lunes, 26 de febrero de 2024

Sputnik, el tercer pasajero.

 


Esta cinta rusa de 2020 es uno de los mejores exponentes de la ciencia ficción reciente con grandes actuaciones y una trama compleja y bien armada.

Armando Enríquez Vázquez.

Zona de spoilers por favor ve la película primero y después lee la reseña y deja tu comentario.

Esta muy buena cinta de ciencia ficción de origen ruso, es una producción de 2020. Escrita por Oleg Malovichko y Andrey Zolotarev, dirigida por Egor Abramenko y con las actuaciones de Oksana Akinshina como la doctora Tatiana Klimova, Pyotr Fyodorov como el cosmonauta Konstantin Veshnyakov, Fedor Bondarchuk como el coronel Semiradov y Anton Vasilev como el doctor Yan Rigel. Cuatro personajes, cuatro actuaciones sólidas para una trama que no trata de impresionar con efectos especiales.

A un ritmo narrativo ruso; lento. Cómo la legendaria Solaris la trama de Sputnik se va cocinando de una gran manera, no queda ningún cabo suelto al final de la cinta, y la tensión siempre creciente se centra en el desarrollo de un conflicto básicamente ético y sobre la empatía y rechazo entre cada uno de los personajes.

La historia se sitúa en el pasado, no en el futuro. En la Unión Soviética de los años ochenta, con su totalitarismo y represión. La desconfianza por el otro y la sumisión ciudadana. La película comienza cuando una misión espacial regresa a La Tierra, no sin antes haber sufrido un incidente que no parece no tener explicación. Al momento del aterrizaje uno de los cosmonautas es descubierto con la cabeza abierta, el cerebro expuesto y sin parte de la cara. El otro, inconsciente se encuentra bien. La situación obliga a las autoridades a recluir a ambos cosmonautas en unas abandonadas instalaciones militares en Kazajstan, al mando del coronel Semiradov. El cosmonauta Veshnyakov al parecer no recuerda nada de lo sucedido antes de la entrada a La Tierra.

Semiradov viaja a Moscú para reclutar a la doctora Tatiana Klimova, quien está punto de perder su trabajo por practicar una terapia extrema en un paciente, esto mismo es lo que hace al militar recurrir a ella para tratar de descifrar la amnesia de Veshnyakov. Todo parece limitarse a un problema sencillo, incluso tal vez un trastorno de personalidad del cosmonauta, o simplemente una simulación, puesto que el hombre no ha perdido su personalidad bravucona, altanera y de macho ruso. Pero la historia que se le oculta a la psiquiatra es muy diferente.



Las propuestas de Klimova para descubrir la verdad sobre la supuesta amnesia del cosmonauta despiertan el celo del Doctor Rigel que se empeña en boicotear a Klimova y restar su opinión y metodos. Rigel no sólo siente un celo profesional, también muestra su machismo en contra de Klimova y el temor a perder su estatus en la jerarquía del campo.

Cada vez con mayor acceso a información en la dictatorial Unión Soviética, Klimova logra rastrear, una parte oculta de la historia del supuesto héroe espacial. La existencia de un hijo abandonado en un orfanato tras la muerte de su madre, y en las entrevistas con el cosmonauta descubre la posición egocéntrica de un hombre que se cree y siente un héroe soviético, incapaz de ver más allá de su ego, aunque también se entera de la ignorancia de Veshnyakov sobre el niño y su situación.

Hay otra verdad aún más terrible y siniestra los cosmonautas no llegaron solos a la tierra y un ser de otro mundo se ha alijado en el cuerpo de Veshnyakov y lo abandona por las noches mientras el cosmonauta duerme. Las mentiras de Semiradov y su intención real en cuanto al trabajo de Klimova: La urgente necesidad de separar al ser extraterrestre de Veshnyakov y convertirlo en un arma. Un arma que siembre el miedo del que la criatura se alimenta.

Como una obra de Chejov, una novela de Goncharov, o una cinta de de Mijalkov, en Sputnik es más importante lo que sucede al interior de los personajes que en el mundo exterior. El miedo, el coraje y la ética de Klimova. ¿quién es el héroe? ¿quién enfrenta sus miedos y actúa, o aquel que se limita a viajar para obtener la fama y el aplauso de sus connacionales? Frente a la corrupción del militar y la servidumbre de Rigel ante el sistema de escalafones y poder soviético está también el reto y la insubordinación de Klimova.

Historia de sobrevivientes, cada uno a su manera y cada uno con sus propios fantasmas y arrepentimientos.

Sputnik es una obra interesante cimentada en historias ya clásicas de la ciencia ficción como Alien de Ridley Scott, para al final demostrarnos como siempre que lo relevante al hablar de extraños seres de otros mundos es poder reflexionar sobre los seres humanos y sus inexplicables acciones en contra de sí mismos.

Sputnik se puede ver en Netflix.

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