sábado, 17 de abril de 2010

Nikola Tesla el genio de la luz


Parece salido de la imaginación de un guionista, pero es uno de los más importantes científicos del siglo XX, sus inventos y descubrimientos aun son de utilidad en la era de las computadoras, casi un siglo después de su muerte.

Armando Enríquez Vázquez

De la película “El gran truco”, destaca aquel personaje enigmático, interpretado por David Bowie, recluido en las montañas de Colorado haciendo experimentos con la electricidad, obviamente lo único cierto de esa “anécdota” es el nombre: Nikola Tesla , así como la gran mayoría de los experimentos presentados en la cinta. Tesla gozó en su momento de gran renombre y su laboratorio de Nueva York era visitado por gente como Mark Twain, financieros y gente de la farándula de finales del siglo XIX.
Nikola Tesla fue una de las más grandes mentes de los siglos XIX y XX, sus descubrimientos y aportaciones a la ciencia todavía son parte de la tecnología de nuestros días. Solitario por naturaleza, se mantuvo durante toda su vida como un investigador independiente, sus estudios y experimentos fueron financiados por algunos de los más grandes capitalistas norteamericanos, por él mismo o por su muy cerrado grupo de amigos y colaboradores.
Tesla nació el 9 de julio de 1856 en el pueblo de Smiljan, Croacia, hijo de un sacerdote cristiano ortodoxo. A los cinco años, Tesla diseñó una pequeña rueda para un molino de agua, que mas tarde recordaría en la elaboración de su turbina eléctrica, además de otras invenciones dignas de un niño, como un motor de dieciséis escarabajos de fuerza. Cuando llegó el momento de estudiar la carrera Tesla lo hizo en la ciudad de Graz, pero la muerte de su padre y su vida de borracheras y juego le impidieron terminar los estudios. Su inquietud por la energía eléctrica quedó por un momento sólo en su mente, pues no podía pagar la construcción de los prototipos con los que soñaba. Sin embargo, en su trabajo en el telégrafo de Budapest, su habilidad fue reconocida y lo promovieron al área de ingeniería. Más tarde gracias a unos amigos de la familia consiguió un trabajo en la subsidiaria europea de Edison y se trasladó a Paris. Su jefe, reconociendo las cualidades del joven científico, le dio una carta de recomendación y la dirección de Thomas Alva Edison. Tesla llegó a los Estados Unidos en 1884, el mismo año que la estatua de la Libertad.
El trabajo con Edison duró poco, pues los dos hombres congeniaban poco, pero peor aun, mientras Edison apoyaba la corriente directa, Tesla trataba de imponer el sistema de corriente alterna. Entonces empezó una guerra entre la compañía de Edison y la que con ayuda de Westinghouse y el legendario banquero J.P. Morgan Tesla creó, Nikola llegó a experimentar y lograr la transmisión de energía eléctrica sin cables, fue cuando huyendo de los espías de Edison se refugió en Colorado para hacer sus experimentos. Para que nadie supiera de sus logros, al dar por terminados de manera exitosa sus experimentos Tesla desmanteló y destruyó su laboratorio. Sabemos por las crónicas de la época que las montañas de Colorado se iluminaban con rayos espectaculares y que alguna ocasión Tesla provocó un apagón en toda la región.
LA BATALLA POR LA ENERGÍA: TESLA VS. EDISON
La rivalidad entre los dos hombres llegó a tal grado que afectó al premio Nobel. En 1915 varios periódicos norteamericanos filtraron el hecho que ese año los ganadores del premio de física serían Edison y Tesla. Sin embargo, ninguno de los dos resultó ganador y se anunció al profesor William H. Bragg y su hijo por sus trabajos con rayos X como los nuevos Premio Nobel. Los historiadores y los biógrafos de los científicos tienen versiones encontradas; hay quienes dicen que Tesla al enterarse, advirtió que iba a declinar el premio pues había una gran diferencia entre un descubridor y un simple un inventor. Por su parte, los defensores de Edison dicen que el magnate iba a declinar el premio, aunque se dice que la decisión del comité Nobel satisfizo a Edison por el simple hecho de que Tesla no recibiría los veinte mil dólares del premio que tanto le hubieran ayudado en el financiamiento de sus investigaciones.
