jueves, 26 de agosto de 2021

Una adicta terriblemente tóxica.


 

La segunda temporada de Sky Rojo es infinitamente inferior a la primera a pesar de mantener la dinámica del absurdo y un solo personaje muy bien escrito.

Armando Enríquez Vázquez

La fuga más circular, inútil y poco lógica retomó su desquiciado ritmo. Netflix estrenó la segunda temporada de la serie Sky Rojo donde un trío de prostitutas intenta escapar de un trio de padrotes, psicópatas.

En este texto existe spoilers. Bajo tu riesgo leer después de este punto.

El personaje mejor escrito de la serie, sin duda es el más despreciable de todos; Coral (Verónica Sánchez) la puta por elección, la mujer sin amor propio, la adicta alucinada, que con sus malas decisiones, su adicción, su egoísmo, arrogancia y cobardía provoca todas las situaciones terribles de la serie y sobre todo en esta segunda temporada.

Es Coral el personaje más tóxico de toda la serie y por lo mismo el más entrañable. La candidez de Wendi (Lali Esposito) y Gina (Yani Prado), sus compañeras de fuga, así con la frialdad y falta de humanidad de sus antagonistas; Romeo (Asier Etxandia), Moisés (Miguel Ángel Silvestre) y Christian (Enric Auquer). Coral es el personaje al que se dedicaron los guionistas, en el que volcaron la creatividad, a los otros los dibujaron y así los dejaron correr a lo largo de los 8 episodios de la segunda y es gracias a ese complejo ser al que el espectador desearía desintoxicar para que finalmente lleve a cabo bien la fuga que no puede lograr, que habrá una tercera temporada.

Aunque en la segunda entrega se intenta mantener el absurdo y velocidad de la primera temporada, los constantes apartes de los personajes, los flashbacks y la caricaturización de lo que ya era un esperpento de una serie de acción dan como resultado final una entrega muy mediocre de lo que era una farsa desmedida. Los momentos de reflexión moralista que a veces son dictados más por la moda que por las necesidades reales de la serie.

La inmortalidad de Romeo, la relación kitsch de los hermanos Moisés y Christian, la aparición de la madre de ambos que termina asesinada por Romeo, son sólo renglones para matar el tiempo de los cortos episodios, de una trama que se salió de lo planeado, quiero pensar, porque el humor negro tiene un punto de no regreso en el que se convierte en simplemente ridículo.  Esto le sucede en más de una ocasión a la segunda temporada, también sucede porque el compromiso con el absurdo y la farsa se rompe por un muy ramplón sentimentalismo que pretende volver políticamente correcto lo que en un principio ni siquiera debería ser contemplado.

A pesar de las deficiencias severas del guión, son las actuaciones y la dirección lo que maquilla un poco la historia caricaturesca de la fuga sin fin. Verónica Sánchez ha hecho de Coral u personaje de muchas dimensiones, pero sobre todo la necia y detestable drogadicta que impide la felicidad de sus compañeras y el cierre para el final feliz en la cacería del coyote al correcaminos. Su actuación fuera de toda lógica, obedece únicamente a lógica de una drogadicta egocentrista.

Lali Esposito y Enric Auquer han logrado encontrar en sus personajes una manera de hacerlos atractivos y es una lástima que en la tercera temporada ya no veremos a Auquer; el padrote que se quiere redimir. Romeo es un personaje que se pinta de principal y en su unidemensionalidad y su inmortalidad se convierte en un verdadero estorbo de la serie.

A Sky Rojo le falta mucho, muchísimo para poder estar a la altura de Happy o de Preacher, pero creo que vale la pena de ver, por lo corto de los episodios y para desesperar con la tóxica Coral.


Imagen Netflix

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