divida en dos entregas, pero sin duda es una de las series
más interesantes producidas en habla hispana en el 2017. Espero que no se les
ocurra dar continuidad a la misma con otro golpe, tal vez una simple reunión
nostálgica en un par de años. La verdad es que así como está es perfecta.
Sólo basta decir que quienes nos deleitemos con la actuación
de Alba Flores en 2018 volveremos a verla en el papel de Saray cuando Fox
estrene en España la tercera temporada de Vis a Vis, una serie que puede
desplomarse porque ya varios de los actores protagonistas han anunciado que no
participarán al tener otros compromisos laborales, lo cual puede hacer que esta
gran actriz tome un rol protagónico en la serie.
Publicado el 27 de noviembre de 2017 en roastbrief.com.mx
Imagen Antena 3