A Tesla debemos aportaciones a la vida de la humanidad como la corriente alterna, el radio, los principios para el radar, los primeros robots, pues construyó barcos prototipos para la marina de Estados Unidos durante la I Guerra Mundial, al igual que las transmisiones inalámbricas. En sus más excéntricos proyectos, Tesla hablaba de poder comunicarse con inteligencias extraterrestres en la cuales creía. Su mayor fracaso fue “la torre de Wardenclyffe”, destinada a la comunicación inalámbrica a largo del Océano Atlántico. Nunca pudo conseguir los recursos suficientes para terminarla.
Igualmente “el rayo de la muerte”, un arma con la que Tesla esperaba derribar aviones en vuelo y atacar a ejércitos. En algún momento Tesla aseguró que podía partir al planeta por la mitad como una manzana, sí contaba la energía suficiente.
MAL DE GENIOS: LA LOCURA
Tesla, como todos los solitarios, fue un hombre de obsesiones y rutinas; siempre alerta de los gérmenes que pudieran contagiarle otros seres humanos, sentía una gran aversión por los aretes de las mujeres, especialmente aquellos que tuvieran perlas, y amaba a las palomas, las cuales hasta sus últimos días, alimentaba y cuidaba. Prefería comer solo pues de esa manera podía calcular perfectamente el volumen contenido en los platos de sopa y de las tazas de café, así como utilizar dieciocho servilletas de tela a la hora de la comida.
Días antes de su muerte llamó a uno de sus asistentes y le pidió llevar un sobre al señor Samuel Clemens a una dirección específica. El hombre buscó la dirección sin encontrarla y regresó para informarle a Tesla lo ocurrido. Tesla furioso lo despachó de nuevo, diciéndole que su amigo estaba en serios problemas financieros y que debía entregarle el sobre. El asistente confundido terminó preguntándole a otro de los empleados de Tesla, quién sorprendido le dijo que esa dirección ya no existía y que pertenecía al primer laboratorio de la compañía de Tesla, en cuanto a la persona era el nombre verdadero del escritor Mark Twain, quién había muerto 25 años antes. El asistente regresó y le entregó el sobre a Tesla quién se negó a recibirlo y mucho menos a aceptar la muerte de su amigo. Tesla afirmaba que el escritor lo había visitado la noche anterior y habían estado platicando durante más de una hora. El sobre contenía veinticinco billetes de dólar para ayudar a su amigo.
Tesla murió al otro día de una falla cardíaca mientras dormía, en su cuarto del hotel New Yorker. Era enero de 1943 y tenía 88 años de edad. A pesar del éxito de sus descubrimientos y sus patentes, el inventor murió con muchas deudas. Meses después de su muerte la Suprema Corte de los Estados Unidos lo reconoció como el inventor de la radio.
Al saber de su muerte, el FBI confiscó sus papeles por considerarlos un secreto de estado, se dice que eran más de 80 baúles conteniendo sus experimentos y descubrimientos. Durante más de veinte años estos papeles pasaron de agencia en agencia en los Estados Unidos, algunos se “perdieron” o parecen no haber llegado nunca a su destino. Hoy se encuentran, la mayoría, en propiedad del gobierno croata en Belgrado, en el Museo del gran científico, donde algunos se han traducido, otros, “los que no tienen importancia” permanecen en inglés.
Publicado en thepoint.com.mx
14 de abril de 2010

