
Parece salido de la imaginación de un guionista, pero es uno de los más importantes científicos del siglo XX, sus inventos y descubrimientos aun son de utilidad en la era de las computadoras, casi un siglo después de su muerte.
Armando Enríquez Vázquez
De la película “El gran truco”, destaca aquel personaje enigmático, interpretado por David Bowie, recluido en las montañas de Colorado haciendo experimentos con la electricidad, obviamente lo único cierto de esa “anécdota” es el nombre: Nikola Tesla , así como la gran mayoría de los experimentos presentados en la cinta. Tesla gozó en su momento de gran renombre y su laboratorio de Nueva York era visitado por gente como Mark Twain, financieros y gente de la farándula de finales del siglo XIX.
Nikola Tesla fue una de las  más grandes mentes de los siglos XIX y XX, sus descubrimientos y  aportaciones a la ciencia todavía son parte de la tecnología de nuestros  días. Solitario por naturaleza, se mantuvo durante toda su vida como un  investigador independiente, sus estudios y experimentos fueron  financiados por algunos de los más grandes capitalistas norteamericanos,  por él mismo o por su muy cerrado grupo de amigos y colaboradores.
Tesla nació el 9 de julio de  1856 en el pueblo de Smiljan, Croacia, hijo de un sacerdote cristiano  ortodoxo. A los cinco años, Tesla diseñó una pequeña rueda para un  molino de agua, que mas tarde recordaría en la elaboración de su turbina  eléctrica, además de otras invenciones dignas de un niño, como un motor  de dieciséis escarabajos de fuerza. Cuando llegó el momento de estudiar  la carrera Tesla lo hizo en la ciudad de Graz, pero la muerte de su  padre y su vida de borracheras y juego le impidieron terminar los  estudios. Su inquietud por la energía eléctrica quedó por un momento  sólo en su mente, pues no podía pagar la construcción de los prototipos  con los que soñaba. Sin embargo, en su trabajo en el telégrafo de  Budapest, su habilidad fue reconocida y lo promovieron al área de  ingeniería. Más tarde gracias a unos amigos de la familia consiguió un  trabajo en la subsidiaria europea de Edison y se trasladó a Paris. Su  jefe, reconociendo las cualidades del joven científico, le dio una carta  de recomendación y la dirección de Thomas Alva Edison. Tesla llegó a  los Estados Unidos en 1884, el mismo año que la estatua de la Libertad.
El trabajo con Edison duró  poco, pues los dos hombres congeniaban poco, pero  peor aun, mientras Edison apoyaba la corriente directa, Tesla trataba de  imponer el sistema de corriente alterna. Entonces empezó una guerra  entre la compañía de Edison y la que con ayuda de Westinghouse y el  legendario banquero J.P. Morgan Tesla creó, Nikola llegó a experimentar y  lograr la transmisión de energía eléctrica sin cables, fue cuando  huyendo de los espías de Edison se refugió en Colorado para hacer sus  experimentos. Para que nadie supiera de sus logros, al dar por  terminados de manera exitosa sus experimentos Tesla desmanteló y  destruyó su laboratorio. Sabemos por las crónicas de la época que las  montañas de Colorado se iluminaban con rayos espectaculares y que alguna  ocasión Tesla provocó un apagón en toda la región.
LA BATALLA POR  LA ENERGÍA: TESLA VS. EDISON
La rivalidad entre los dos  hombres llegó a tal grado que afectó al premio Nobel. En 1915 varios  periódicos norteamericanos filtraron el hecho que ese año los ganadores  del premio de física serían Edison y Tesla. Sin embargo, ninguno de los  dos resultó ganador y se anunció al profesor William H. Bragg y su hijo  por sus trabajos con rayos X como los nuevos Premio Nobel. Los  historiadores y los biógrafos de los científicos tienen versiones  encontradas; hay quienes dicen que Tesla al enterarse, advirtió que iba a  declinar el premio pues había una gran diferencia entre un descubridor y  un simple un inventor. Por su parte, los defensores de Edison dicen que  el magnate iba a declinar el premio, aunque se dice que la decisión del  comité Nobel satisfizo a Edison por el simple hecho de que Tesla no  recibiría los veinte mil dólares del premio que tanto le hubieran  ayudado en el financiamiento de sus investigaciones. 
