domingo, 25 de febrero de 2024

El país de la noche y unas detectives muy siniestras.

 


La nueva temporada de True Detective resulta una mezcla de muchas cosas, una trama que nos obliga a verla de un jalón.

Armando Enríquez Vázquez

Cómo siempre adelante hay muchos spoilers te recomiendo ver la serie y después si aun te interesa leer esta reseña.

True Detective es una de esas serie en la que cada temporada es en teoría independiente de las otras, una investigación diferente con actores y situaciones únicas. Tristemente y a diferencia de otras como Fargo, True detective adolece de una muy irregular manufactura, temporadas buenas ma secas, una excelente y otra realmente patética. La nueva temporada subtitulada como Night Country es una mezcla de muchas cosas. Un pastiche que recuerda a muchas otras narrativas pero que cumple con la misión de mantenernos enganchados hasta el último episodio.

La acción sucede en una de esas largas noches árticas, y como tragedia shakespereana, para que amanezca al reestablecerse el orden. En este caso el crimen se resuelve de una manera que la verdad deja mucho que desear. Con tintes de Twin Peaks, la genial serie de David Lynch, salpicadas de folklore nativo de Alaska, y los obligados temas de inclusión, la trama muy sencilla se encuentra envuelta en una serie de trucos y discursos cuyo único objetivo es mantener enganchada a la audiencia, porque al final todo es decoración. El interés por construir una historia de muchos y complejos significados, se estrella ante la vulgaridad de la solución.

Situada en Alaska, esta cuarta temporada, inicia con un crimen colectivo; los cuerpos desnudos de un grupo de científicos aparecen congelados y con marcas de haber sido apuñalados. La estación científica en la que sólo habitan los científicos y a la que acuden esporádicamente una cuadrilla de habitantes de la aldea cercana de Ennis, para limpiar. A lo largo de los seis episodios de la temporada lo más destacable son las grandes actuaciones y la dirección impecable.

Los personajes principales de la serie las dos detectives Liz Danvers (Jodie Foster) y la degradada Evangelina Navarro (Kali Reis) son dos personajes demasiado fuertes; tercas, obstinadas y sobre todo siniestras. Desde su desolación ambas mujeres chocan con fuerza a lo largo de la serie y marcan la vida de sus conocidos y supuestos seres queridos.

Danvers ha perdido todo en la vida. La única persona que depende de ella es su hijastra Kayla Lambe, con la que no existe más que la incomprensión clásica entre un WASP hacía una miembra de un cultura nativa, que se acentúa por la preferencia sexual de la joven. Como Jefa es una déspota que explota a sus subalternos. Su esposo y un pequeño hijo de la detective han muerto y Danvers vive en la promiscuidad de encuentros sexuales fuera de Ennis o con su propio jefe Ted Connelly (Christopher Eccleston, el británico que fue el noveno Doctor Who), mientras que Navarro quien al momento del inicio de la serie es una simple patrullera, pues fue degradada por la muerte no explicada de un criminal durante su arresto, crimen en el que Danvers estuvo presente también, utiliza a un tabernero local como amante de ocasión.

Otra mujer en la historia es Rose Aguoineau, interpretada por la extraordinaria actriz irlandesa Fiona Shaw, quien emigra al fin del mundo después de una exitosa carrera como académica, en una afamada universidad, como ella le explica a Navarro, Aguoineau parece tener una conexión con el mundo sobrenatural y otra realidad que presupone un universo alterno.

Mientras Navarro busca activar la investigación, ocho años olvidada, sobre el asesinato violento de una activista Inuit, Danvers quiere descubrir al autor de los crímenes actuales. Sus caminos se cruzan, los odios, rencores y al final empatía son la relación entre ambas mujeres.

Personajes sólidos y momentos realmente atractivos como la constante aparición de un oso polar tuerto, tanto en el mundo real como en la cotidianidad de Danvers, el espiral tatuado en el pecho de uno de los científicos y en la activista, una manada de caribús que como lemings se lanza a un precipicio ante la mirada atónita de un cazador Inuit; todo sin explicaciones fáciles, obligando al espectador a involucrarse si quiere, como en las mejores historias. El desenlace, tristemente, se vuelve muy ramplón, burdo. Más pragmático y poco arriesgado reduce la historia a corrupción. El híbrido resulta desde mi punto de vista decepcionante a pesar de la fuerte estructura argumental.

 Esta cuarta temporada fue creada, escrita y dirigida por la mexicana Issa López.

Una cosa que tal vez vuelve más decepcionante la resolución de la serie, fue la estrategia de promoción de la gente de HBO, al utilizar los más populares y exitosos podcasts de asuntos sobrenaturales y crímenes de México para el lanzar la temporada, lo que sin duda creo falsas expectativas. Gracias a esta promoción decidí ver la 4 temporada, pero sigo pensando que la segunda temporada es la mejor de las cuatro sin discusión.

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