viernes, 9 de abril de 2010

De rumores y eternas esperas


Nada más importante para la fe que los misterios. Nada más trascendente para los creyentes que la esperanza que de ellos surge. Las principales religiones esperan la llegada o regreso de un Mesías; promesa de salvación, respuesta a su fe.

Armando Enríquez Vázquez

A lo largo de los siglos han aparecido hombres y mujeres afirmando ser la respuesta a este misterio. El mismo Jesús fue catalogado en sus días como un falso Mesías por los jerarcas y miembros de la comunidad judía, quienes lo condenaron a la crucifixión y a la ominosa corona de espinas. Escepticismo, indignación, la dura realidad, en algunos casos, cuando el martirio los regresa a su condición humana, pero sobretodo el olvido, ha terminado casi siempre con los seudo elegidos.
Existen otros casos que no pueden ser desmentidos por completo, pues los miembros de las sectas seguidoras de autoproclamados mesías se han suicidado colectivamente y sólo ellos saben si tras su sacrificio de fe hallaron el paraíso. Sin embargo, hay ejemplos en donde la evidencia que tenemos es muy ambigua, a pesar de estar históricamente documentados, que no se puede llegar a una conclusión final, pero que son interesantes por las repercusiones que pudieran tener. A continuación dos casos de este tipo, ambos musulmanes: uno árabe y otro afroamericano.
A finales del siglo X –en el año 985 d. c.- en El Cairo nace Al Hakim, sexto Califa de la dinastía Fatimí. Con once años, a la muerte de su padre, heredera el califato y con la ayuda de dos tutores logra destruir las rebeliones en su contra y poco a poco empieza a deleitarse con las mieles del poder, gozando de las redes de la intriga. A los quince años y en una muestra de su poder como califa, asesina a uno de a sus tutores mientras caminan por el palacio; Al Kahim sospecha que conspira contra el trono y se dice que él mismo lo mató.
Entregado a los excesos que el poder confiere, el joven califa se torna cruel y excéntrico. Le gusta pasear por las calles de El Cairo de noche, acompañado por un esclavo negro llamado Masoud, según cuentan las leyendas egipcias. Si Al Hakim descubría a un comerciante engañando a su clientela, era castigado en ese mismo momento; el joven califa, con un extraño sentido de la justicia, ordenaba entonces a su esclavo que sodomizara al comerciante timador. Las caminatas nocturnas del califa se volvieron populares, existen testimonios acerca de cómo las calles de El Cairo estaban tan iluminadas por la noche que parecía de día en la ciudad. El califa celebra los consejos de gobierno en medio de orgías y la lujuria se antepone al estado.
Sorpresivamente, de un día para otro todo esto termina. Al Hakim ordena que por la noche se apaguen las luces de la ciudad, sin que por esto abandone sus recorridos nocturnos, ahora los paseos nocturnos los lleva a cabo acompañado únicamente por Masoud. Cabalga hasta las afueras de la ciudad y medita.
Su crueldad va en ascenso y es acompañada por leyes déspotas, Al Hakim dirige su furia contra todos. Ataca a cristianos, judíos, mujeres, la población civil, los miembros de la corte, impone leyes discriminatorias, y en 1009 destruye el Santo Sepulcro de Cristo, lo que se convierte en una de las causas de la Primera Cruzada.
En 1017 en medio de crueldades y leyes represivas, aparecen tres predicadores extranjeros que aseguran haber comprendido la naturaleza de Al Hakim. “Las acciones de Al Hakim son comprensibles pues son actos que están más allá de la naturaleza humana, por lo tanto Al Hakim, no es humano, si no de naturaleza divina”, afirman los extranjeros. El califa no niega los sermones de los predicadores. Uno de ellos, llamado, Mohamed ibn Ismail al Darazi, comienza a difundir ideas más radicales entre los habitantes del califato, entre ellos el hecho de que todos lo profetas; Moisés, Noé, Adán, Alí, Jesús, Mahoma, están malditos. En 1019, Al Darazi decide castigar al Egipto musulmán y lanza a un ejercito de esclavos a saquear y violar a la población egipcia. Al Hakim no está directamente relacionado con esta barbarie pero no la impide, el Egipto Musulmán responde de manera violenta y el califato se ve envuelto en una sangrienta guerra civil. Es entonces cuando Al Hakim, una noche de febrero de 1019, en una de sus habituales cabalgatas en las afueras de El Cairo desaparece.
Históricamente a la desaparición de Al Hakim corresponden varias teorías, desde que al no poder controlar más el reino decide desaparecer, hasta que su hermana, Sitt al Mulk, lo manda asesinar, para devolver la estabilidad al reino, y que sus restos son esparcidos en el desierto. Otras versiones sostienen que Al Hakim terminó sus días en un monasterio cristiano. Lo único cierto es que el déspota desaparece una noche en su amado desierto.
