jueves, 24 de febrero de 2022

Honor y vergüenza.

 


La serie japonesa La periodista de Netflix muestra la visión milenaria del honor, frente a la voracidad y corrupción de los hombres de hoy.

Armando Enríquez Vázquez

Bajo advertencia no hay engaño, spoilers después de este punto.

Netflix estrenó la serie japonesa La periodista, por el título se puede pensar que la serie es una más en el género de periodistas vs el poder y la corrupción. Y lo es. Lo interesante de la visión de este conflicto está más allá del protagonismo de la periodista y el oscuro lugar desde que el siniestro personaje que maneja los hilos de la corrupción gubernamental en Japón. Lo llamativo en la serie es la postura de los sin voz y víctimas del fuego amigo de los entramados corruptos de los poderosos.

En un ritmo no siempre logrado y a veces exagerado en su lentitud y en su tono melodramático La periodista, cuenta la historia de un caso de corrupción al interior del gobierno japonés que implica la venta de tierras en favor de un empresario. Nunca vemos al primer ministro japonés, tampoco a su esposa que son las cabezas de la estafa. Como en la mayoría de los casos de corrupción que hemos visto a lo largo de todos los casos de corrupción contemporáneos en el mundo, los daños se dan en la cercanía de la cabeza del poder.

La reportera del diario Touto, Anna Matsuda (Ryoko Yonekuda), en la capital japonesa investiga y publica artículos en contra del empresario japonés y asesor del relaciones públicas del gobierno,  Shinijiro Toyoda (Yusuke Santamaría), quién cómo veremos mientras avanza la serie es el responsable de que el hermano de Anna Matsuda,  se encuentre en estado vegetativo debido a las presiones que recibió por demandar a Toyoda por los malos manejos de este en  los procesos de licitación para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

La investigación de Matsuda sobre Toyoda es frenada por los directores del diario, pues un nuevo escándalo comienza a aflorar en las noticias; la venta a muy bajo precio de unas tierras, en las que ahora se encuentra una academia educativa para jóvenes. Mientras las investigaciones gubernamentales amenazan con desatar un escándalo, por órdenes de la esposa del primer ministro japonés las cifras de todas las transacciones que se llevaron a cabo en la venta de los terrenos deben ser maquilladas para que coincidan y puedan pasar frente al congreso del gobierno japonés.

Tanto el jefe de la oficina de hacienda de la región de Chubu, como los funcionarios a su caro que son designados por el director y el ministro de finanzas japonés para maquillar el fraude están horrorizados por la orden. Kazuya Suzuki (Hidetaka Yoshioka) un funcionario que acaba de ser trasladado a la oficina de Chubu por su ex jefe, Kurosaki (Keisuke Hoashi), a quien Suzuki recuerda por su rectitud y honradez, es el más escandalizado. Se siente traicionado por este hombre que de manera no muy clara lo invita a trabajar con él en la oficina de Chubu. Lo que Suzuki y su esposa perciben en un inicio como un reconocimiento y honor a su compromiso como funcionario público, termina siendo un estigma y vergüenza que llevan a Suzuki al hospital y más tarde al suicidio. La deshonra como la percibe Suzuki y muchos japoneses no sólo lo mancha a él, si no a su esposa y toda su familia. Y tiene que ver con hacer algo deshonesto en su trabajo. En este caso Suzuki, siente que ha traicionado el ideal de un funcionario público de ser servidor de los japoneses.

Por otro lado, el funcionario Shinichi Murakami (Go Ayano) quien sirve de enlace entre la mujer del primer ministro y el jefe de gabinete para llevar a cabo las maniobras fraudulentas en el caso del fraude inmobiliario, al iniciar las filtraciones es removido de su puesto, para que no sea visible y enviado a los sótanos de la inteligencia japonesa, su misión descubrir a los principales promotores de las audiencias en el congreso, así cómo a cualquier periodista insistente en el tema.  Bajo la presión de su jefe, de Toyoda y del jefe del gabinete, Murakami es obligado a investigar a Matsuda y así descubre al hermano, quien antes de su derrame fue su compañero de trabajo, Murakami también se desploma ante la vergüenza de sus acciones y lo que ha encubierto para los altos mandos políticos de Japón.

En paralelo corre la historia del sobrino de Suzuki, Ryo (Ryusei Yokohama), que es repartidor del diario Touto, apático frente a los diarios, la información y la vida en general. Ryo cambia cuando es buleado por su compañera de trabajo, una joven estudiante que aspira como todos los jóvenes japoneses a un trabajo en una empresa compitiendo contra toda su generación. Ryo comienza a interesarse por su compañera de trabajo, y al final ella será la que no obtiene el puesto deseado y tiene que regresar a su prefectura, mientras Ryo que además es sobrino de Suzuki y ayuda a Matsuda, quien además se convierte en su mentora, termina eligiendo el ser periodista y consigue un trabajo en Touto.

La historia está basada en el libro del mismo nombre escrito por la periodista japonesa Isoko Mochizuki que se ha preocupado por develar la corrupción que se asienta en poder político japonés y que ha resultado intimidada por el gobierno de su país por sus investigaciones y posición incómoda para el gobierno japonés.

La concepción del honor, la vergüenza y de la traición de empresarios y gobernantes en Japón, que se da en todo el resto del mundo, son lo que hay que resaltar en esta serie que tiene sus momentos trascendentales, pero ante todo la reflexión obligada sobre lo que la aldea global tiene que decir sobre la impunidad y arrogancia con la que se gobierna afectando los valores éticos y morales de las mayorías gobernadas.

imagen: Netflix

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