lunes, 5 de marzo de 2012

¿Dónde quedó el IFE ciudadano?

Estamos atravesando la veda electoral y lo único que se promociona en los tiempos oficiales es al árbitro de la contienda. Un árbitro que nada tiene que ver con el instituto ciudadano que debe ser. 

Armando Enríquez Vázquez
 
Hace muchos años, y no tantos, era en estos momentos cuando la contienda electoral se encontraba ya en plena efervescencia.  Eran días de grandilocuentes declaraciones y mítines llenos de acarreados. Hoy sin embargo, se vive una falsa calma que nada tiene que ver con lo que hemos visto el año pasado, el antepasado o los primeros días de 2012.
Un silencio que se siente incómodo, forzado, inusual  y hasta con cierto aire de censura. Vivimos algo que es contra natura en el ambiente político de México. La razón. Las nuevas reglas impuestas por el Instituto Federal Electoral. Un extraño impasse llamado tregua electoral. Uno más de los momentos protagónicos del ese nuevo IFE que nada tiene que ver con los ciudadanos y mucho menos con la democracia.
No hay promoción de partidos, ni candidatos por el momento, México debe olvidar que estamos a tan sólo cuatro meses de uno de los momentos más importantes en nuestra vida ciudadana y de la nación: La elección de un nuevo presidente. Pero debemos recordar cada cinco, o diez minutos que nuestra democracia de papel está supuestamente fundamentada en uno de los mayores elefantes blancos del país; el Instituto Federal Electoral. Sí en México hemos logrado hacer de la revolución un instituto político, porque no habríamos de hacer de la democracia un organismo decadente y corrupto como lo es el IFE. Somos ante todo un país, en el podemos transmutar los conceptos y traerlos a la realidad física, en la peor de sus representaciones materiales.
Cuando nació el IFE, la idea era que un organismo ciudadano vigilara las elecciones en aquellos tiempos manipuladas y manoseadas por el PRI, esa idea sencilla y trascendental para la trasparencia en México se convirtió en los últimos sexenios en uno de los órganos más corruptos y serviles con los que cuentan los partidos políticos y el estado mexicano. Lejos de asegurarnos la transparencia de los comicios, el IFE se ha convertido gracias a su dictador, perdón, Consejero Presidente, Leonardo Valdés, en un órgano censor. Un brazo más del menosprecio oficial por la inteligencia de la ciudadanía.
¿No es para todos nosotros indígnate el sueldo y las pocas acciones que los consejeros del IFE llevan a cabo a lo largo de seis años? Es una burla que se la pasen dictaminando  contra los medios, a quienes ven como los demonios a exorcizar en una contienda democrática, multando a los partidos como agentes de tránsito, y sean como siempre incapaces de lograr conteos rápidos y eficientes de las jornadas electorales y lo más importante de detectar a los grupúsculos fraudulentos que sexenio tras sexenio han logrado vivir y defraudar a los mexicanos creando partidos políticos fantoches. O permitiendo la subsistencia de partiduchos que de no ser por alianzas con las principales fuerzas políticas perderían el registro. ¿No se la han pasado justificando y validando el dispendio oneroso del erario público a los partidos? Incapaces de pedir a los partidos la autosuficiencia. ¿No es el colmo que como siempre el modelo federal, corrupto e ineficiente sea el modelo a seguir de 32 pequeños clones contrahechos e idiotas que pretenden ordenar las contiendas en los estados, siempre comiendo de la mano del partido gobernante en el lugar y sus bastardas autoridades?
Aprovechando la veda, impuesta por el organismo “ciudadano”, son ellos mismos;  El IFE, el IEDF, y otros similares (Se rumora qué están buscando una botarga que los unifique a todos, parece que una de Leonardo Valdés en gordito y bailarín frente a las casillas el día de la elección podría ser un éxito), los que se encuentran en plena campaña. Para mostrarnos como la democracia sin ellos no es posible en nuestro país, para unos ciudadanos tan tontos y tan apáticos como los somos los mexicanos,  sin  querer darse cuenta siquiera que mucha de esta mal llamada apatía es más una protesta ante la serie de corruptelas y perversiones legales que el Instituto ha permitido a los partidos.
Hoy, seamos sinceros y claros, la mayor aportación del IFE a la sociedad mexicana es, que es ahí donde se expiden nuestras identificaciones oficiales, donde los mexicanos cobramos personalidad jurídica ante las instituciones públicas y privadas. Gracias al IFE podemos cobrar un cheque o entrar a una junta en una empresa. Es un expendedor de identificaciones oficiales que nos sale muy caro a los mexicanos, porque de otra manera, el IFE, a los mexicanos no nos sirve para maldita la cosa.

Publicado en blureport.com.mx el 5 de Marzo de 2012 
imagen cortesía de pulso ciudadano

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