Los predicadores comienzan entonces su labor y nace una nueva religión: los drusos. Los drusos son una fe aparte, desconocen a los cristianos, musulmanes y judíos; el dios de los drusos es Al Hakim y esperan su regreso. Actualmente los drusos viven en partes de Siria, Líbano e Israel. La doctrina drusa es secreta, se conocen tan sólo unos pocos datos de ella, como por ejemplo que uno nace druso y no puede nunca renunciar a su religión.
Los drusos esperan la llegada de Al Hakim mil años después de su desaparición. A mediados de la década de los años setenta, una vidente norteamericana, advirtió que un niño nacido en Oriente Medio, poco después de las siete de la mañana del 5 de febrero de 1962 revolucionaría el mundo antes del fin del milenio, unificando todas las religiones. Sin embargo, la profecía no se cumplió con el fin del milenio. En 1989, Raymond Bernard, ex dirigente de la Antigua y Mística Orden Rosacruz, publicó un libro donde afirma haber conocido al Mesías druso en las colinas de Líbano, quien sólo se contentó con mirar al occidental. Estamos a nueve años de que se cumplan los mil años de la desaparición de Al Hakim, y supuestamente se revele el Mesías druso, que unificará a las religiones del mundo.
A pesar de las profecías, las religiones no se unifican, al contrario, cada día surgen nuevos Mesías, Profetas y Mahdis, que buscan nuevas vertientes en la doctrina, ya sea musulmana, cristiana, judaica, o cualquier religión oriental, incluso otras con raíces contemporáneas, como las sectas que sostienen el origen extraterrestre de nuestra civilización, tal como ocurrió con los malogrados reylianos. La gran parte de todas estas variantes religiosas desaparecen y sus falsos Mesías son desenmascarados por su muerte, tan vulgarmente humana como la de los demás, o por su propia boca, al no cumplirse sus profecías.
Como en el caso de Al Hakim, la vida y desaparición de W. D. Fard es otro apasionante enigma religioso. En 1930, en las calles del ghetto de Paradise Valley en Detroit, hace su aparición un vendedor de puerta en puerta: un personaje llamado simplemente W. D. Fard. Carismático, Fard funda el 4 de julio de ese año lo que más tarde se conocerá como el primer templo de la Nación del Islam. Fard pronto encuentra seguidores y entre ellos a Elijah Poole, destinado a convertirse el favorito de Fard, quien le cambia el nombre por Elijah Muhamad, Elijah será no sólo su continuador y discípulo, sino también su profeta. Fard anuncia a la comunidad que su verdadera identidad y labor serán reveladas por Elijah en su momento.
De W. D. Fard, se sabe muy poco; básicamente que durante cuatro años predicó en Detroit y más tarde en Chicago, donde Elijah Muhamad fundó el segundo templo de la Nación del Islam. Durante esos años, Fard, fue detenido y encarcelado, pero nada más. Fard desapareció en 1934. Su origen, fechas de nacimiento y muerte, nacionalidad, incluso su nombre permanecen hasta el día de hoy en el misterio.
A la desaparición de Fard, Elijah Muhamad revela la verdadera identidad del maestro: Fard es el mismísimo Alá. Ante la desaparición de W. D. Fard, como en el caso de Al Hakim, se dieron una vez más los rumores y especulaciones, diciéndose que fue asesinado, incluso circuló el rumor de que Fard había sido sacrificado por sus propios seguidores en un rito específico de la iglesia que fundó. Elijah Muhamad dirigió la Nación del Islam por los siguientes 41 años, hasta su muerte en 1975. Uno de sus hijos, Wallace D. Mohamad, heredó el liderazgo de la Nación del Islam y afirmó en 1976 hablar no sólo espiritualmente sino físicamente con Fard. Los más de 20 mil seguidores de la Nación del Islam están en espera del regreso de Fard para el juicio final y la destrucción de la raza blanca.
La importancia de la Nación del Islam (la iglesia fundada por Fard), fue la de formular primera vez en Estados Unidos un movimiento de supremacía negra. Basada en el Islam, la doctrina de Fard establece en pocas palabras, que la raza negra desciende directamente de dios, mientras que la raza blanca es tan sólo una raza de demonios creada por científicos y semidioses negros, y que está condenada a ser destruida por Alá para restablecer la supremacía negra. Diversos mitos existen acerca de esta iglesia, como la que dice que originalmente Malcom X, un importante afroamericano defensor de los derechos de la raza negra en los Estados Unidos, fue miembro de la Nación del Islam, y que años después de romper con la organización, ésta lo mandaría asesinar.
Otros miembros de la Nación del Islam son Mohamed Alí y Kareem Abdul Jaabar.
Esperanza de sus adeptos, tanto Al Hakim, como W. D. Fard, siguen siendo esperados… para imponer de acuerdo a ellos, la religión verdadera.

Publicado en thepoint.mx abril 4 de 2010