martes, 18 de mayo de 2010

Un hombre, un automóvil, una intriga


UN TORPEDO QUE SE QUEDÓ EN EL CAMINO

Por Armando Enriquez

Siempre detrás de la historia de una gran empresa, de un creador y su ambición, existe la mezquindad de otros seres humanos. Este es el sueño americano hecho añicos por los pilares de la industria automotriz de los Estados Unidos.

Al terminar la II Guerra Mundial ninguna de las tres grandes compañías automotrices norteamericanas, Ford, General Motors y Chrysler, habían sacado a la venta un nuevo modelo. Sus esfuerzos y plantas habían estado dedicados a la guerra. Se dice que el público estadounidense estaba ansioso de nuevos modelos. Surgen entonces modelos de compañías pequeñas y nuevas, como el Studebaker.

Esta es la historia de un hombre que desarrolló un modelo llamado Tucker Torpedo, del que se dice puso a las tres grandes compañías en problemas. El carro ofrecía grande innovaciones en la industria automotriz. Algunas de ellas están incorporadas en los automóviles de hoy: frenos de disco, suspensiones independientes para cada rueda, un motor trasero de seis cilindros con inyección mecánica de gasolina y refrigeración de aire, así como caja de dirección automática. Sus características en cuanto a la seguridad incluían; cinturones de seguridad, un parabrisas hecho con vidrio inastillable, y el tablero estaba acolchonado para evitar que en una colisión el conductor sufriera daños al estrellarse. Un tercer faro en medio del frente del auto ayudaba a iluminar durante las curvas sobre todo para aquellos que manejaban en carreteras, pues un estudio de la época demostraba que más del 60% de los accidentes en carretera se debían a una pobre iluminación. Su rendimiento en gasolina era mayor a los 20 Kilómetros por galón. El Tucker Torpedo era llamado “El auto del mañana”.

En 1949 el sueño desapareció por una serie de juicios de fraude y malversación contra su creador y otros siete miembros de la compañía.

Preston Thomas Tucker nació en Capac, Michigan en 1903. Tucker creció cerca de Detroit y trabajó en plantas de Ford, Chrysler y sobre todo en la armadora de Cadillac. Amante de los autos se dice que Tucker aprendió a manejar a los 11 años; en su juventud trabajó como policía de Lincoln Park, Michigan, donde fue suspendido por correr con las patrullas.

Más tarde en 1930 Tucker diseño, sin mucho éxito, automóviles de carreras para Ford Motor Company, junto con Harry Miller, quien se volvería su socio. Al mismo tiempo y aprovechando los vientos de guerra que soplaban en Europa, Tucker comenzó a diseñar vehículos armados. El gobierno holandés encomendó a Tucker y a su socio diseñar un vehículo que pudiera con el terreno irregular y fangoso de Holanda. Sin embargo, la invasión alemana de Holanda acabó con la negociaciones del ingeniero norteamericano, quién ya había construido varios prototipos. Tucker decidió entonces presentarlos a la milicia de su país, pero éste los rechazó pues el modelo de Tucker excedía los límites de velocidad especificados por el ejército de los Estados Unidos, Pero la torreta diseñada por Tucker para su vehículo llamó la atención, y la armada norteamericana la utilizó en algunas lanchas, y más tarde en los modelos B-17 y B-29. Los planos de su vehículo fueron utilizados años después para construir el primer Jeep.

Tucker no hizo mucho dinero con la torreta, pues como muchos hombres y empresas en tiempos de la guerra donó la mayor parte de su trabajo a la causa. Tras un fallido intento en la industria de la aviación. Tucker regresó a Michigan en 1943 y fundó Tucker Car Corporation. Compró de los sobrantes de la guerra una enorme fábrica en las afueras de Chicago.

Y entonces diseñó el auto. El diseño y las expectativas que surgieron del automóvil hicieron creer a Preston Tucker que tenía el éxito asegurado, y entonces vino el revés.

El gobierno de Estados Unidos, a través de la Comisión de Seguridad e Intercambio (SEC, por sus siglas en inglés), decidió investigar a Tucker y su empresa, pues existía el antecedente de una empresa automotriz que había defraudado al gobierno americano al malversar fondos federales. Tucker, sin embargo, no utilizó ningún fondo federal y se ha especulado que las acciones en su contra fueron planeadas por las tres grandes automotrices americanas, en confabulación con el senador por Michigan Homero Ferguson. Más tarde, periodistas del sector automotriz, al parecer pagados, también por los principales fabricantes de autos, se dedicaron a descalificar el Tucker Torpedo, llamándolo un fraude de hojalata. La mala publicidad hizo dudar a los inversionistas y Tucker no pudo cumplir con las expectativas de producción. Después de las “investigaciones”, se le fincaron cargos de fraude tanto a él como a siete de sus colaboradores.

El fiscal presento únicamente como testigos a ex empleados de Tucker Corporation, que hablaron sobre los diferentes procesos de la línea de producción. En uno de los actos inolvidables del juicio, el abogado defensor Daniel Glasser no presentó ningún testigo de la defensa y se limitó a declarar ante el tribunal: “Es imposible presentar una defensa cuando no ha existido ofensa alguna”.

Tucker y sus colaboradores fueron declarados inocentes en 1950, pero el daño ya estaba hecho: la fábrica había cerrado por sus crecientes deudas. Sólo cincuenta y un Tucker Torpedos fueron construidos, y el modelo deportivo Tucker Talismán solo se quedó en el diseño. El optimismo de Tucker era enorme y se dice que al salir del juicio dijo: “Hasta Henry Ford, falló la primera vez”. Ese mismo año, Preston Tucker se asoció con el diseñador de autos Alexis de Sakhnoffsky para construir un automóvil deportivo en Brasil, que se llamaría Carioca Sin embargo, Preston Tucker murió antes de concluir un prototipo del carro en 1956 de cáncer pulmonar.

De los 51 Tucker Torpedo producidos, todavía existen la mayoría, muchos en buenas condiciones. El precio original de un Tucker Torpedo era de 2,450 dólares, hoy en día su precio promedio se estima en 200 mil dólares, y existe el antecedente de que uno de estos autos fue vendido en 700 mil dólares. ¿Un empresario desafortunado, o un pastel dividido en tres que no quiso ser compartido?

publicado en thepoint.com.mx mayo 2010

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