A Tesla debemos aportaciones a  la vida de la humanidad como la corriente alterna, el radio, los  principios para el radar, los primeros robots, pues construyó barcos  prototipos para la marina de Estados Unidos durante la I Guerra Mundial,  al igual que las transmisiones inalámbricas. En sus más excéntricos  proyectos, Tesla hablaba de poder comunicarse con inteligencias  extraterrestres en la cuales creía. Su mayor fracaso fue “la torre de  Wardenclyffe”, destinada a la comunicación inalámbrica a largo del  Océano Atlántico. Nunca pudo conseguir los recursos suficientes para  terminarla. 
Igualmente “el rayo de la  muerte”, un arma con la que Tesla esperaba derribar aviones en vuelo y  atacar a ejércitos. En algún momento Tesla aseguró que podía partir al  planeta por la mitad como una manzana, sí contaba la energía suficiente.  
MAL DE GENIOS:  LA LOCURA
Tesla, como todos los  solitarios, fue un hombre de obsesiones y rutinas; siempre alerta de los  gérmenes que pudieran contagiarle otros seres humanos, sentía una gran  aversión por los aretes de las mujeres, especialmente aquellos que  tuvieran perlas, y amaba a las palomas, las cuales hasta sus últimos  días, alimentaba y cuidaba. Prefería comer solo pues de esa manera podía  calcular perfectamente el volumen contenido en los platos de sopa y de  las tazas de café, así como utilizar dieciocho servilletas de tela a la  hora de la comida.
Días antes de su muerte llamó  a uno de sus asistentes y le pidió llevar un sobre al señor Samuel  Clemens a una dirección específica. El hombre buscó la dirección sin  encontrarla y regresó para informarle a Tesla lo ocurrido. Tesla furioso  lo despachó de nuevo, diciéndole que su amigo estaba en serios  problemas financieros y que debía entregarle el sobre. El asistente  confundido terminó preguntándole a otro de los empleados de Tesla, quién  sorprendido le dijo que esa dirección ya no existía y que pertenecía al  primer laboratorio de la compañía de Tesla, en cuanto a la persona era  el nombre verdadero del escritor Mark Twain, quién había muerto 25 años  antes. El asistente regresó y le entregó el sobre a Tesla quién se negó a  recibirlo y mucho menos a aceptar la muerte de su amigo. Tesla afirmaba  que el escritor lo había visitado la noche anterior y habían estado  platicando durante más de una hora. El sobre contenía veinticinco  billetes de dólar para ayudar a su amigo. 
Tesla murió al otro día de  una falla cardíaca mientras dormía, en su cuarto del hotel New Yorker.  Era enero de 1943 y tenía 88 años de edad. A pesar del éxito de sus  descubrimientos y sus patentes, el inventor murió con muchas deudas.  Meses después de su muerte la Suprema Corte de los Estados Unidos lo  reconoció como el inventor de la radio.
Al saber de su muerte, el FBI  confiscó sus papeles por considerarlos un secreto de estado, se dice  que eran más de 80 baúles conteniendo sus experimentos y  descubrimientos. Durante más de veinte años estos papeles pasaron de  agencia en agencia en los Estados Unidos, algunos se “perdieron” o  parecen no haber llegado nunca a su destino. Hoy se encuentran, la  mayoría, en propiedad del gobierno croata en Belgrado, en el Museo del  gran científico, donde algunos se han traducido, otros, “los que no  tienen importancia” permanecen en inglés.
Publicado en thepoint.com.mx
14 de abril de 2010
