lunes, 30 de octubre de 2023

Un campo de flores, petróleo y cadáveres.

 


La nueva cinta de Martin Scorsese no trata de exculpar a nadie, tan sólo retratar la avaricia y mezquindad de los anglosajones blancos sobre nativos entre otros.

Armando Enríquez Vázquez

Killers of the Flower Moon, presentada en los cines mexicanos como Los asesinos de la Luna es la más reciente película del octagenario Martin Scorsese, la número 26 entre sus ficciones, además de sus documentales. Killers of the Flower Moon aborda un nuevo escenario en su carrera.

Sí bien la cinta es otra de criminales, como la gran mayoría de las cintas del estadunidense descendiente de italianos, en esta ocasión Scorsese nos cuenta la historia de un grupo que siempre ha sido olvidado por la sociedad de Estados Unidos; los nativos americanos, los verdaderos dueños de la tierra.

La historia se basa en la Nación Osage que habita en el estado de Oklahoma aunque es originaria de las planicies del centro de lo que es hoy Estados Unidos y después se vieron forzados a migrar a Kansas y en una nueva migración forzada el gobierno de Estados Unidos los reubicó en su actual locación que en el siglo XIX era conocida como el territorio indio. Ahí y gracias al descubrimiento de yacimientos de petróleo los Osage se convirtieron en una nación millonaria. Los indígenas obtenían títulos que les daban la propiedad de la tierra y el derecho al usufructo del petróleo. Actualmente la Nación Osage cuenta con unos 20,000 miembros.

Mientras desde la ingenuidad y la posibilidad de adquirir bienes los Osage parecían ostentosos, los blancos desde su avaricia los timaban y encarecían todos sus productos, los que además vendían mucho más baratos a los otros anglosajones.

La historia que cuenta Scorsese es una ficción de uno más de los hechos del exterminio de los pueblos nativos en aras de la avaricia desmedida de los europeos, protagonizada por un hombre perverso llamado William Hale, conocido como Bill Hale El rey de las montañas de Osage interpretado en la película por el también octagenario Robert de Niro y uno de los actores recurrentes en las películas de Scorsese desde la década de los setenta. Hale se presenta como el benefactor de la comunidad cuando sus acciones y planes son exactamente lo opuesto; robar los derechos de suelo a los Osage para enriquecerse. De Niro lleva el peso de la cinta en su extraordinaria y contenida representación de este falso benefactor de los miembros de la comunidad, quien respaldado por sus sobrinos que son el brazo armado del viejo, ejecuta las más viles acciones.

Estos lobos con piel de cordero actúan de la misma manera que los otros miembros de la sociedad anglosajona que han llegado hasta el poblado indígena ganar dinero de una manera fácil, para ordeñar una riqueza que no les pertenecía. El principal objetivo de Hale y sus sobrinos son una familia de mujeres, cuyas muertes misteriosas y algunas veces brutales son sólo la punta del iceberg de la ignominiosa confabulación del político y hacendado blanco.

Leonardo di Caprio interpreta a Ernst Burkhart uno de estos sobrinos, quien por instrucciones de Bill se casa con Mollie (Lily Gladstone) una de las mujeres nativas de la familia. Pacientes tanto Ernst como Bill esperan la muerte de Mollie acelerando su diabetes. En el inter y mientras todos los derechos legales llegan a Mollie, Byron (Scott Sheppard), el hermano de Ernst se encarga de asesinar a una de las hermanas de Mollie y Ernst contrata a un sicario para que ponga una bomba en la casa de otra de las hermanas que acaba con toda la familia.

La historia en si desalmada, por razones obvias poco contada, cobra bajo la dirección de Scorsese y las actuaciones de de Niro y Gladstone principalmente, un proporción trágica. Killers of the Flower Moon no es una historia del glamour perverso de los mafiosos italo-estodunidenses, su torcido código de honor o la cotidianidad de los mandos medios, es una película de pura y desmedida avaricia. De los seres humanos en el más humano de sus momentos. De la ambigüedad moral de los anglosajones y su justicia racista y clasista.


La extraordinaria fotografía de nuestro compatriota Rodrigo Prieto complementa el extraordinario guión, la dirección y el trabajo de De Niro y Gladstone arman una película perfecta que además se llena de pequeñas actuaciones de actores y actrices reconocidos como Brendan Fraser, John Lithgow, Jesse Plemons, así como una serie de actrices y actores nativos americanos extraordinarios.

Mención aparte merece el epilogo de la cinta, narrado a la manera de una radionovela de mediados del siglo XX, en un enorme teatro y frente a público, en esta memorable secuencia final aparece en uno de sus ya conocidos cameos Martin Scorsese.

La cinta a pesar de la tres horas de duración, no tiene desperdicio y podemos decir que es una más de las grandes cintas de Scorsese.

Imagenes: Killers the Flower Moon

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